La inminente decisión tendría un impacto en la economía doméstica porque las materias primas pueden perder terreno y significaría menos dólares por exportaciones
Que el dólar baje en diciembre no es noticia. Es algo estacional. La primera parte siempre fue de tendencia vendedora. De la misma manera, que después se revierte el movimiento y el dólar comienza a recuperar terreno. En pocos días, un dólar más demandado va a ser la normalidad.
Hoy por hoy, las manos grandes, los inversores institucionales, por caso, se están haciendo de pesos vendiendo dólares para pagar anticipos del impuesto a las Ganancias, Bienes Personales e Ingresos Brutos. A esto hay que sumarle sueldos, aguinaldos y vacaciones.
Por caso, ayer apenas abierta la rueda apareció una fuerte oferta de bonos GD30 en contado inmediato que volteó al dólar MEP a $192, pero sobre el final la tendencia se dio vuelta y finalizó a $195,41 (-$1,58). En el AL30, donde hay un cupo semanal estricto para operar, cedió $1,44 a $195,55, casi el mismo valor del “blue” que bajó 50 centavos y quedó en $195,50.
El contado con liquidación, con menos operaciones de lo habitual, se derrumbó $2,31 a $206,27 contra el GD30, pero en el Senebi, donde las operaciones se hacen entre operador y cliente y no figuran en pantalla, cerró 20 centavos más alto a $208,79, casi el mismo valor que la rueda del viernes.
En la plaza mayorista, el Banco Central pudo comprar USD 5 millones para elevar las reservas en USD 26 millones a USD 41.197 millones. Acá el dólar aumentó 20 centavos a $ 101,75, es decir que el Banco Central continuó con el ritmo devaluatorio de 7 centavos diarios, computando el sábado y domingo, que cuasi duplica al anterior de 4 centavos diarios.
Pero el dólar no es lo que sobresalta a los inversores sino el riesgo de que mañana la Reserva Federal de los Estados Unidos disponga una suba de tasas en la reunión del Comité de Mercado Abierto.
Esta duda derrumbó todos los índices de Wall Street y del Nasdaq, pero además volteó los de países emergentes. Los fondos que replican los índices de emergentes (ETF) bajaron 3%, pero el que peor lo pasó fue Brasil cuyo ETF perdió 7,4%. La Bolsa de San Pablo estaba en alza cuando llegó la noticia de la primera muerte por la variante del Covid y el Ibovespa, el principal índice, perdió 0,36% al cierre, mientras el dólar subía 1,06% a 5,67 reales, a pesar de la subasta de USD 906 millones por parte del Banco Central de Brasil.
Los bonos de la deuda argentina ante este panorama abrieron con bajas, pero sobre el final se estabilizaron y lograron que el riesgo país baje 17 unidades (-1,7%).
Las acciones también bajaron. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, se desplomó 4,06% con un monto de negocios nada despreciable de $ 1.312 millones. Las principales caídas fueron la de los bancos y empresas de energía. Banco Supervielle retrocedió 7,66%; Banco Macro, 6,02% y Edenor, 5,78%.
Los ADR’s -certificados de tenencia de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York- tuvieron un mal día. Las bajas más considerables fueron las de Banco Supervielle (-7,84%), Banco Galicia (-4,91%) y BBVA (-4,82%).
A todo esto, después del cierre del mercado se conoció el resultado de la licitación de bonos donde el Gobierno captó $ 129.111 millones.
Según el analista financiero, Christian Buteler, “fue una buena licitación porque consiguieron casi 50% de lo que vence a fin de mes y les queda una licitación más. La distribución de los bonos colocados es positiva, pero hay que tener en cuenta que puede haber ayudado la participación de organismos oficiales para que no se hagan una carga pesada si el dinero se orienta exclusivamente a los indexados”.
Hoy el mercado seguirá operando con cautela porque el dinero no está entrando a emergentes y menos a la Argentina. Una suba de tasas en Estados Unidos puede cambiar hasta el presupuesto del próximo año porque las materias primas pueden perder terreno y significaría menos dólares por exportaciones. Todo el optimismo estaba puesto en que en el año próximo se repliquen los buenos precios de este año. Por eso es clave, que nada cambie hasta cerrar el acuerdo con el FMI.