Por Damián Tabakman.
El número de inmuebles usados sin vender está cayendo aceleradamente en España al ritmo del aumento de la demanda de compra producto de la inflación, que hace que muchos ibéricos opten por refugiar su patrimonio en ladrillos, y por la anunciada suba de la tasa de interés, respecto de lo cual muchos quieren anticiparse.
Concretamente el stock de unidades no vendidas se hunde a un ritmo superior al 20% anual en ciudades como Santander, San Sebastián, Valencia, Sevilla, Bilbao y Madrid.
Este fenómeno ocurre mucho más rápido que las nuevas edificaciones, lo cual a su vez, presiona sobre los precios.