Tras empatar a la suba de precios en enero, el tipo de cambio oficial inició febrero con un ritmo de devaluación de 7% pero en el mercado descuentan que se moderará en las próximas semanas
El dato de inflación de enero, más negativo de lo originalmente esperado por el Gobierno, obliga no sólo a repensar la estrategia de tasa de interés, haciendo inviable la posibilidad de un recorte, sino que impone al Banco Central revisar también la desaceleración del ritmo de devaluación. Si bien en los últimos dos meses del año pasado, el crawling peg del dólar oficial trepó más alto que el resto de los precios -entre 6,6% y 6% contra un promedio de 5% del IPC-, la tasa de depreciación en enero se ubicó varias décimas por debajo, en 5,4 por ciento.
Ese nivel quedó alineado con la expectativa oficial original de una inflación similar o más baja que la de diciembre para el mes pasado pero, en el mejor de los casos, le habrá empatado al índice que se conocerá a mediados de febrero. El dilema que se vuelve a imponer ahora para el equipo económico es volver a acelerar el ritmo de devaluación o mantenerlo a la par de los precios o incluso por encima para evitar un atraso cambiario mayor.
En principio, desde el Gobierno aseguran que no volverán a atrasar el tipo de cambio y que se mantendrá la política de mantener la suba del dólar alineada con la inflación. Esto a pesar de que, en menos de dos meses, la campaña electoral marcará la cancha para muchas de las decisiones de política económica. En el caso del dólar, la máxima en años electorales es que corra por detrás del resto.
“Lo que pasó en enero lo sabremos ex post, pero el plan es mantener la sintonía”, aseguró un integrante del equipo económico. En la primera jornada del nuevo mes, la mesa del Banco Central pareció corroborar sus dichos, con un avance de 7,2% mensualizado. Sin embargo, el punto no es concluyente: también en diciembre el BCRA arrancó el mes con una suba de 7% y lo cerró con un ritmo de 5,5% en las últimas ruedas. Lo mismo, prevén en el mercado, puede ocurrir este mes.
“El tipo de cambio oficial inicia febrero devaluando al 7,2% contra la rueda anterior. Nada que no hayamos visto dentro de las primeras ruedas del mes desde septiembre pasado”, afirmó el analista financiero Andrés Reschini, quien agregó que el BCRA vendió USD 42 millones en el MULC durante la jornada, lo que amplió el resultado negativo acumulado en el año a USD 232 millones.
Si bien en el equipo económico insisten en que no se atrasará el dólar, lo cierto es que mantener un ritmo de suba por encima de 5,5% mensual retroalimenta la suba del resto de los precios, particularmente de alimentos, y suma un elemento de dificultad a las negociaciones que por estos días lleva adelante el secretario de Comercio, Matías Tombolini, del plan Precios Justos. En esas tratativas se discute bajar el ritmo de aumentos de 4% a 3,2% mensual, siempre a cambio de la promesa de un acceso diferencial al mercado de cambios oficial para importar insumos. Pero un nivel de inflación más de dos puntos superior a ese objetivo oficial resulta en una complicación no sólo para que las empresas de consumo masivo acepten la pauta sino, principalmente, para que después puedan cumplirla.
El problema es mayor en la canasta de productos congelados, cuyos precios quedaron muy desfasados. Para ese conjunto de bienes, las empresas reclaman una recomposición, a riesgo de retirar los productos del programa y ajustar su precio hasta el 9 por ciento. La negociación está lejos de cerrarse por el momento en ese frente, que no es el único.
También las petroleras participan del programa, con una pauta de aumento de 4% hasta marzo, cuya aplicación YPF comenzó a retrasar en el mes, por lo que en la práctica podrá extenderse casi hasta abril. Otra vez: una suba del dólar alineada con la inflación retrasaría cada vez más el precio de los combustibles mientras que permitir aumentos mayores, en función de la suba del dólar y los costos, retroalimentaría el circulo vicioso de suba de precios.