El Ministerio de Economía hizo una operación de conversión de títulos en pesos que no estaba prevista para descomprimir el calendario de las próximas semanas y estiró los plazos de los bonos en un rango de agosto a fin de año.
El Gobierno realizó este miércoles una licitación “intermedia” antes de fin de mes para intentar descomprimir el elevado volumen de vencimientos de deuda en pesos que afrontaba para fines de junio, por más de $600.000 millones. Con la operación de esta tarde, redujo las obligaciones de pago a $248.000 millones.
Según informó el Ministerio de Economía, en la operación de conversión de títulos en pesos se recibieron un total de 143 ofertas. De ese total, 97 correspondieron a la Lede por un total de $128.196 millones y 46 a la Lecer (atada a la inflación por un total de $145.775 millones. En términos de valor efectivo, entre las dos sumaron $357.836 millones
“El próximo jueves 30 de junio, el Tesoro Nacional debía afrontar vencimientos por $605.886 millones. Luego de esta operación, logró reducir los vencimientos proyectados a $248.000 millones”, estimaron en el Palacio de Hacienda. “La próxima licitación tendrá lugar el martes 28 de junio, tal y como fue informado previamente en el cronograma preliminar de licitaciones del primer semestre de 2022″, concluyeron.
En la operación de conversión de títulos en pesos se recibieron un total de 143 ofertas. De ese total, 97 correspondieron a la Lede por un total de $128.196 millones y 46 a la Lecer (atada a la inflación por un total de $145.775 millones
Para canjear la Ledes que vence este 30 de junio, el Tesoro puso sobre la mesa dos canastas distintas: una que ofreciótítulos con vencimiento al 31 de octubre de este año, otra a 30 de noviembre y una tercera al 31 de diciembre. La alternativa fue una canasta con un instrumento al 31 de agosto, 31 de octubre y al 30 de noviembre.
Para el caso del bono CER, ajustado por inflación, que llega a su finalización el mismo día las dos opciones de canastas fueron: en primer lugar, un título indexado con finalización el 21 de octubre, el 16 de diciembre y el 20 de enero de 2023. Como alternativa habrá un grupo de bonos con vencimiento el 16 de agosto, 21 de octubre y 16 de diciembre. En todos los casos para este bono, fueron también instrumentos que siguen a la inflación.
Los resultados de la operación mostraron que la preferencia del mercado fue para los títulos con vencimiento de diciembre. Entre los títulos indexados, por ejemplo, se adjudicaron $76.936 millones para los que finalizan el 16 de diciembre. El tramo cortísimo que finaliza en agosto se colocaron solo $7.800 millones.
En los bancos creen que las tensiones con los bonos ajustados por CER “se están tranquilizando”. La lectura oficial es que hubo un comportamiento “disociado” de los precios de los activos en pesos, lo que requirió una serie de medidas de “estabilización”, encabezadas por las compras del Banco Central.
La licitación de este miércoles, de hecho, según la lectura del mercado, apuntaba en gran medida a que el Banco Central, que no puede participar de las colocaciones primarias de deuda del Tesoro. De esa manera, podría volcar todas sus tenencias adquiridas en el mercado secundario. A la vez, ofreció la oportunidad a algún inversor privado que quiera anticiparse y, con la participación también de otros organismos públicos, podría reducir sustancialmente el volumen del vencimiento a renovar, siempre y cuando esta operación “intermedia” resulte exitosa.
Los resultados de la operación mostraron que la preferencia del mercado fue para los títulos con vencimiento de diciembre. Entre los títulos indexados, por ejemplo, se adjudicaron $76.936 millones para los que finalizan el 16 de diciembre. Hubo una fuerte participación del Banco Central
Los bancos privados -y en particular los de capital extranjero, por imposición de las casas matrices- se mostrarían renuentes a incrementar su tenencia de deuda en pesos, pues en la mayoría de los casos ya han más que duplicado su exposición a la deuda del Tesoro en los últimos dos años y medio. Por lo tanto, temen quedar expuestos al riesgo de una eventual reestructuración de esos bonos, en especial después de 2023.
En los últimos días el jefe del Palacio de Hacienda remarcó su “absoluto compromiso con el fortalecimiento del mercado de deuda pública en pesos que lo reconstruimos nosotros para que en la Argentina haya primero más capacidad de financiamiento del sector público, y más sano. Lo que se anunció es un conjunto de acciones plenamente coordinadas entre Economía y el Banco Central para que Argentina tenga un sendero de acumulación de reservas más veloz”.
Sobre unos $11,2 billones de deuda en pesos (14,5% del PBI), el sector privado encabezado por bancos, compañías de seguros y fondos de inversión acapara casi la mitad del stock, el grueso en bonos ajustados por inflación (CER).