La baja en la venta de granos y de la agroindustria superará menores importaciones de energía. Peor si hay retención de la cosecha y menor producción de hidrocarburos
En un contexto de escasez de dólares, las divisas comerciales son vitales para el país. Para el año que viene se espera que los precios de los principales productos de exportación y de importación caigan, pero, según los economistas consultados, el efecto será negativo para la balanza comercial: la caída del valor de la soja hará sufrir en unos 6.000 a 7.000 millones de dólares las exportaciones, mientras que el retroceso del petróleo producirá un ahorro de unos u$s 2.000 millones por compras de energía en el exterior. Este estrés en el saldo comercial no considera el desincentivo que puedan tener los chacareros en vender su cosecha y supone compras de energía relativamente estables.
"Por cada u$s 10 de caída del precio del petróleo, el déficit energético cae unos u$s 500 millones. Y por cada u$s 10 de baja de la soja, lo mismo las exportaciones", dijo Maximiliano Castillo Carrillo, director de la consultora ACM. Pero el precio de la soja bajó más que el del petróleo, en tanto, las exportaciones del complejo agroindustrial, de unos u$s 30.000 millones, duplican las importaciones de energía, de unos 12.000 millones de dólares.
El petróleo, que pesa en el déficit energético, responsable del cepo cambiario, superaba los u$s 106 en junio pasado y ayer el WTI cerró a u$s 74,09 el barril. En tanto, la soja en Chicago superó los u$s 465 en mayo pasado y los futuros indican u$s 389,95 la tonelada para la cosecha del año que viene.
"Como Argentina es exportador neto de soja e importador neto de energía, los efectos se restan", dijo Ramiro Castiñeira, economista de Econométrica, quien previó una caída de u$s 7.000 millones de las exportaciones de 2015, principalmente por la caída del precio de los granos y su impacto en la agroindustria, adicionales a los que caerán este año. En tanto, estimó un ahorro de 2.000 a 2.400 millones de dólares por importaciones de energía, sólo por el efecto precio. "Es mucha plata la que pierde el país", dijo.
ACM previó una caída de unos u$s 6.000 millones en las exportaciones explicadas en un 90% por la caída de precios en las ventas agropecuarias y agroindustriales. "Es un escenario optimista, donde no hay problemas climáticos y la cosecha es buena; refleja la evolución de los precios", dijo Castillo Carrillo. En tanto, previó que se ganarán unos u$s 1.500 millones por la balanza energética. "Por más que los precios del crudo den ganancia, se van a contrarrestar con el hecho de que en el agregado Argentina produzca menos hidrocarburos, lo que va a implicar mayores importaciones", agregó.
Federico Muñoz, titular de la consultora con su nombre, estimó una caída de u$s 8.000 millones de exportaciones solamente de granos y de productos agroindustriales. "Somos conservadores. Me da la sensación de que va a haber incentivos fuertes a retener la cosecha esperando una baja de retenciones a la exportación con un nuevo gobierno. Y, sobre todo si se aferran a lo que dijo (el presidente del Banco Central, Alejandro) Vanoli, sobre que no va a devaluar, porque se concretaría un escenario de retraso cambiario y, por ende, de altas expectativas devaluatorias", explicó.
El economista entiende que el ahorro de importaciones de energía ascenderá a unos u$s 2.000 millones no sólo por la caída del precio del petróleo, sino también por la recesión que generará una menor demanda interna y, por lo tanto, menores compras externas.
"La pérdida de dólares sojeros no va a ser compensada por las menores importaciones energéticas", concluyó Muñoz.
Además del efecto precio, el año que viene se abren muchas incógnitas que pueden afectar las cantidades y ahondar el impacto de las cotizaciones.
Marcelo Elizondo, director de Desarrollo de Negocios Internacionales, quien también estimó una caída de 6.000 a 7.000 millones de dólares de exportaciones (de unos u$s 73.000 millones de 2014 a u$s 67.000 millones en 2015), enumeró la cantidad de factores exógenos que jugarán el año que viene adicionalmente a la caída de precios: la desaceleración de la economía china, la repetición de una demanda débil de Brasil, posibles sanciones por parte de la Organización Mundial de Comercio, que se fortalezca el dólar. Y dentro de los endógenos: la inflación de costos, el atraso cambiario, la presión tributaria y el conflicto con los holdouts.
"Las cuentas externas pasarán un estrés muy importante, con una caída de las exportaciones similar o superior a la de este año", explicó Castillo Carrillo. "Pero el superávit comercial va a seguir siendo alto, porque la economía va a caer y se va a necesitar importar menos, como en 2009", agregó.