Se podría haber dado hace 3 semanas, pero el endurecimiento de las medidas cambiarias y los llamados a agentes de Bolsa y a bancos para evitar las transacciones en dólares alternativos demoraron el momento, hasta que la presión de los clientes ante la proximidad de las elecciones pudo más
El Gobierno extravió en la semana dos de los objetivos más preciados para recuperar votos en las elecciones de medio término del 14 de noviembre próximo. En tres días se dispararon, el dólar con las consecuentes expectativas de devaluación, y los precios.
Poner más cepo cambiario y, después de autorizar aumentos, retrotraer los precios al primer día de octubre en un congelamiento que está más llamado a disfrazar las mediciones del Indec que a bajar los precios, fueron los detonantes.
Esta situación se podría haber dado tres semanas antes. Pero, tras el endurecimiento de las medidas cambiarias, hubo advertencias telefónicas a agentes de Bolsa y a bancos de que eviten las transacciones en dólares alternativos. Durante dos semanas y media hicieron caso, pero la presión de los clientes ante la proximidad de las elecciones pudo más. El congelamiento de precios afecta a las empresas, los más grandes clientes de los bancos y provocó la explosión del dólar, del incipiente desabastecimiento y de la mayor intervención en el mercado cambiario que se va a transformar en una mayor pérdida de reservas.
Inventario
Si se hace un inventario de lo que cambió el mercado en los últimos tres días, se podrá entender con claridad porque esta semana puede seguir subiendo el dólar y sobrepasar los $ 200. Estos fueron los efectos de los mayores controles:
1-De comprar USD 100 millones promedios diarios, el Banco Central en las últimas tres ruedas compró 5 millones.
2- En tres días el “blue” subió $ 8 (+4,81%) al récord de $ 196 y el contado con liquidación perforó la barrera de los $ 200.
3- El Banco Central tuvo que gastar casi USD 7 millones de dólares para controlar el dólar alternativo oficial contra el Bono AL30D y además intervenir por segunda rueda consecutiva en un mercado donde nunca había intervenido: el del GD30D; allí no hay límites para operar. En ambas ocasiones lo hizo en los 15 minutos finales para que el dólar MEP, el más demandado cierre a $ 188,50 cuando en el Senebi, el mercado donde los negocios se hacen directamente entre el agente y el cliente sin que su precio figure en pantalla fue de $ 192,28. El contado con liquidación operado contra Letras de Descuento en esta plaza, cerró a $ 200,15.
4- El riesgo país, que subió 15 unidades a 1.667 puntos básicos, es el más alto desde que el país salió del default el 10 de setiembre de 2020.
5- Demanda anticipada de alimentos en los supermercados para evitar el congelamiento. Góndolas semivacías y faltas de productos. Cambios de envases principalmente en productos de limpiezas para quedar afuera de las listas.
6- Caída del consumo porque la gente va a elegir comprar dólares por sobre todas las necesidades secundarias.
7- Más pesos circulando en la plaza que avalan un aumento de la demanda de divisas.
Lanzado e imparable
Todas estas consecuencias, hacen que el dólar esté lanzado y sea imparable por mucho tiempo. No le extrañe a nadie que esta semana supere el techo de los $ 200 ante la impotencia del Central de frenarlo porque cada vez que pone controles, el dólar renace en valores más altos.
Se duplicó en la Bolsa local la demanda de ADR’s -certificados de tenencias de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York-. En las últimas dos ruedas negociaron alrededor de 4.000 millones. Los ADR’s o Cedears, cotizan el precio del dólar contado con liquidación más alto. El ADR’s de Banco Galicia operó a un precio que equivale a un dólar de $ 200,26.
Crece la demanda de linked dollar, los bonos atados al precio del dólar oficial porque apuestan a la devaluación.
La tasa implícita en el mercado de futuros entre diciembre y enero próximos llegó al equivalente de 71% anual.
La única buena noticia llegó de Brasil donde el dólar después de alcanzar el valor más alto desde el 20 de marzo pasado, de 5,775 reales, cedió a 6,6250. Para lograr este retroceso, Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil debió dar marcha atrás con su idea de aumentar el gasto público algo que, obviamente, en la Argentina no sucederá.