Se cortó el negocio de gastar con la tarjeta en dólares para pagar el saldo en el resumen con la venta de dólares billete en los mercados financieros o el “libre”
La ausencia de los Estados Unidos en los mercados del mundo, hizo que la Argentina viviera una jornada intrascendente sin la referencia del dólar y los demás mercados norteamericanos. Por caso, no se podían hacer operaciones de contado con liquidación. La caída de los dólares financieros, en este escenario, no debe extrañar porque se debió a la falta de volumen en los negocios. Pocas manos marcaron precios a la baja.
De hecho, se dio una situación insólita cuando él dólar MEP y el contado con liquidación cotizaron más bajos en la plaza que controla el Banco Central, que en la libre.
Frente a los bonos AL30D, sin intervención del Central, el MEP bajó nada menos que $1,27 a $203,55 y en el mercado del GD30 donde hay menos regulaciones, cerró a 202,07 (-$1,81). El contado con liquidación siguió el mismo recorrido bajó $1,72 en el oficial a $215,02, casi sin operaciones, y cotizó a $214,02 en el libre.
El dólar “blue” subió 50 centavos a $201 pero con escaso movimiento.
El dólar mayorista redujo a la mitad su volumen y aumentó 10 centavos a $100,73. El Banco Central no pudo comprar divisas y las reservas subieron USD 5 millones a 42.237 millones. El anclaje insinuó una leve aceleración y está en un ritmo de casi 6 centavos diarios, contra 4 centavos habituales.
Lo persistente y preocupante es la baja de los bonos de la deuda externa que no encuentran un piso. No hay motivos para sostener su precio y demasiadas incertidumbres que alientan a tenerlos afuera de las carteras. Por eso, todos los días baten el récord de riesgo país. Con los mercados del norte cerrados bajaron casi 0,5% y el riesgo país subió 6 unidades a 1.822 puntos básicos. Desde las elecciones, el riesgo subió casi 5 por ciento.
Los inversores ven inevitable una devaluación y lejos un acuerdo con el FMI. De hecho, en el mercado de futuros, continuaron apostando al alza. Fin de diciembre cerró a $105,25 (+0,14%) y fin de enero a $111,25 (+0,05%). Para que esta suba ocurra los compradores deben mandar en el mercado y hay gente convencida de que el dólar será $10,50 más caro dentro de 9 semanas.
Lo que reforzará hoy esta presunción de devaluación es la decisión de que los viajeros al exterior financien con la tarjeta pasajes y paquetes de alojamiento y excursiones. Ahora todo el combo habrá que cancelarlo en un solo pago o en cuotas con tasas mínimas de 43% anual. Se cortó el negocio de gastar con la tarjeta en dólares para pagar el saldo en el resumen con la venta de dólares billete en los mercados financieros o el “libre”. El precio del dólar tarjeta era 12,5%, o $25 más barato que el dólar financiero o el “libre” y si en la declaración del impuesto a las ganancias se le deducía el 35% que llevan de recargo, esa brecha era mayor.
Ahora, la ventaja se terminó y habrá que hacer números finos. Quien cree que el dólar billete subirá a un ritmo mayor de 43% anual en pesos, le conviene financiar el viaje con su banco. Caso contrario, paga con tarjeta y a fin de mes vende sus billetes. La ganancia existirá, pero el desembolso al contado se hace sentir porque quita la ganancia adicional de la suba de los dólares en el tiempo.
En cambio, dentro de los bonos en pesos hubo subas en particular en los que ajustan por el costo de vida donde el TX23 aumentó 0,47%. En otras palabras, hay dos apuestas de los inversores: devaluación e inflación.
La Bolsa redujo su movimiento y negoció la mitad del volumen habitual. Se operaron $ 603 millones y el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, aumentó 1,76%. Las apuestas más importantes fueron a los papeles que tienen como destino la exportación, que es una manera de cubrirse en dólares. Aluar con un aumento de 5,41% fue el papel más buscado y le único que tuvo una resurrección importante tras varias ruedas de baja. De hecho, en el mes subió casi 25%.
Para hoy se espera otra rueda con la misma monotonía que no pudo alterar siquiera dos comunicados del Banco Central donde devuelven a las entidades la capacidad de aumentar sus tenencias en dólares y otro en los que alivian a la importación de bienes de capital. Nada de esto, aunque sean buenas señales, cambiarán la opinión de los inversores. El riesgo país, es la verdad revelada.