El equipo económico cree que la volatilidad de las cotizaciones paralelas se debe a fondos del exterior que buscan salir de inversiones en pesos. Para el mercado, el BCRA deberá depreciar más rápido tras las elecciones
El Gobierno niega que la caída en las reservas del Banco Central haya implicado un cierre a la canilla de importaciones, un reclamo que se elevó entre ejecutivos del sector en las últimas semanas. Desde el equipo económico, de todas formas, insisten en que no habrá una aceleración de la devaluación del dólar luego de las elecciones de noviembre y aseguran que las presiones cambiarias “están dentro de lo esperable”.
En los últimos días, la mayor cantidad de ventas de divisas que necesitó realizar la autoridad monetaria desde agosto hasta bien entrado septiembre suscitó algunas quejas de empresarios de la importación, por un motivo habitual en el toma y daca entre los importadores y el Ministerio de Desarrollo Productivo: cuál es el ritmo de aprobación del acceso a los dólares a precio oficial para comprar insumos o bienes en el exterior.
Recientemente el gerente general de la Cámara de Importadores, Fernando Furci, mencionó que “cuando los dólares empiezan a escasear siempre se dan estas situaciones donde cuesta un poco más obtener las autorizaciones para nacionalizar materias primas, insumos semielaborados y también productos terminados”, dijo el ejecutivo.
Fuentes del mercado señalan algunos sectores en particular que experimentarían en estas semanas, aseguran, problemas para contar con autorizaciones oficiales, como la industria automotriz, los insumos de vidrio y hasta pelotitas de tenis, según se mencionó públicamente.
El circuito para ingresar al Mercado Único Libre de Cambios (MULC) incluye paradas ante Desarrollo Productivo -la oficina de administración del comercio exterior está bajo su órbita-, AFIP y el Banco Central. El Gobierno suele reclamar ciertas proyecciones de inversión a las empresas para abrir la canilla de dólares a precio mayorista, con lo cual aplica un filtro para determinar hacia qué empresas o sectores fluirán o no las divisas.
“Nuestra misión es administrar los dólares, estamos para eso”, repite un alto funcionario del equipo económico. En un despacho oficial mencionaban que las quejas importadoras a esta altura del año era algo esperado en el Gobierno, lo que atribuyen a que un incremento en la brecha cambiaria hace más “tentador” sobrefacturar importaciones y conseguir más divisas a precio oficial.
Fuentes del Ministerio de Desarrollo Productivo se defienden con números del reclamo importador sobre un ajuste en la velocidad de aprobaciones de operaciones de comercio exterior. En ese sentido, apuntaron -con datos hasta fines de agosto- hay un 16% más de importaciones que en 2019.
La presión sobre la brecha cambiaria, uno de los motivos que elegía leer un funcionario sobre los motivos de la queja empresaria, forma parte de la lista de preocupaciones del equipo económico, algo que incluso admite en público el ministro de Economía Martín Guzmán y también de las conversaciones con el equipo técnico del Fondo Monetario Internacional.
Fuentes del equipo económico afirmaron que “la presión sobre los dólares financieros está dentro de lo esperable en un contexto electoral y cuando todavía existen fondos del exterior con tenencias de títulos públicos que presionan por dolarizarse”.
“La oferta privada de divisas que suele haber en esos mercados se retrae en esta época y eso genera una mayor tensión. Hay algunas operaciones de dolarización contra títulos y bonos de muy baja liquidez, lo que desvirtúa un poco el precio”, consideraron desde uno de los despachos principales de la política económica del Gobierno.
“La referencia sobre títulos más líquidos se mantiene en una dinámica de mayor estabilidad”, continuaron y por último aseguraron que el Banco Central “tiene el poder de fuego para mantener estable el dólar que se utiliza para la actividad económica”, concluyeron.
Otra fuente arriesgó además que no habrá, en lo que resta del año, una aceleración en el ritmo de devaluación del dólar mayorista que administra el Banco Central, una tesis que disputan en el mercado e incluso economistas que orbitan al oficialismo, aún sin tener sillas en el equipo económico.
En ese sentido, la consultora Equilibra había mencionado en un informe reciente que “después de las generales de noviembre deberíamos esperar movimientos en el mercado de cambios, ya sea mediante una aceleración del ritmo de devaluación o un salto discreto”, mencionó.
Para eso, ejemplificaron: “En los seis meses posteriores a las elecciones primarias de 2013, 2015 y 2019, el tipo de cambio real (contra el dólar estadounidense) ajustó un 18%, 34% y 14%, respectiva mente. Durante los seis meses previos, la apreciación real había alcanzado el 1%, 4% y 6%, respetivamente. Este año, se acumuló hasta septiembre una apreciación del 7%”, explicaron.
Un economista con afinidad con el Frente de Todos tampoco coincidía con el diagnóstico oficial. “El ritmo de depreciación cambiaria va a tener que acelerarse, el año que viene o después de las elecciones. Con la inflación que tenés y con perspectiva para el año que viene, hay una presión para acelerar porque sino acumulás un atraso que no se sostiene y eso primero lo vas a sentir en la brecha”, anticipó.
Y además de los propios condimentos del contexto político, el economista mencionó al nuevo paquete de medidas que piensa el Gobierno para las próximas semanas. “Después de las elecciones no va a tener sentido seguir poniendo tanto esfuerzo en contener las presiones. Si ya venías acumulando una atraso sumale este paquete, va a ser más presión sobre la brecha”, explicó.
Para la consultora Ieral, de Fundación Mediterránea, “el cambio de dinámica respecto del primer semestre ya tiene consecuencias”, en referencia al fin del ciclo de la primera mitad de año en que el Banco Central acumuló reservas -incluso más de las que preveía a principio de año por el aumento en el precio de los commodities- y el inicio de la temporada de ventas.
“Desde el pico de mediados de este año, las reservas netas del Central han descendido en 2.000 millones de dólares. Parece evidente que, con un tercer trimestre de 2021 dentro del patrón del 2020, intentar para el cuarto trimestre una política más ‘agresiva’ del lado del gasto público habrá de tener serias consecuencias en materia de pérdida de reservas, acumulación de deuda del Banco Central y presiones inflacionarias futuras”, concluyeron desde Ieral.
Para Equilibra, “al menos hasta las generales del 14 de noviembre, el BCRA muy probablemente sostendrá el ritmo de devaluación en torno al 1% en el promedio mensual, más de un punto y medio por debajo de la inflación estimada. Pero la mayor emisión monetaria de las próximas semanas para financiar la expansión del gasto público presionará las cotizaciones financieras e impulsará al Central a seguir resignando reservas tanto en el mercado oficial como en el de bonos”.