Pero a pesar de las recientes turbulencias, un informe dice que la sostenibilidad no debería generar mayores dudas. Septiembre, mes clave.
Pese a las turbulencias que vivió en los últimos días la deuda pública en pesos, un informe dice que es posible cerrar la brecha de financiamiento, aunque llama la atención sobre la concentración de vencimientos de septiembre. De hecho, en la jornada del viernes el Gobierno logró frenar el derrumbe de los llamados “bonos CER”.
Durante el último mes, dice la consultora Quantum, el Gobierno renovó vencimientos en pesos en condiciones más duras: tasa creciente, menor plazo promedio y mayor incidencia de títulos ajustables por inflación (CER).
Dada la liquidez que hay en el mercado y los “fundamentos” macro, “la sostenibilidad de la deuda no debería generar mayores dudas si se lograsen disminuir los riesgos mediante una política económica clara, dentro de un programa de estabilización creíble que permita cerrar la brecha de financiamiento en general”, dice el informe.
El stock de deuda de la Administración Central, precisa, ascendió a USD 372.000 millones a fines de mayo (73% del PBI), pero neto de la deuda intra-sector público los títulos en pesos equivalen a USD 64.500 millones (13% del PBI) y los de moneda extranjera a USD 113.000 millones (22% del PBI). “Es deuda ya reestructurada, con cupones bajos y amortizaciones que empiezan a ser importantes recién en 2025 (USD 8.200 millones ese año)”, dice el informe. Y la deuda con organismos internacionales, básicamente el FMI, es en condiciones financieras muy favorables.
Quantum no incluye en la cuenta la deuda por “pasivos remunerados” (Leliqs, Notaliqs y Pases) del Banco Central, aunque aclara que esta ya equivale a USD 47.000 millones. Así, la deuda conjunta del BCRA y el Tesoro es de USD 419.000 millones, suma que incluye pasivos intra-sector público. Lo más importante, sigue, es despejar “percepciones de riesgo vinculadas a la capacidad del sector público de seguir financiando los vencimientos y otras necesidades de caja en pesos”, algo muy factible.
La prueba más importante es septiembre, cuando vence el equivalente a USD 7.931 millones (poco más de $ 900.000 millones), de los que 80% está atada a la inflación. El mismo mes vencen USD 2.764 millones con el FMI, a pagar con el desembolso del mismo mes, de aprobarse la segunda revisión del acuerdo vigente, meta que el Fondo aceptaría revisar, pero manteniendo la de fin de año.
Las herramientas del Gobierno
En cualquier caso, dice Quantum, el gobierno tiene varios elementos para evitar una reestructuración, temor que se instaló en la semana.
Por empezar, mantiene el cepo, que acota el acceso de personas y empresas a instrumentos y activos externos para canalizar liquidez hoy invertida en pesos.
También tiene instrumentos para, en el marco del cepo cambiario, atraer la abundante liquidez actual en el mercado de deuda. Pruebas al canto: en las últimas semanas varias empresas (CGC, Red Surcos, PAE, etc) colocaron deuda en pesos ajustables a entre 2 y 5 años “por montos no menores”.
Por último, una parte importante de la deuda está en manos del propio sector público. Del stock total en pesos, estima Quantum, el 45% está en manos del Fondo de Garantía de la Anses, 32% en bancos, 16% en Fondos de Inversión y 7% entre Compañías de seguros y otros tenedores, Solo descontando las tenencias del FGS, precisa, la deuda en pesos se limita al 13% del PBI.
El desafío es superar la concentración y magnitud de vencimientos de corto plazo y las expectativas de aumento si el gobierno no controla el déficit fiscal. Bajo condiciones normales de acceso a financiamiento, concluye el informe, la deuda es perfectamente sostenible, a condición de evitar una caída en la demanda de dinero un aumento de la incertidumbre cambiaria por la posición de reservas del Banco Central.
La consultora Equilibra, a su vez, señala que entre junio y septiembre los vencimientos ascienden a $ 2,7 billones, de los que más del 70% son CER y a los que la intervención de la Anses y el Banco Central le puso un piso y una tasa que será la referencia de la licitación de deuda de la semana próxima.
Todo sería más fácil si el gobierno considerara reducir el gasto y el déficit, para evitar que el stock de deuda siga aumentando. Mientras eso no suceda, dijo a consultora Invecq, las elecciones PASO 2023 serán la pared contra la que choquen los intentos de alargar los plazos de vencimientos. A favor del gobierno, dice, cuenta que el FMI tiene una mirada benévola y las próximas revisiones no serían más que un puente a la culminación de la actual gestión, para sentar bases macroeconómicas sólidas, consistentes y sostenibles a partir del 2024.