Mientras la intervención oficial para contener los distintos valores de la divisa sigue en alza, la caída de los bonos dejó el riesgo país en un nivel récord
El escenario se está derrumbando antes de tiempo. El Gobierno pensaba llegar a las elecciones con el dólar en calma y el riesgo país en niveles aceptables. Nada de eso ocurrió. El riesgo país está en el récord post default (1.704 puntos) y el dólar parece imparable, lo que obligó al Banco Central a intervenir en la plaza donde muy pocas veces incursionó: la de los bonos GD30, que se supone que se opera con libertad y sin restricciones.
El Banco Central había sobrepasado este límite tres veces. La primera de ellas, la semana pasada, para evitar que el dólar MEP libre alcanzara cifras indeseadas. Esta vez, cuando el MEP se encaminaba a los precios récord, en los 15 minutos finales vendió bonos GD30D en dólares contra pesos, por debajo del precio de mercado y consiguió que cerrara en $ 193,70 un valor similar al de la rueda anterior. En esta plaza, el contado con liquidación, con escasos negocios, terminó a $ 204,74.
En el Senebi, que es el mercado donde las intervenciones no llegan porque los precios negociados no aparecen en las pantallas, el contado con liquidación cerró a $ 205,15 contra las Letras de Descuento a 48 horas que vencen a fines de este mes y a $ 205,73 cuando se operó contra acciones del Banco Galicia.
El contraste con la plaza oficial, donde el cupo de negociaciones por cliente es de USD 50 mil nominales (USD 18 mil cash) por semana en el bono AL30, el precio, tras una intervención de casi USD 15 millones, del MEP y el contado con liquidación siguieron sin cambios en $ 179,23 y $ 179,33, respectivamente. Una irrealidad absoluta.
El “blue” ante estos cambios, estuvo vacilante. Subió a $ 198 a poco de comenzar la rueda, para volver, ayudado por manos amigas del Gobierno que salieron a ofrecer divisas, a su precio original de $ 197 y finalizar en $ 198. En otras palabras, aumentó $ 1 y quedó a $ 2 del psicológico valor de USD 200.
La fuerte suba de casi $ 4 del contado con liquidación, derrumbó a los bonos de la deuda con legislación extranjera. Hubo títulos que perdieron más de 2% de su paridad e hicieron elevar el riesgo país en 15 unidades (+0,9%) al récord post default de 1.679 puntos básicos a pesar de que bajaron los bonos del Tesoro de Estados Unidos, que son los que se utilizan como referencia para calcular este indicador. Algunos de los títulos que nacieron después de negociar el default, tienen paridades que los acercan al valor que tenían los bonos antes de entrar al default.
En la plaza mayorista, el dólar subió 4 centavos a $ 99,69 y marca en lo que va de la semana un ritmo de devaluación de 1,50% mensual, contra 1,08% de la semana pasada. El BCRA soportó la demanda de los importadores. Para evitar el desabastecimiento estuvo menos rígido y vendió USD 40 millones que hicieron bajar a las reservas en USD 31 millones a 43.008 millones. Al Banco Central se le está haciendo insostenible el anclaje.
Por eso las apuestas a la devaluación aumentan. Los principales bonos dollar linked (el precio evoluciona al ritmo del dólar oficial), el TV22 y el TV23 subieron 0,58% y 1,46%, respectivamente.
La Bolsa reaccionó, tras la toma de ganancias del día anterior. Con negocios por $ 1.167 millones -35% menos que la rueda anterior- el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, subió 0,79%. En el mejor momento de la rueda, una hora antes del cierre llegó a estar 1,31% arriba. Los papeles de mejor performance fueron CableVisión (+4,29%), Aluar (+3,31%) y Cresud (+2,82%).
Los ADR’s -certificados de tenencia de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York- operaron $ 2,833 millones. Parece lejano el monto de más de $ 4 mil millones de hace dos ruedas. Los certificados argentinos tuvieron una rueda donde predominaron las bajas. La suba más destacada fue la de Ternium (+2,1%) y la baja más importante la de Edenor (-4,6%).
El Gobierno comenzó a maquillar el cepo prometiéndole más dólares a los importadores y haciendo una oferta que parece surrealista: permitir a los turistas abrir cajas de ahorros en dólares para tentarlos a que vengan al país con un mejor tipo de cambio. Cuando el peso pierde valor, antes de atacar las verdaderas causas, se acuden a recursos insólitos. Es como llevar a un enfermo al curandero para evitar al médico.