La divisa en el mercado paralelo alcanzó los $213 para la venta y la brecha con el dólar oficial se amplió al 104,3%
El dólar libre terminó negociado este miércoles con alza de dos pesos, a $213 para la venta, en un nuevo máximo histórico.
El récord de precios del billete siempre despierta inquietud, dadas las vulnerabilidades de la economía doméstica, con alta inflación, escasas reservas y un desbordante déficit fiscal. Los motivos del repunte de la divisa libre son varios.
1) Alta inflación. El dólar libre registra una ganancia de 5 pesos o 2,4% en lo que va de enero. Con una inflación que en enero podría replicar el 3,8% de diciembre, este ascenso por ahora acompaña la tendencia del resto de los precios de bienes y servicios.
En una comparación interanual, el dólar libre escaló un 35,7%, desde los $157 del 19 de enero del año pasado, muy detrás de una inflación del 51% acumulada en doce meses.
2) Cae la demanda de dinero. La demanda de pesos aumenta con el cierre de año, por gastos de las familias relacionados a las fiestas y las vacaciones estivales. A la vez, las empresas necesitan más pesos para el pago de salarios, el medio aguinaldo y bonos. Una vez saldadas estas cuentas, empiezan a “sobrar los pesos”, porque se los demanda menos, y ese excedente se cursa en parte a la búsqueda de dólares como ahorro o cobertura.
3) La “maquinita” no se detiene. Relacionado con lo anterior, la caída estacional en la demanda de pesos coincide ahora con un intenso ritmo de emisión monetaria. “¿Por qué sube el dólar? Porque no dejan de emitir pesos”, resume el analista financiero Christian Buteler, quien encuentra un claro paralelismo entre el crecimiento de la Base Monetaria más los pasivos remunerados que emite el BCRA y la trayectoria ascendente del dólar “blue”.
Asimismo, si se toma en cuenta la expansión de la circulación monetaria (efectivo más depósitos en cuentas a la vista), que es el principal componente de la Base Monetaria, ésta trepó 190% desde la imposición de un “cepo reforzado” (tope mensual de USD 200 para la demanda privada), desde los $923.500 millones el 25 de octubre de 2019, a $2,68 billones el 14 de enero de 2022. En ese lapso el dólar libre subió 182,1%, lo que demuestra que hay cierta convergencia entre dinero disponible en la economía y el precio presente del “blue”.
4) No es una suba aislada. El dólar libre no es el que más aumenta de precio. Las paridades bursátiles ascienden en lo que va de enero un 3,1% para el dólar MEP y un 3,6% para el “contado con liquidación”. El dólar mayorista, regulado por el Banco Central, anota una suba de 1,4% en 2022. Hasta el lunes pasado, la cotización del dólar libre era la que menos subía.
5) Muy lejos del récord “real”. En términos nominales el dólar libre es récord, pero si se descuenta el efecto inflacionario, que exagera la nominalidad, los $213 para la venta del presente no son valores máximos para la divisa.
Nery Persichini, Head of Strategy en GMA Capital, explicó que “un peso compra menos de 5 milésimas de dólar (USD 0,0047). Pero lo interesante es que este precio está muy por debajo del máximo real de octubre de 2020 por el efecto de la inflación acumulada”. Es decir que el máximo de $195 del 23 de octubre de 2020, ajustado por inflación, da en el presente un dólar libre de 323 pesos, muy lejos del valor del mercado informal.
6) Escasez de reservas. Aunque los activos internacionales brutos del Banco Central alcanzan los USD 39.000 millones, las reservas netas, es decir aquellas que no tienen una contrapartida en el pasivo de la entidad, no llegan a USD 3.000 millones, el equivalente a la tenencia de oro. Pero las reservas estrictamente líquidas, para intervenir en el mercado, son prácticamente nulas.
“Más allá de la mayor calma en los saldos de las intervenciones en las últimas semanas, y la aceleración del crawling-peg, los operadores siguen inquietos por la dinámica de las reservas netas líquidas. El adverso clima externo, junto a la incertidumbre interna respecto al FMI, continúan inclinando a los operadores hacia la búsqueda de cobertura y así es que actualmente se encuentran inclinados a la preservación de capital, a la espera de un panorama más claro respecto a dichos desafíos”, analizó el economista Gustavo Ber.