La autoridad monetaria sostuvo en 75% nominal anual el rendimiento que pagan los bonos que coloca a las entidades financieras y el que perciben los ahorristas por sus colocaciones a plazo fijo.
A pesar del dato de inflación por encima de lo previsto para enero, el directorio del Banco Central decidió este jueves mantener sin cambios, en 75% nominal anual la tasa de interés de política monetaria. Con ello, el rendimiento que perciben los ahorristas por sus colocaciones a plazo fijo, igual que el que perciben los bancos por colocar su liquidez en Leliqs, perderá parte del atractivo de los últimos meses cuando los intereses superaban por más de un punto el avance de los precios.
La tasa actual es equivalente a 6,25% mensual, que se compara ahora con una inflación de 6%, mientras que en noviembre y diciembre, el promedio del IPC se ubicó en 5% y garantizó cómodamente una tasa real positiva. A partir de ahora, las cuentas son más ajustadas.
“El Directorio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) mantuvo sin cambios la tasa de política monetaria y seguirá actuando con prudencia ante la evolución de la tasa de inflación”, afirmó la entidad en en comunicado, en el que expresó que “la aceleración mensual en el ritmo de aumento del IPC se explicó casi en su totalidad por aumentos en las categorías Estacionales (fundamentalmente verduras y turismo) y Regulados (especialmente transporte, gas y comunicación), mientras que la inflación Núcleo, que refleja el comportamiento más tendencial del nivel general de precios, se ubicó en un nivel similar al de diciembre (5,4%, +0,1 p.p.)”
En función de eso, se aclaró desde el Banco Centra, es que se decidió no aplicar cambios, ya que la autoridad monetaria considera que la tasas se mantienen en terreno positivo. “De este modo, las tasas de interés continúan en terreno positivo en términos reales, lo cual garantiza la protección del ahorro en pesos y contribuye a mantener ancladas las expectativas cambiarias, favoreciendo el proceso de desinflación”, afirmó en el comunicado, aunque admitió que “el BCRA continuará monitoreando la evolución del nivel general de precios y la dinámica del mercado de cambios a los efectos de calibrar su política de tasas de interés y de gestión de la liquidez”.
La última vez que el BCRA modificó la tasa de política monetaria fue a mediados de septiembre, cuando tras conocerse el dato de inflación del mes anterior de 7%, su directorio dispuso un aumento de 750 puntos básicos el rendimiento de sus pasivos remunerados, que pasaron de 69,5% a 75% anual, nivel que definió asimismo tanto el rendimiento de los depósitos a plazo fijo, como las tasas de interés para créditos y otros costos de financiamiento en pesos.
En total, el BCRA aplicó durante el año pasado nueve subas de tasas de interés, las más fuertes entre julio y septiembre: una suba de 800 puntos básicos, al pasar de 52 a 60% anual; otra de 950 puntos, para alcanzar el 69,5% anual tras el pico de inflación de 7,4% que se registró en julio y la última suba fue, en septiembre, de unos 750 puntos, para pasar de 69,5% a 75% anual.
El Banco Central esperará ahora el dato de inflación de este mes para volver a evaluar una eventual modificación. Si bien en el mercado existía la expectativa de una suba esta semana, para la entidad monetaria un dato aislado no es suficiente.
Ocurre que decidir una suba tiene altos costos: no sólo se encarece el crédito, lo que genera un mayor enfriamiento de la actividad económica sino que también acrecienta el rojo del propio BCRA. Es que los pasivos remunerados de la entidad ascienden a 2,2 veces la base monetaria, superando los 10,2 billones de pesos.
Un aumento de la tasa del BCRA aumentaría, de manera inmediata, el rojo cuasi fiscal, lo que complicaría aún más precaria ecuación monetaria vigente.