La Argentina ha ingresado en un período de "alta estanflación", combinando una elevada inflación con una fuerte caída en la actividad, según señala un reciente estudio de Merrill Lynch. En un informe distribuido a clientes, la entidad de Bank of America sostiene que este proceso es consecuencia de la pérdida de las anclas fiscal y del tipo de cambio. Dice que el alto déficit fiscal es financiado -de manera creciente- con emisión monetaria y que las restricciones a la venta de dólares están afectando la actividad productiva y generando presiones en el mercado del dólar "blue". Y espera que estas tendencias se profundicen en los próximos meses en tanto el Gobierno opte por radicalizar sus políticas y preservar las reservas en poder del Banco Central, a expensas del nivel de empleo.
El estudio, elaborado por Marcos Buscaglia, proyecta que la economía se contraerá a una tasa del 4,5% hasta fin de año y que cerca de 185.000 puestos de trabajos es decir el 3% de la fuerza laboral registrada se pueden perder durante el segundo semestre. Uno de los párrafos más duros del trabajo sostiene que "la demanda de dinero se puede volver inestable en una situación de alta estanflación, y que cualquier shock puede hacer volver a caer a la economía en hiperinflación". Respecto de la inflación indica que saltó del 26% en 2013 a más del 40% en el año en curso, tras recordar que entre los años 2007 y 2013 se mantuvo en un rango del 17% al 26%.
Advierte que las finanzas públicas se "deterioraron sustancialmente" en 2014. Mientras el gasto primario creció un 44% en los primeros siete meses del año (por encima de la inflación), en contraste los ingresos subieron sólo un 34% en el mismo período. Al respecto señala que los subsidios están avanzando a razón del 60% en términos interanuales, contra un aumento del 29% en 2013. Se calcula que el déficit fiscal, excluyendo las transferencias del Banco Central al Tesoro, "puede llegar al 4,7% del PBI este año" por encima del 3% correspondiente a 2013. Afirma que "el resultado es una completa dominancia sobre el BCRA, la cual es probable que se incremente con la reciente designación de Alejandro Vanoli" al frente de la autoridad monetaria.
Endureciendo los controles cambiarios y con las restricciones a las importaciones, "el Gobierno implícitamente ha elegido lastimar a la actividad y al empleo en orden a preservar las reservas", afirma el documento. Al respecto recuerda que cerca de la mitad de las importaciones son bienes usados en el proceso manufacturero local. Agrega que el 18% de las adquisiciones externas se conforman con bienes de capital y que un 19% corresponden a importaciones de combustibles, compras que son consideradas "inflexibles", y nada más que el 16% corresponde a bienes de consumo.
Como consecuencia de la reducción en los precios internacionales de las materias primas y de las cosechas, se estima que pueden caer en 6.600 millones de dólares los ingresos de divisas, complicando las perspectivas por la radicalización de las políticas y el default de la deuda.
En este contexto, concluye que "una pronunciada caída de reservas y una devaluación son inevitables" aunque se reconoce que el Gobierno puede demorar estos fenómenos, pero a expensas del nivel de empleo.Sin embargo, advierte que una vez que el impacto sobre el empleo se haga más manifiesto, aumentarán las presiones sobre el Gobierno para que cambie el curso.
Cabe señalar que para el Gobierno el diagnóstico de la economía es diferente, ya que se estima un crecimiento del PIB del 0,5% y una inflación que no supera el 25%. Estos diagnósticos tan dispares los suelen descalificar adjudicándolos a los sectores que buscan "desestabilizar al peso argentino para forzar una devaluación".
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=763279