Bajo ingreso de divisas, pagos de deuda a acreedores privados, menor efectividad de la tasa de interés, algunos de los puntos que se combinarán con el trasfondo electoral
Los pagos de deuda recientes a los que tuvo que hacer frente el Banco Central sumado a sus dificultades manifiestas para acumular divisas a pesar de la vigencia de la tercera edición del dólar soja obligaron a poner la lupa sobre el nivel de reservas netas y, sobre todo, la posibilidad de recomponerlas.
Mientras se negocia la “recalibración” del programa acordado con el FMI, discusión que sigue “virtualmente” en marcha según recordó ayer el organismo, el Gobierno deberá enfrentar obstáculos adicionales en los próximos meses que conspiran contra la acumulación de un nivel mínimo de divisas: a la mala cosecha de soja y maíz y la falta de estímulo suficiente a los productores para vender sus stocks se suman las malas perspectivas también para la cosecha de trigo, los pagos de deuda a acreedores privados y la incertidumbre electoral que, como es de esperar, hará sentir su presión en el mercado cambiario.
El último informe de 1816 señaló que en el corto plazo, las perspectivas para revertir el saldo negativo de las reservas netas es más que desafiante, incluso si se alcanzara algún entendimiento con el FMI. A saber:
– La mala cosecha de soja y maíz, con una caída de producción bruta USD 18.000 millones menor a la del año pasado sigue siendo la principal dificultad para sostener el equilibrio del mercado de cambios. Con el crecimiento de la brecha cambiaria, los incentivos a la liquidación del agro son cada vez más débiles a tal punto que, a pesar de la vigencia del tipo de cambio diferencial de $300, el BCRA anotó hasta el jueves pasado 6 ruedas consecutivas de ventas mientras que el viernes y hoy apenas pudo reunir USD 9 millones.
– A fines de la primera semana de julio, el Gobierno deberá cancelar un pago de USD 1.000 millones con los acreedores privados por la renegociación de la deuda que llevó adelante el ex ministro de Economía, Martín Guzmán. Para esa fecha, aun si el FMI girara el desembolso previsto para junio aun cuando no se cumplieron las metas del primer trimestre, las reservas habrán vuelto a terreno negativo a menos que finalmente el organismo adelante los fondos del segundo semestre y habilite disponer de al menos de parte del dinero para cancelar esos compromisos.
– La incertidumbre electoral puede implicar nuevas turbulencias financieras y, sobre todo, cambiarias. La consultora atribuye la mayor tensión no sólo a las internas en las dos coaliciones principales de la escena política -el Frente de Todos y Juntos por el Cambio- sino también a la irrupción de Javier Milei. El discurso económico del candidato libertario fue, por caso, considerado por parte del Gobierno como una fuente de desestabilización del mercado durante la corrida contra el peso del mes pasado.
A esa descripción, que se extiende hasta fin de año si se tiene en cuenta que también la cosecha de trigo se verá afectada por la mala condición climática según los últimos informes de la Bolsa de Comercio de Rosario, se agrega el escaso instrumental que tiene a disposición el Banco Central para intentar contrarrestar los males por venir, que tienen un claro impacto en la suba del dólar y, por ende, de la inflación.
En ese sentido, tanto la tasa de interés como el ritmo de devaluación pierden efectividad y se vuelven incluso herramientas con más costos que beneficios. “La tasa de interés ya no es una herramienta antiinflacionaria En una economía normal, el incremento de tasas de interés puede reducir la inflación, aunque no sin costos, como le está ocurriendo a la FED. Con inercia inflacionaria fuerte, la causalidad se invierte y es la tasa de interés la que es obligada a adaptarse a la inflación para evitar una corrida cambiaria”, advirtieron desde la firma de análisis económico Abeceb, donde puntualizaron que “los sucesivos incrementos de tasas de interés implementados por el BCRA no han hecho mella en la inflación”.
En ese contexto, también el ritmo de devaluación impone una dificultad adicional. “En un régimen de alta inflación, la señal del crawling peg no sirve para anclar las expectativas porque alimenta la inercia inflacionaria. Cada vez que la inflación se acelera, la autoridad debe acelerar la inflación, convalidando las expectativas de que la inflación será más alta”, explicó la consultora fundada por el ex ministro de Producción, Dante Sica.