Los intereses de la deuda del Banco Central requirieron $447.000 millones de emisión en sólo dos meses. Y por el último aumento de tasas, generarán otros $355.000 millones en agosto.
Una de las cartas fuertes del plan del nuevo equipo económico para ajustar las cuentas públicas y cumplir con el 2,5% de déficit fiscal acordado con el FMI es el rediseño del plan de subsidios, que no solo hará pagar la tarifa plena a quienes no se inscribieron para recibirlos sino que pondrá topes al consumo de gas y electricidad para quienes sí los reciban. Con esa decisión, el Gobierno planea ahorrar $500.000 millones en lo que resta del año, equivalente a 1% del PBI. Pero esa cifra tan impactante parece diluirse dentro del complejo panorama monetario y fiscal que tiene en el centro a la deuda del Banco Central.
Para afrontar los intereses del enorme stock de 7 billones de pesos entre ambos instrumentos de deuda (las Leliq y los Pases pasivos), el BCRA debió emitir $447.000 millones durante junio y julio. Y con el último aumento de la tasa de política monetaria que decidió el BCRA días atrás y que la llevó del 52% al 60%, a partir de agosto las Leliq generarán intereses por $355.000 millones, muy por encima de los $226.000 que había debido pagar en julio.
La relación entre lo fiscal, lo monetario y lo externo es un componente de la grave situación. El sector externo es una contracara de desequilibrios internos (Vasconcelos)
Aquella promesa electoral de Alberto Fernández de aumentar las jubilaciones reduciendo los intereses de las Leliq quedó en anécdota. Hoy aparecen cifras tan cuantiosas que relativizan el anuncio del ministerio de Economía de cerrar hasta fin del año la ventanilla de los “adelantos transitorios”, una de las vías más comunes para financiar el déficit. Aún sin ese canal de emisión monetaria, los intereses de las Leliq pedirán más maquinita.
“Ha habido una emisión de pesos descomunal. El Banco Central estuvo absorbiendo parte de la liquidez, pero eso también generó un aumento de las Leliq y su costo financiero”, explicó Jorge Vasconcelos, economista del Ieral de Fundación Mediterránea.
“La relación entre lo fiscal, lo monetario y lo externo es un componente de la grave situación. El sector externo es una contracara de desequilibrios internos que a su vez se explican por inconsistencias de la política fiscal y monetaria. Ese deterioro del frente externo ha llevado a esta situación en la cual el Banco Central no puede acumular reservas”, explicó el economista, conectando el desequilibrio interno con la tan mentada falta de dólares que alega el Gobierno.
Un informe de Ieral pone en números la dimensión del desafío que el nuevo equipo económico tiene por delante. “En el acumulado de junio y julio, por lejos la principal fuente de emisión monetaria ha sido la intervención del Banco Central en el mercado secundario de deuda interna, recomprando bonos del Tesoro del que se desprendían los operadores privados. En los últimos 60 días esas intervenciones insumieron $1,26 billones, en una movida que debió ser acompañada por una política mucho más activa de esterilización de pesos (colocando Leliqs y subiendo tasas de interés) fenómeno que tampoco es gratuito: el costo de los intereses de los Pasivos Remunerados del Central explica la emisión de $447.000 millones en el acumulado de junio y julio”.
“La convergencia de esas dos turbinas ha derivado en una emisión de $1,7 billones en los últimos 60 días, a un ritmo que equivale al 45% del stock de la Base Monetaria contabilizado a mayo de este año!!!”, concluye el informe.
Si el BCRA repite una mega-emisión para sostener la demanda de títulos públicos, la dinámica cuasifiscal podría agravarse (Albornoz)
Estas cifras enormes, además, tampoco son definitivas. En la consultora Ecolatina estiman que el BCRA deberá desembolsar $355.000 millones en intereses este mes (frente a $226.000 millones en julio), dependiendo entre otras cosas de si tiene que volver a subir la tasa, empujado por el dato de inflación de julio que, según el REM, llegará a 7,5 por ciento.
Los $355.000 millones “son un piso, porque el cálculo no contempla una proyección de suba de tasas que, de suceder, aumentaría ese monto”, explicó el analista Juan Pablo Albornoz, de Ecolatina. Esa cifra, afirmó, expandirá la base monetaria pero no necesariamente implica emisión, ya que eso dependerá de cuanto pueda esterilizar… con más Leliq.
Las Leliq se pagan con más Leliq, la inflación las va licuando. Pegaron un salto fuerte porque todo el ‘gasto Covid’ que se hizo con mucha emisión durante la pandemia, terminó ahí (Marull)
Albornoz explicó que si el Gobierno consigue cumplir con la suspensión de los Adelantos Transitorios (mañana comenzará a devolver $10.000 millones, según anticipó) debería “relajarse la presión” sobre esta deuda: “La inflación corre muy por encima de la tasa que devengan los pasivos remunerados del Central, lo cual en términos reales licúa el stock. Pero, y esto es crucial, eso depende de que no se repita nuevamente una mega-emisión para sostener la demanda de títulos públicos. De repetirse, la dinámica cuasifiscal podría agravarse”.
La “megaemisión” a la que se refiere Albornoz es ese 1,26 billón de pesos que en solo 60 días el BCRA emitió para rescatar los bonos del Tesoro cuando los tenedores privados salieron a venderlos a cualquier precio.
En la misma línea, el economista Fernando Marull explicó que “las Leliq se pagan con más Leliq, la inflación las va licuando. Pegaron un salto fuerte porque todo el ‘gasto Covid’ que se hizo con mucha emisión durante la pandemia, terminó en Leliq”. En esa deuda del BCRA terminó el gasto en el IFE, en el programa ATP para pagar sueldos de empresa privadas, en refinanciar deudas y en otros subsidios implementados durante la cuarentena total.
“El plan monetario depende del déficit que va a ser de 1,5 billón de pesos. Cubrir ese déficit sin emisión, sin adelantos, sin transferencia de utilidades incrementará la deuda del Tesoro”, agregó Marull. En su visión, “tienen que pasar muchas cosas” para que el ministerio de Economía no necesite usar los adelantos transitorios del Banco Central, una de los principales mensajes fiscales del nuevo equipo económico.