Ayer tuvieron subas de hasta 6% en Wall Street y acumulan ganancias que promedian el 20% en marzo. Las razones para tener optimismo.
Las acciones argentinas dejaron de ser una suerte de “ovejas negras” para los mercados. En lo que va de marzo muestran una sólida recuperación, que si bien está en línea con la mejora de Wall Street, al mismo tiempo muestra que de a poco la Argentina vuelve al radar de los inversores. Los bonos, en cambio, no repuntan ante la perspectiva de que es prácticamente inevitable una nueva reestructuración de la deuda ni bien asuma el próximo gobierno.
En promedio, las subas rondan el 20% en lo que va del mes, aunque algunos papeles puntuales llegaron a mejoras cercanas a 25%, como el caso de Cresud (la compañía agrícola se benefició de la suba de las materias primas). Incluso también los papeles bancarios sostuvieron su recuperación a lo largo del mes y ayer aceleraron la tendencia: Grupo Galicia aumentó 5,85%, Banco Macro 2,85% y Supervielle poco más de 3%.
Esta recuperación se da claramente en un contexto más favorable para las acciones a nivel global. Incluso el índice Nasdaq llegó a caer más de 20% en el año, pero mostró un sólido rebote en las últimas semanas que logró borrar una parte importante de las pérdidas que venía acumulando.
Sin embargo, esta mejora de los papeles argentinos viene de la mano de algunos aspectos puntuales que los inversores empiezan a ponderar. El acuerdo con el FMI es claramente uno de ellos, teniendo en cuenta además que hoy llegará la aprobación del directorio en Washington. La semana que viene se realizará el primer desembolso de USD 9.800 millones, que servirá para pagar el vencimiento de USD 2.800 millones, mientras que el resto irá a consolidar las reservas del Banco Central.
El acercamiento del Gobierno al FMI es un dato muy relevante para los inversores. Además de gatillar una mejora en los precios de las acciones también llevó tranquilidad al mercado cambiario. Los dólares financieros subieron más de 6% en los últimos días pero se mantienen en niveles cercanos a los $ 200, cuando a fines de enero habían rozado los $ 230.
Otro de los datos claves que alientan al mercado a posicionarse por ahora tímidamente en activos argentinos pasa por las elecciones presidenciales de 2023. Aunque todavía falta mucho, las encuestas muestran un debilitamiento del Gobierno y una mejora de las chances de la oposición. Este escenario de fragilidad para el kirchnerismo duro, que incluso votó en soledad en el Congreso en contra del acuerdo con el FMI, es un dato que no pasa desapercibido para los inversores.
Los inversores también tienen en cuenta que, aunque todavía falta mucho, las encuestas muestran un debilitamiento del Gobierno y una mejora de las chances de la oposición
Los bonos, sin embargo, están lejos de reflejar el mismo entusiasmo. El riesgo país continúa en niveles de 1.800 puntos básicos, tras haber tocado los 2.000 en el arranque del mes. ¿Por qué se da este desdoblamiento entre acciones y bonos? Uno de los motivos es que se da por descontada una reestructuración de la deuda ni bien asuma el nuevo Gobierno, ya que los vencimientos que se acumulan a partir de 2025 son impagables sin pleno acceso a los mercados internacionales. La proyección es que la próxima administración (independientemente de quién gane) tendrá que estirar nuevamente los plazos de los vencimientos y seguramente avanzar con una agresiva quita de capital.
Pero además existen motivos “técnicos” que vuelven mucho más difícil el rebote de los bonos. Sucede que los grandes fondos internacionales siguen teniendo mucha deuda argentina, luego de la reestructuración que completó Martín Guzmán en agosto de 2020. Por lo tanto, no tienen espacio ni deseo de incorporar más riesgo argentino, luego de haber soportado los términos de la renegociación anterior y la caída de precios que sufrieron los bonos en el último año y medio.
La invasión de Rusia a Ucrania es otro de los condimentos que favorece a las acciones argentinas. Sucede que muchos inversores se alejaron de mercados emergentes de Europa del Este y pusieron sus miradas en Latinoamérica, que no sólo no tiene escenarios de conflicto sino que además se favorece de los aumentos de los precios de las materias primas.