A horas de la votación en el Congreso del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), un economista de la city elaboró un informe con los dos escenarios posibles en el cual el dólar jugará un rol preponderante en la reducción de la inflación y del déficit fiscal.
A horas de la votación en el Congreso del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), un economista de la city elaboró un informe con los dos escenarios posibles en el cual el dólar jugará un rol preponderante en la reducción de la inflación y del déficit fiscal.
Con el riesgo de default disipado, el economista y presidente de Analytica Consultora, Ricardo Delgado pronosticó cómo será la reducción del déficit fiscal con una megadevaluación o si mantiene un esquema similar al actual en el que el tipo de cambio acompañe la inflación.
Tras un enero recalentado con una inflación del 3,9%, febrero, que suele ser un mes de menor presión sobre los precios, mostrará entonces malas noticias para la inflación, especialmente porque la suba en los mayoristas fue liderada por los productos agropecuarios (+9,4%) con fuerte impacto sobre los alimentos.
Para el economista, la reducción del déficit primario (que estiman por encima de las previsiones del gobierno, en torno al 3,5% del PBI) es el punto clave para bajar la inflación.
Por un lado, estableció qué sucedería con el déficit fiscal si la inflación fuese 45%, 6 puntos porcentuales menos que en 2021. A su vez, simuló cuánto deberían subir los precios de modo de hacer caer los salarios reales y, con ellos, licuar el gasto público indexado por la movilidad jubilatoria hasta alcanzar la meta de 2,5% de déficit primario comprometido con el FMI.
Escenario 1, licuación a través de una megadevaluación: el ajuste fiscal comprometido se alcanza con un brusco salto del tipo de cambio que acelera la inflación al 120% anual y provoca una caída de los salarios reales al 13% y del consumo un 4%. Bajo este escenario, el PBI se estanca. Desaparece la brecha entre el dólar oficial y las cotizaciones paralelas. Así, la unificación del mercado de cambios y la consolidación fiscal van de la mano.
Sin embargo, el informe de Delgado estima que este escenario no es posible: «el ejercicio demuestra la inviabilidad de un sendero de ajuste fiscal vía ajustes violentos del tipo de cambio».
Escenario 2. Desinflación sorpresiva: si la tasa de inflación cae al 45% en 2022, el déficit fiscal aumentaría en el corto plazo y el efecto sobre la actividad sería escaso. El gasto en jubilaciones crecería 5% en términos reales mientras la recaudación crecería menos, al ritmo de la inflación. Sin embargo para Delgado, este escenario «no es compatible con el objetivo fiscal si no se quiere ajustar otras partidos del gasto». Bajo este escenario, el déficit primario sería más del doble del pautado con el FMI (5,4% frente al 2,5% previsto).
«Es evidente que reducir la inflación, si no se desea ajustar el gasto real, contradice el cumplimiento de las metas fiscales del acuerdo con el FMI. Sin embargo, estas tasas sólo garantizan un deterioro constante de los indicadores sociales y del funcionamiento del sistema productivo. Reducir el gasto previsional no es el camino. Lo deseable, no lo más probable, sería poner en marcha un plan de estabilización con compromisos explícitos de los distintos estamentos de gobierno y el sector privado (empresas, sindicatos, movimientos sociales) que coordine una reducción del gasto público sin impactar sobre los ingresos reales de los más vulnerables», afirmó el economista.
Por último, anticipó que el dólar correrá más cerca de la inflación reduciendo de forma paulatina la brecha cambiaria, un esquema similar que intenta mantener desde fines del 2021.