Analistas señalan que cumplir la meta planteada desde el Gobierno es «sumamente difícil» y estiman que la inflación de febrero podría volver a ubicarse en torno al 6%.
Luego del salto de enero, cuando la inflación se aceleró al 6%, distintas consultoras privadas estiman un dato similar para febrero. Un hecho que, aseguran analistas, complicaría aún más la meta del Gobierno de llegar a abril con una suba del IPC por debajo del 4%.
Es que, según señalan, hay diversos factores que conspiran contra un descenso marcado en los datos de inflación para los próximos meses. La inercia, sumado a la actualización de tarifas y la presión de algunos rubros, como los estacionales o los alimentos impulsados por la carne, son algunos de los factores esgrimidos por los economistas.
Al respecto, desde la consultora Sarandí elaboraron un informe en el que se analizó la “persistencia inflacionaria” y se detalló: “Se aleja la posibilidad de llegar al mes de abril con una inflación por debajo del 4%. En Argentina nada es imposible, pero la meta simbólica que se auto impuso el ministro Sergio Massa implicaría reducir el IPC más de un punto porcentual en cada uno de los dos próximos meses. Es poco probable”.
“En cambio, esta última gestión económica del Gobierno Fernández tiene en el activo haber evitado un escenario de espiralización, que se presentaba como un riesgo severo a mitad del año pasado cuando la economía carecía de todo tipo de anclas y la política daba señales inconsistentes”, se detalló en el informe, y se señaló que “reducir el desequilibrio macro y fiscal fue la base de un ordenamiento mínimo en la última parte del 2022”.
En ese escenario, estimó la consultora, “febrero cerrará con un IPC nuevamente por la zona del 6%”. “A pesar de los controles y acuerdos, el desglose por categorías muestra que la inflación actual está liderada por el segmento estacional que aumentó 55,7% en el último semestre, seguido por los regulados que crecieron 42,7% en igual período”, resaltó.
Análisis
Según señaló Martín Kalos, director de EPyCA Consultores, “hay dos maneras” de analizar la meta propuesta por Massa. “Por un lado, que una inflación mensual se ubique por debajo del 4%, no parece particularmente exigente. Sin embargo, en la economía argentina, sí termina siendo un objetivo difícil de cumplir”, explicó el economista, quien detalló que el año pasado luego del pico de 7,4% en julio se observó cierta desaceleración en los meses posteriores.
“Para cumplir la meta, en ese marco, hay que ir mes a mes logrando bajar la inflación. Algo que ahora, en enero y febrero, se detuvo: luego del 5% de noviembre y diciembre, volvió a ubicarse en 6% en enero y febrero. Lo cual marca que llegar abajo del 4% en abril va a ser terriblemente difícil, porque la inercia está alta y no hay mecanismos a la vista para bajarlos”, detalló Kalos a Ámbito.
“Para bajarla, hay que lograr un horizonte de descenso gradual de la inflación, que implica una estabilización de la economía, que hoy por hoy no está. Y esto, pese a que algunas de las herramientas que hay que usar están siendo usadas: la tasa de interés real positiva, la apreciación cambiaria. Por otro lado, está el tema de la emisión monetaria: si bien el Banco Central no emite como antes, no logra reducir lo suficiente su emisión y no logra dar certeza de que no va a tener que emitir a futuro, y ese es el principal problema hoy en día”, agregó.
Así, Kalos concluyó que, “básicamente, las expectativas, las indexaciones, los contratos que se atan a la inflación, la inercia en general, son en definitiva un problema que te deja lejos de poder bajar rápidamente al 4%”. “Llegar en abril a ese número, parece hoy sumamente difícil y no es el escenario base de ninguna proyección”, explicó.
Factores
En la misma línea, Francisco Ritorto, economista de ACM, coincidió que “conseguir que la inflación quede por debajo del 4% mensual no es una tarea sencilla y depende de varias cuestiones, lo que termina complejizando la posibilidad de lograrlo”.
“Primero, es necesario que se siga el compromiso fiscal asumido con el FMI de forma precisa, en caso contrario, puede complicarse el objetivo de inflación propuesto. Segundo, tenemos que tener en cuenta que estamos frente a un proceso (necesario) de ‘sinceramiento’ de tarifas; sin ir más lejos, ya en marzo se esperan fuertes aumentos de distintos servicios públicos y precios regulados. De hecho, si miramos la inflación promedio a 3 o 6 meses, podemos observar que la inflación núcleo, generalmente asociada a aquella porción del aumento de precios que tiende a sostenerse en el largo plazo, se desaceleró en enero respecto a meses anteriores, mientras que los precios de los bienes regulados aumentaron en mayor proporción. Lo que termina acelerando la inflación en el corto plazo y, por ende, atrasando el objetivo del 4% mensual para después de abril”, agregó Ritorto.
Más allá de estos factores, el escenario político también podría influir, según el analista: “No obstante, uno de los desafíos más grandes corresponde a que la transición política no traiga sobresaltos. En un año electoral como este, donde la incertidumbre es grande, si no se logra minimizar la llamada ‘grieta’, todas las otras variables macroeconómicas pueden pasar a un segundo plano”.