La oleaginosa llegó a cotizar a u$s655, por encima del récord histórico, y cerró a u$s650. La creciente demanda de China acelera el mercado, pero preocupan sus posibles implicancias en la economía mundial.
El precio de la soja en el mercado internacional parece no encontrar techo e incluso supera sus propias marcas históricas. La noticia de menores stocks mundiales, junto a la creciente demanda de la oleaginosa, impulsaron los valores este jueves en Chicago hasta el récord histórico de u$s655 por tonelada, para luego ajustar al cierre en u$650, apenas centavos por debajo del máximo que tocó en septiembre de 2012. Este escenario se convierte en ideal para la Argentina, cuando necesita divisas y justamente la cadena de la oleaginosa es la mayor aportante de dólares frescos en el mercado de cambios local.
Según las proyecciones, de mantener los actuales valores, solo la cosecha de soja podría revalorizarse en al menos u$s8.000 millones, teniendo en cuenta los precios FOB actuales y que todavía quedan por comercializarse 26 millones de toneladas y otras 8 millones de toneladas fueron vendidas por los productores pero con precio a fijar. Si bien todavía es prematuro para calcular el real impacto de los valores que actualmente muestra Chicago, lo cierto es que la creciente demanda internacional, sobre todo de China y los menores stocks de soja disponible por parte de Estados Unidos, son una realidad innegable que podrían darle sostén a los precios en el mediano plazo.
Por supuesto, todavía resta que los fondos especuladores salgan a tomar ganancias, tal como sucede después de alzas tan drásticas. Por lo pronto, la soja acumula esta semana su cuarto suba al hilo y en la jornada de este jueves ganó más de u$s10 por tonelada en su precio final, pero durante la rueda superó ampliamente los u$s650 para revolucionar a mercados de por sí alterados.
Otro dato clave es que esta suba de la soja ocurre en un momento bisagra para el Gobierno y sobre todo para el Banco Central. La autoridad monetaria necesita sumar reservas para cumplir con las metas del FMI pero también atender la continua demanda de los sectores importadores para no frenar la actividad. El balance es complicado y aquí entran en juego los dólares que puede aportar el campo. Según las proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario la cadena de la soja podría inyectar este año, a partir de los precios promedio FOB de mayo, más de u$s23.000 millones. De consolidarse los actuales valores y si la venta de los productores se acelera en las próximas semanas, la economía sumaría en un escenario conservador unos u$s8.000 adicionales a las cuentas iniciales.
A partir de aquí hay otra cuestión clave a tener en cuenta y que no es para nada menor para Argentina. China aceleró con fuerza sus compras de soja en un contexto en el que Estados Unidos tiene sus stocks en rojo y todavía faltan meses para que ingrese la nueva cosecha. El interrogante que se abre es por qué China sale a comprar tanto grano. Algo puede tener que ver la prolongación en el tiempo del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania y en un marco en donde Argentina está exportando menos harina de soja ante la caída de la competitividad de la industria.
El mercado se pregunta entonces si China se está preparando para una escalada a nivel global del conflicto bélico en el Mar Negro o si está barajando también una posible invasión a Taiwán. Ninguna de las dos variables es positiva para la economía mundial y mucho menos para el precio de los alimentos que están en máximos históricos.
Así las cosas, el quid de la cuestión será seguir de cerca durante las próximas semanas no solo el mercado de Chicago sino los movimientos de China en cuanto a la compra de granos. Porque ya está comprobado a partir del coronavirus, que si China estornuda, el mundo se resfría.