Es porque están atentos a una mayor morosidad. En muchos casos, cada cliente debe solicitar el ajuste y el banco evalúa con un scoring en el que ponderan no sólo el salario, sino también la antigüedad en el empleo, sus atrasos, la cantidad de tarjetas que usa el individuo en el sistema y si tiene otros préstamos.
Cautela. Precaución. Son las dos palabras que más mencionan en la gerencia de Riesgos de las principales entidades. “Nosotros no tenemos política de aumento masivo por un tema de riesgos”, dicen
Lo que hicimos este año fue no hacer el aumento generalizado y masivo de clientes en los límites de compra con tarjeta que siempre solíamos hacer. El cliente que quiere que se lo suban lo tiene que pedir y lo calificamos”, admite el vicepresidente de uno de los bancos más importantes de la Argentina.
“En nuestro caso, no estamos aumentando el límite de compra desde hace un tiempo, salvo que el cliente pida y lo evaluamos”, confiesa el directivo de otra entidad.
“Nosotros subimos en promedio un 34% los límites de compra, pero sólo a un cuarto de nuestra clientela. Al resto, no”, confiesa el ejecutivo de otro de los grandes bancos del país consultado para esta nota.
Cautela. Precaución. Son las dos palabras que más mencionan en la gerencia de Riesgos de las principales entidades.
“Nosotros no tenemos política de aumento masivo por un tema de riesgos. El dinero de la tarjeta es una incógnita para todos y, por ley, los bancos no podemos cortarle los plásticos a nadie hasta que termine la vigencia del contrato. Si una entidad quiere, el mes que viene deja de dar préstamos personales, pero el plástico no lo puede cortar. Aunque siempre el contrato es de renovación anual, más allá de lo que diga el plástico. Por lo tanto, cada año tenemos el derecho de revocarlo”, sostiene el ejecutivo de otro banco.
“A un cliente que recién entra al banco le das el equivalente a un sueldo para comprar en un pago y otro sueldo para comprar en cuotas. Pero si no cobra su sueldo en el banco, le das un solo sueldo. Con el tiempo le aumentás el límite en función del porcentaje de uso de su límite, cantidad de depósitos en el banco y obviamente, ingresos”, comenta el directivo.
En alerta
Alejandro Banzas, economista jefe de Reporte Económico, advierte que los bancos están atentos a una mayor morosidad: “No existe un criterio uniforme. Los bancos suelen trabajar con un scoring en donde ponderan no sólo el salario, sino la antigüedad en el empleo, sus atrasos, la cantidad de tarjetas que usa el individuo en el sistema y si tienen otros préstamos. También varía si la persona cobra su sueldo por ese banco. Es difícil que el ajuste sea automático: cada cliente debe solicitarlo y el banco evalúa”.
Fernando Garabato, socio de Finanzas Corporativas de BDO, señala que esta práctica se da porque los bancos necesitan plata para fondear la tarjeta y, ante un contexto de tasas que empiezan a bajar, son cuidadosos con las tasas activas: “Además, se te achica el universo al haber tasas máximas impuestas por el Central”.
Andrés Méndez, director de AMF Economía, recalca que, si bien los últimos datos marcan un aumento de la morosidad, es más reducida que la de hace un año atrás y se ubica por debajo de la de préstamos personales: “La mora en tarjetas está apenas por encima del 2%, un porcentual lógico considerando las restricciones que afectan a los ingresos de los consumidores en 2014. La estrategia de las entidades consiste en minimizar los riesgos a través de la no corrección de los márgenes de gasto y financiación. Los reducen en términos reales, al no contemplar el deterioro que produce el crecimiento de los precios internos en dichos montos”.
Banzas coincide en que la irregularidad crece moderadamente y todavía no es preocupante: “La inflación implica que la gente tiene una ilusión crediticia que a través de la tarjeta permite contener en parte la pérdida de capacidad de compra del salario. El impuesto a las ganancias impacta también y los bancos se ponen más selectivos a la hora de incrementar los límites crediticios. Sabido es que los bancos sostienen la incobrabilidad con tasas de interés más altas y por eso el BCRA ha puesto más énfasis en controlar las tasa que cobran al consumo”.
“Por otra parte, dado que la propensión a consumir es mayor en aquellos sectores de ingresos reducidos, es de esperar que éstos requieran una mayor relación entre sus márgenes y sus ingresos frente a aquellas personas que poseen recursos más elevados, que tienen capacidad de ahorro. Más del 30% de los individuos que registran deudas con las entidades financieras no sobrepasan los $ 5.000, un valor que cómodamente es asimilable a un ingreso mensual. Esto quiere decir que los riesgos son reducidos y lo suficientemente atomizados”, remarca Méndez.
Para Alejandro Cosentino, CEO de Afluenta, el hecho de no aumentar los límites “es una manera histórica en que los bancos recortan la asistencia crediticia”.