Implicará un ingreso de dólares clave a partir de diciembre. Si los rindes acompañan, el Gobierno promete aumentar los cupos exportables.
La siembra de trigo recién acaba de comenzar en las principales zonas agrícolas del cultivo y por lo pronto ya hay dos certezas. Este año se espera una cosecha menor a la de la campaña pasada, pero al mismo tiempo los altos precios internacionales augurarían un extraordinario ingreso de divisas de alrededor de u$s6.500 millones -junto con la cebada-, récord absoluto para los cereales de invierno. Eso sí, un dato clave es cómo seguirá el clima y las proyecciones de la cosecha. De ser favorable, el Gobierno ya asegura que ampliará el cupo exportable en el mediano plazo.
Según el último relevamiento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se estima que hasta la semana pasada la siembra de trigo incorporó 350.000 hectáreas, equivalente al 5,3% de las 6,6 millones de hectáreas proyectadas, dando inicio así a la campaña fina 2022/23. Las primeras proyecciones adelantan que la cosecha total del cereal superaría apenas las 19 millones de toneladas, guarismo que queda al menos dos millones de toneladas debajo de la campaña pasada, pero que a pesar de todo augura un ingreso récord de divisas gracias a los altos precios internacionales y la fuerte demanda del cultivo a partir del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Al respecto, desde la Bolsa de Comercio de Rosario analizan: “El bajo contenido de humedad en suelo y la menor tecnología aplicada al cultivo, además de imponer un límite al área también reducen la expectativa de rindes. Con una proyección tendencial de rinde, cabe esperar un rinde nacional promedio de 31 quintales por hectárea, que dejaría una producción de 19,1 Mt, 3 Mt menos que en 2021/22, pero en línea con el promedio de los últimos 5 ciclos. Habrá que ver la evolución en los próximos meses de estos cultivos para evaluar si se cumple finalmente esta predicción”.
En contrapartida, se espera también que la demanda total de trigo 2022/23 disminuya, aunque en menor volumen que la oferta. Actualmente se estima una demanda consolidada de 19,4 millones de toneladas, 2,3 millones menos que en 2021/22. Dado que la oferta se resentirá más que la demanda en la próxima campaña, se esperan stocks finales a la baja que alcanzarían 1,8 millones de toneladas.
“Analizando los cambios esperados en la demanda, se observa un menor consumo molinero esperado (-0,1 Mt), aunque el principal factor explicativo de su caída es el sector externo. Las exportaciones de trigo 2022/23 se anticipan en 12,5 millones de toneladas, esto es 2,2 Mt por debajo de lo que se espera embarcar durante la actual campaña. No obstante, un elemento a aclarar es que, si bien esta estimación se basa en la producción proyectada, actualmente existe un limitante impuesto por el Volumen de Equilibrio para la exportación de trigo 2022/23 fijado por el ministerio de Agricultura en 10 millones de toneladas. Este volumen es posible sea aumentado en caso de que las proyecciones productivas se confirmen, y el grano destinado al mercado interno sea suficiente para satisfacer las necesidades de consumo doméstico”, dice el informe de la bolsa rosarina.
Lo concreto, según pudo averiguar Ámbito con fuentes oficiales, es que en la medida que le campaña triguera arroje buenos rindes y se asegure el abastecimiento del cereal en el mercado interno, el volumen de equilibrio inicial fijado por el Gobierno pueda ser incrementando en el mediano plazo. “Se va a exportar lo máximo que se pueda exportar”, repiten fuentes de la secretaria de Agricultura, dejando en claro también que lo primordial es asegurar el abastecimiento del mercado interno, pero eso por el momento estaría resguardado.
En definitiva, a pesar del menor volumen exportado que se espera para la nueva campaña, en las proyecciones preliminares los precios FOB del trigo argentino vigentes más que compensan la caída en toneladas. Según la BCR Se espera que el valor exportado por el cereal 2022/23 pueda situarse en el orden de los u$s5.000 millones, lo que constituiría un máximo en los registros. Además, si al valor exportado en granos se le suma el valor de las exportaciones proyectadas de harina, se tiene un total de u$s5.200 millones que podrían ingresar al país como resultado de las ventas externas de la cadena triguera en 2022/23.
Finalmente, otro cultivo estratégico de la campaña fina es la cebada, que según las proyecciones este año es una cosecha de alrededor de 5,3 millones de toneladas. Por el lado de la demanda, se proyecta un consumo interno de 1,5 millones de toneladas (con 1,15 millones destinadas a malterías, 0,25 millones de toneladas a consumo animal y balanceados y 0,1 millones de toneladas como semillas) y exportaciones por 3,9 millones de toneladas, creciendo en 200.000 toneladas respecto de la campaña actual producto de una sólida demanda externa estimada para el cereal.
Así, si la cuestión climática finalmente acompaña y las proyecciones productivas se efectivizan, el volumen de cebada que se exportaría en el próximo ciclo alcanzaría un récord histórico para el país. Por último, las exportaciones de cebada cervecera y forrajera estarían en condiciones de alcanzar nada menos que u$s1.529 millones en la próxima campaña, lo cual también sería la mejor marca de la historia, al igual que el trigo.