Buscará el miércoles al menos $270.000 millones para cubrir los vencimientos de julio. Mejora el clima inversor con la deuda en pesos. Por compras del BCRA, hay menos pagos a privados en los próximos meses.
En medio de un clima cambiario enrarecido, el gobierno saldrá este miércoles a buscar unos $270.000 millones para cubrir vencimientos y financiar el déficit del mes. Se trata de la segunda licitación de bonos en moneda local de julio. La semana pasada la ministra de Economía, Silvina Batakis, logró sortear con éxito su primer testeo ante los inversores cuando se planteaban dudas sobre si el cambio de jefe en el Palacio de Hacienda, tras la renuncia de Martín Guzmán, podría afectar a la capacidad del Estado nacional para continuar con su plan de tomar deuda en el mercado local.
El escenario respecto de junio, cuando se desató la corrida contra los bonos ajustables por inflación, es diferente. El mes pasado el rumor de que podría haber un reperfilamiento de vencimientos afectó a la credibilidad del gobierno. La firme decisión del Banco Central de defender el precio de los papeles del Tesoro para evitar que se desplomaran permitió evitar el colapso.
Al igual que otros análisis de mercado, un informe de la consultora Anker, del ex ministro de Finanzas y ex presidente del Banco Central, Luis Caputo, destaca que se registra una “fuerte reducción en el perfil de vencimientos con el sector privado en los próximos meses” y que “mejora el riesgo de crédito en la curva de pesos”. Según estimaciones de la consultora, hasta enero de 2023 los vencimientos con el sector privado se ubican en torno de los $200.000 millones mensuales. Lo que en el mercado se denomina “efecto pared” que es la acumulación de compromisos, empieza en febrero del año próximo, cuando superarán los $200.000 millones. En marzo, saltan por encima de los $350.000 millones y en abril del año próximo superan los $400.000 millones.
El economista Christian Buteler señaló a Ámbito Financiero que “el Tesoro tiene un aliado muy importante que es el cepo”. “Más allá de la turbulencia momentánea como hubo en junio los pesos tienen que buscar rendimiento”, explicó. Sin posibilidad de acceder a dólares, las empresas tratan de resguardarse. Buteler señaló que luego del estrellato que tuvieron por más de un año los bonos ajustables por inflación, ante el temor de una devaluación aparecieron los instrumentos ajustados al dólar. El economista indicó que “el mercado ahora pide dollar linked” pero aclaró que “con este salto inflacionario, el bono CER va a volver a ser demandado”.
Un elemento adicional a tener en cuenta es que ya la mesa de dinero del Banco Central dejó de intervenir en el mercado secundario de bonos para sostener el precio y ahora está haciendo la operación inversa: está vendiendo lo que compró y retirando pesos, indicaron fuentes del mercado.
Así, el Ministerio de Economía salió a ofrecer para la segunda licitación del mes tres letras y y bono atado al dólar. En primer lugar, hay una Letra de Liquidez con descuento nueva (LELITE) para Fondos Comunes, con fecha 16 de agosto, a un precio de $875 y por un monto de $20.000 millones ampliable.
Luego propone una LEDE para el 31 de octubre con un precio máximo de $858,50 por $80.000 millones ampliable cuya tasa implícita se ubicaría por encima del 80%. Por otro lado, con precio a determinar en la licitación, se ofrecen una LECER al 31 de enero de 2023 por $80.000 millones y una LECER al 19 de mayo $60,000 millones ampliable.
En tanto, el Tesoro propone al mercado un Bono atado al dólar (T2V3) una reapertura, con vencimiento al 31 de julio de 2023, por hasta u$s200 millones, sin precio máximo. Este instrumento no forma parte de la oferta para el grupo de bancos denominado creadores de mercado. En la primera licitación de julio, el gobierno avaló tasas cercanas a la inflación. Para una letra a tres meses pagó 78,9% anual. Para una LEDE a plazos de hasta 120 días pagó 80%.