Contra todos los pronósticos, los datos del primer trimestre marcaron un crecimiento. Sin embargo, el contexto de fragilidad financiera y restricciones a las importaciones pone freno a la actividad y se espera una contracción para todo el año
En medio de la sangría de reservas, la volatilidad cambiaria y los resultados negativos de las cuentas públicas, se conoció durante la semana un dato que sorprendió por lo positivo: lejos de la contracción económica que se anticipaba desde el verano con muy poco margen para la duda –vale decir, en base a las propias estadísticas del Indec–, la actividad económica resistió durante el primer trimestre mejor que lo previsto.
Aunque la tendencia es clara a la desaceleración, una corrección de la estadística de enero y febrero permitió que, con un magro avance de marzo, los primeros tres meses del año esquivaran lo que de todos modos se prevé será una inevitable recesión para el resto del año.
De hecho, el consenso de las estimaciones privadas arrojan que este año, la economía caerá entre 3% y 4%, aun cuando el primer período de este año fue mejor que los últimos tres meses del año pasado, lo que permitió un crecimiento de 1,5%, superando las expectativas del mercado.
Ese desempeño mejor al previsto se produjo gracias a una ligera flexibilización en los permisos de importación, cuyo volumen alimentó la actividad. Pero, con las reservas netas del Banco Central en terreno negativo y las brutas en pleno retroceso, ese grifo se volvió a cerrar el mes pasado y se endureció aún más en las últimas semanas. Las restricciones valen para todos los sectores casi por igual.
“Hasta hace un mes, el esfuerzo que había que hacer era importante para lograr la aprobación de una SIRA, pero terminaba saliendo. Desde hace 20 días, ya no importa qué se esté dispuesto a hacer, no hay manera”, admitió a Infobae un alto ejecutivo que trabaja en una empresa internacional de insumos médicos.
Ante esa falta de dólares, que apenas se logra morigerar con el swap chino que el ministro de Economía, Sergio Massa, buscará ampliar esta semana en negociaciones que llevará adelante junto con Brasil en China, las proyecciones de actividad económica para este año siguen siendo malas.
En línea con las principales consultoras locales del mercado, el Barclay´s se sumó esta semana al pelotón de bancos de inversión de Wall Street que corrigieron a la baja sus estimaciones de crecimiento, caso del JP Morgan o el Bank of América. “En Argentina, hemos reducido recientemente nuestro pronóstico de crecimiento de -2,5% a -4%, dado a un recorte mayor al esperado de nuestra estimación de actividad agropecuaria, producto de la sequía, y de la mayor contracción de importaciones que esto requerirá” afirmó la entidad en su reporte sobre economías emergentes, en el que no dejó de resaltar el impacto de “la profundización de la crisis financiera”, a pesar del resultado mejor al esperado del primer trimestre.
También en el mercado doméstico sostienen esa misma visión. “El primer trimestre cerró con una expansión de la actividad de 1,5% a/a, por encima de nuestras estimaciones previas, alcanzando a fin del trimestre el mayor nivel de actividad desde septiembre. Es importante mencionar que las estimaciones desestacionalizadas de los dos primeros meses de 2023 fueron modificadas al alza retroactivamente”, señaló Delphos Investments, para cuyos analistas el panorama hacia adelante es, igualmente, sombrío.
”Entre los factores que ayudaron para la aceleración de la actividad podemos mencionar el mayor nivel de importaciones en el primer trimestre, que colaboró para la recuperación de la actividad industrial. En una mirada de mediano plazo -agregó la consultora financiera- eso parece estar llegando a un límite por la escasez de financiamiento externo que enfrenta la Argentina, lo que aumenta las presiones devaluatorias y la brecha cambiaria”.
Esto a pesar de que, en marzo, 12 de los 15 sectores mostraron crecimientos interanuales. Los servicios siguieron liderando las subas, trepando 2,1% mientras que los bienes se expandieron 0,6%, gracias a la industria automotriz y el sector energético. Sin embargo, también desde Ecolatina señalaron que no podrá evitarse la recesión este año, dadas las restricciones de la oferta (por falta de dólares) y la demanda en retroceso.