Según el organismo, la expansión de la actividad se frenará «significativamente». Señalan esto tendrá un «impacto» en el intercambio comercial con Argentina, aunque algunos factores pueden «compensar» el endurecimiento de su política monetaria.
En sintonía con la economía mundial, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) redujo su proyección de crecimiento para Brasil a 0,6% para este año (desde el 1,4% previsto en su último informe). La elevada inflación y el aumento de las tasas de interés, señala el organismo, son algunos de los factores que “ralentizarán” la actividad en el principal socio comercial de Argentina. Algo que, aseguran analistas, puede impactar en el intercambio comercial entre ambos países.
“Después de una fuerte recuperación del 5% en 2021, se espera que el crecimiento del PBI se desacelere significativamente en 2022, al 0,6 %, antes de aumentar al 1,2 % en 2023”, señaló la OCDE en su informe, en el que detalló: “El aumento de la inflación, la guerra en Ucrania y las condiciones financieras más estrictas han erosionado la confianza económica y poder adquisitivo, que se espera que afecte fuertemente la demanda interna en la primera mitad de 2022”.
Las elecciones presidenciales que se llevarán a cabo este año, remarca la OCDE, “están agregando incertidumbre, lo que ayuda a mantener la inversión moderada hasta 2023”. “La recuperación del mercado laboral ha sido lenta; la tasa de participación y los ingresos laborales reales se mantienen por debajo de los niveles previos a la pandemia”, subrayó.
El martes, el Banco Mundial había lanzado su proyección de crecimiento de 1,5% para Brasil para este año. La entidad espera que el “sólido comienzo del año se disipe debido a la inflación de dos dígitos y al estancamiento de la inversión, a la vez que el crecimiento disminuirá notablemente y llegará a solo un 0,8% en 2023”.
Impacto para Argentina
“El bajo crecimiento en Brasil por el aumento de tasas, obviamente tiene un impacto sobre Argentina”, explicó a Ámbito Gustavo Perego, director de la consultora Abeceb, quien agregó: “Lo que se va a estar viendo son dos fenómenos: por un lado, caída de la demanda para productos industriales; además de que la balanza se va a resentir por el aumento de importación de energía eléctrica desde Brasil, considerando que fue algo que el año pasado estuvo a favor nuestro”.
“Y todavía queda como interrogante cómo impactará en el comercio exterior argentino, la decisión en Brasil de bajar los aranceles, de manera transitoria hasta diciembre del año que viene, de una gran cantidad de productos del nomenclador que impactan sobre el comercio de alimentos, commodities como el trigo y productos industrializados en algunos casos. Diría que ahí hay una incógnita”, detalló Perego, quien subrayó: “Pero, en todo caso, una ralentización de la economía de Brasil, siempre significa una caída y un riesgo para el mercado interno argentino, por la capacidad productiva que tiene Brasil, que intenta volcar parte de su producción al mercado externo”.
Por su parte, el economista de Ecolatina Santiago Manoukian señaló que, pese a que las proyecciones de crecimiento del mercado se han venido ajustado al alza (el último boletín Focus muestra una mejora del 1,2% para 2022 frente a 0,7% que veían a finales de abril), “el panorama económico en Brasil sigue siendo débil, con un crecimiento en el primer trimestre que estuvo por debajo de lo esperado”.
“La evolución de la producción industrial en Brasil muestra que en marzo se acumularon ocho meses de caída interanual, aunque en febrero y marzo de 2022 se vieron mejoras mensuales en la serie ajustada por estacionalidad. En abril, la Fundación Getulio Vargas registró una interrupción en la caída de la confianza de los industriales luego de ocho meses en retroceso. Menores problemas de abastecimiento de insumos, y el fin de la ola de Ómicron y el momento de mayor pesimismo respecto al impacto de la Guerra Rusia-Ucrania, contribuyeron a esta mejora. Con indicadores de situación presente hacia la neutralidad y expectativas menos pesimistas, veríamos una mayor normalización de las actividades industriales”, remarcó Manoukian, quien aclaró: “En este marco, aún es limitado el aporte que puede esperarse de una recuperación más dinámica de Brasil, aún cuando su apreciación cambiaria pueda mejorar los márgenes para ciertos productos industriales”.
Factores que compensan la política monetaria
En línea con la proyección del Banco Mundial, Jorge Vasconcelos, Vicepresidente e Investigador Jefe de IERAL de Fundación Mediterránea, señaló que el escenario que manejan en la firma es que “el PBI de Brasil crezca 1,5% en 2022”.
“Es cierto que la fuerte suba de la tasa de interés (selic) comenzará a afectar la dinámica del nivel de actividad, ya que la tasa estaba en 2% a fin de 2020 y se proyecta que este año cierre en 13,75%, para una inflación que se estima entre el 8,5% y el 9% para este año”, remarcó Vasconcelos, quien enumeró una serie de factores que pueden atenuar el impacto de la suba de tasas: “Pero el endurecimiento monetario se compensa en parte por la masa de ahorros que las familias y las empresas acumularon durante el Covid y que ahora hacen que el gasto y las inversiones tengan dinámica propia, pese a la desaceleración esperada para el PBI, que de todos modos será más perceptible en el segundo semestre. Otro elemento que compensa el endurecimiento monetario es el aporte de los sectores que exportan commodities”.
Por otro lado, el director de analista de IERAL sostuvo que “subsisten interrogantes sobre el impacto de las elecciones presidenciales sobre la economía”. “Sin embargo, en parte la incertidumbre se modera por cierto ‘corrimiento hacia el centro’ tanto de Lula como de Bolsonaro”, concluyó.
Fuente: https://www.ambito.com/economia/brasil/malo-argentina-preven-una-ralentizacion-la-n5458574