Por la fuerte caída en los precios y un cambio en la tecnología, cada vez rinde menos la criptomoneda Ethereum.
Detrás del Bitcoin, la más popular de las criptomonedas, está Ethereum. Es una de las más rentables en minería, pero la catastrófica caída de su precio está generando alerta máxima entre los inversores. Algunos ya hablan de la «muerte» de Ethereum, mientras se espera una actualización clave.
Según un reciente informe, los mineros de Ethereum han gastado alrededor de u$s 15.000 millones en tarjetas gráficas durante los últimos 18 meses. La empresa de análisis, Bitpro Consulting relevó esta información y confirmó que el negocio detrás de las GPU discretas fue uno de los factores que provocó el incremento de precios, producto de una potente sobredemanda por la minería la criptomoneda.
Las inversiones en estos equipos se hacen calculando la tasa de retorno del costo de los aparatos, es decir, durante cuánto se debe minar y cuánto se debe vender para lograr el «break even» con la compra de los equipos (sumando otros costos como la electricidad). Una de las razones principales es que el precio de Ethereum cayó hasta rondar los u$s1.000, una cifra muy lejana a los u$s3.000 o u$s4.000 con la que la criptomoneda se movía en 2021.
Lo más inmediato es que, con el precio del Ethereum y el Bitcoin en caída libre por debajo del Punto de Congelación, ya cuesta más el hardware y la luz necesaria para minar, que los beneficios que obtienes. Es por eso que la minería de Ethereum está a punto de terminar pra siempre.
Adicionalmente, la red de Ethereum se está debatiendo cómo realizar un cambio de protocolo de consenso. Por ahora, la blockchain se mantiene en el sistema Proof of Work (mejor conocido como PoW, el mismo que utiliza la red de Bitcoin) pero hay planes para que se traslade a Proof of Stake, un protocolo de consenso alternativo para la blokchain que requiere de menor energía y de menor capacidad de cómputo.
Al cambiar esta tecnología al mismo tiempo que cae el precio en dólares del ether (ETH), quienes invirtieron en placas de video para el minado ven muy afectadas sus inversiones. Esto generó un efecto sobre la red de Ethereum, que en los últimos días vio reducida su actividad.
Para algunos, esta gran fusión será la muerte de Ethereum. La tecnología Proof-of-work (PoW) o Prueba de trabajo que usan las cadenas de bloques de Ethereum, Bitcoin y otras, se basa en usar tarjetas gráficas extremadamente potentes y con un gran consumo, las 24 horas del día, para hacer cálculos matemáticos que permiten minar más criptomonedas, además de ayudar en la validación de las transacciones.
Este modelo es muy seguro, pero exige un gran consumo de energía, y por tanto contaminación, y es lento. Por eso Ethereum ha decidido cambiar la tecnología Proof-of-work por la de Proof-of-stake. Es lo que coloquialmente han llamado la Fusión, porque fusionará los dos tipos de blockchain.
Proof-of-stake (PoS) o Prueba de participación, elimina la minería de criptomonedas. Ahora los nodos de la blockchain están formado por validadores, usuarios que quieren participar o bien que poseen criptomonedas Ether.
Las nuevas criptomonedas y las recompensas por gestionar las operaciones de compraventa ya no se dan a los mineros ni a los que están realizando gran cantidad de cálculos, sino a los validadores que más tiempo pasan en la red, que más ether reservan (apuestan), y otros criterios. Entre todos los validadores que cumplen los criterios se reparten los nuevos tokens, y las recompensas.
PoS consume un 99% menos, lo que elimina la principal crítica a las criptomonedas. Y como no hay que minar, se libera el mercado de tarjetas gráficas. Además las transacciones son más rápidas. En su contra, que es algo menos seguro.
La Gran Fusión de Ethereum se iba a llevar a cabo en junio. Pero se ha retrasado a agosto, y todo apunta que podría retrasarse más. Pero es una decisión que no tiene vuelta atrás.
Con la minería caducada, los mineros se apresuran a vender sus tarjetas gráficas, que ya no les sirven para nada. La oferta es tan grande que se han creado empresas como Bitpro, que se dedican a comprar estas tarjetas y reacondicionarlas.
El problema es que el mercado de segunda mano se va a inundar con tarjetas gráficas que han sido literalmente «machacadas», obligadas a trabajar las 24 horas del día al máximo rendimiento, para minar criptos. Y por eso su ciclo de vida es mucho menor.
Así que cuidado si compras una tarjeta gráfica de segunda mano que viene sin caja ni embalaje, o su precio es muy bajo. Podría provenir de una granja de criptomonedas, y seguramente ha sido exprimida al máximo. Su durabilidad será mucho menor.