Buen inicio de mes de la mano de la supercosecha de trigo y los altos precios internacionales. Hacia adelante, preocupación por la sequía y su real impacto en el ingreso de divisas.
Mientras la soja cotiza en máximos de siete meses y el mercado mira con atención, y preocupación, la sequía que afecta a las principales zonas productivas de la Argentina y Brasil, una buena noticia asoma en el horizonte. Febrero inició con una fuerte liquidación del sector agroexportador: solo en la primera semana del mes ingresaron más de u$s700 millones y, de continuar esta tendencia, el segundo mes del año cerraría en torno a los u$s2.500 millones, volumen poco habitual y récord para esta época del año.
La cosecha récord de trigo que superó las 21 millones de toneladas, que se suma además a los sostenidos precios internacionales no solo de las soja sino también de los cereales explican las buenas perspectivas en el ingreso de divisas para este mes, justo cuando el Gobierno más necesita de dólares frescos para maniobrar en un escenario de suma presión sobre las reservas.
En este contexto, ayer la soja frenó su rally alcista y cerró la jornada con una caída de u$s5 por tonelada que llevó la cotización a los u$s576,5. Según detalla la corredora y consultora Granar: “Los precios de la soja cerraron en baja la rueda diaria de Chicago como consecuencia de una toma de ganancias de los inversores, en la previa del informe mensual que el USDA publicará mañana. Esa toma de ganancias se expresó con fuerza sobre el aceite, que perdió más de 40 dólares por tonelada, pero no sobre la harina. Tanto fue así que la harina logró desmarcarse del resto, volvió a subir y pasó la barrera de los u$s500 dólares, con el contrato marzo en u$s500,55, esto, por la ausencia de lluvias sobre la Argentina, que mantiene la expectativa de los operadores por ver mayores exportaciones estadounidenses”.
Concretamente, las miradas del mercado están puestas en la sequía que actualmente afecta a Brasil y Argentina. En líneas generales las noticias no son muy alentadoras en este punto porque según los pronósticos climáticos a mediano plazo no se esperan lluvias de consideración en las próximas dos semanas en la zona núcleo y la falta de humedad en los suelos se agravaría por lo que las pérdidas podrían ser mayores a las estimadas. No todo está dicho pero la falta de precipitaciones podría ser un fuerte fundamento alcista para que la soja y el maíz continúan su rally alcista en los próximos días.
En tanto, en enero pasado la Bolsa de Comercio de Rosario comenzó a esbozar las pérdidas que podría sufrir la Argentina. De esta manera, en total los complejos agroexportadores aportarían en 2022 u$s35.169 millones, u$s2.322 millones menos que en la estimación de diciembre y u$s2.683 millones menos que lo exportado en el año que finalizó. “La caída en la estimación de producción de soja y maíz deja como saldo un recorte en la proyección de volumen a despachar de granos amarillos y de productos del complejo sojero”, explicaban desde la entidad.
Lo cierto es que en aquel momento la oleaginosa todavía no estaba cerca a los u$s600 por tonelada por lo que algunos analistas brindan una mirada más optimista y señalan que todos los complejos agroexportadores, más allá de los granos y subproductos, podrían aportar alrededor de u$s38.000 millones, un cifra que se ubica entre los récord históricos y que toma como punto de partida y comparación el extraordinario 2022 en el que todos lo complejos agroexportadores aportaron más de u$s42.000 millones.
Así las cosas, por lo pronto, la liquidación de divisas en lo que va de febrero está lejos de mostrar malas señales. A partir de marzo/abril cuando comience a ingresar la cosecha de soja, llegarán los números cruciales para la economía.