El EMBI+ Argentina que mide JP Morgan perdió 20% en un mes y amenaza con quebrar los 2.000 puntos. Con todo, sigue siendo una sobretasa muy por encima del promedio de la región. Y está lejos de la última vez que el país emitió deuda en dólares
La deuda soberana argentina en dólares se sumó, algo más tarde que las acciones de empresas locales, al “trade electoral”, las tomas de posiciones de inversores y fondos que compran bonos especulando con una posible mejora luego del cambio de administración que resultará de las elecciones presidenciales de este año. El precio promedio ponderado de la deuda en dólares acumuló una suba exponencial de 25,9% en junio, en lo que fue la suba más relevante de las cotizaciones de los títulos en moneda extranjera desde que fueron reestructurados. En ese período, el riesgo país bajó casi 20% y coquetea con la barrera de los 2.000 puntos.
Después de años de letargo, los bonos argentinos parecen haber encontrado elementos suficientes como para ensayar una recuperación. Y una bastante explosiva. Los titulares de papeles como el Bonar 2030 (AL30) y Bonar 2035 (AL35), algunos de los más golpeados y que más ganaron con las subas, deben estar bastante satisfechos de si mismos. Pero, así y todo, ¿dónde está parada la deuda argentina y qué tan relevante es esta mejora?
Para saberlo, Infobae consultó a analistas y operadores respecto de cuál debería ser el nivel que deberían alcanzar los bonos argentinos para abandonar la categoría de distressed (en problemas), acercarse a niveles similares a los de la región o incluso generar la posibilidad -deseable o no, eso es otra discusión- de volver a los mercados voluntarios de deuda. Y la conclusión es que queda mucho camino por recorrer.
“Un riesgo país en el cual se podría intentar regresar a los mercados se ubicaría en torno a los 1.000 puntos básicos. Así es que desde los niveles actuales de alrededor de los 2.000 puntos básicos le quedaría recortarlo, como mínimo, a la mitad”, dijo el analista Gustavo Ber.
Hay varias formas de comparar el nivel de riesgo país argentino con un nivel “sano” o consecuente con una posición relativamente cómoda en los mercados. Una es mirar a países comparables.
Según datos del Banco Central de República Dominicana, el índice EMBI+Latino -el riesgo país de la región- está en 405 puntos básicos. Esto es un 80% menos que el riesgo país de la Argentina. Y eso a pesar de que, en ese promedio, se computan por igual títulos de deuda sólidos como los brasileños o chilenos y deuda seriamente en problemas, como la venezolana de Ecuador o El Salvador. El riesgo país tendría que restar más de 1.600 puntos para equipararse al promedio de la región.
Bolivia, con sus en torno a 1.100 puntos de riesgo país aparece como más alcanzable. Pero eso no quiere decir que esté cerca: tendría que recortar un 46% la prima que pagan los títulos argentinos para alcanzar esos niveles.
Otra forma de comparar es ver en qué niveles estaba el EMBI+ Argentina la última vez que emitió deuda. Esto fue en enero de 2018, cuando el entonces secretario de Finanzas Luis Caputo apuró una emisión de último momento antes de una suba de las tasas globales y poco antes de que el programa económico de Mauricio Macri cayera en un abrupto sudden stop en abril de ese mismo año.
“En 2018 el riesgo país nunca superó los 500 puntos básicos y en el primer semestre estuvo abajo de 400 puntos. Cierra el año abajo de los 800 puntos y después de las PASO de 2019 ya se fue a 2000″, comentó Gabriel Caamaño, economista de Consultora Ledesma.
La última vez que la Argentina emitió deuda fue en enero de ese año. Durante ese mes el riesgo país promedio unos 360 puntos básicos. Quedan unos nada despreciables 1.700 puntos básicos de retroceso para volver a un punto similar.
La pregunta entre los inversores es qué tipo de apuesta es este trade electoral que empuja, o empujó hasta ahora, los precios de los bonos. Para así estimar qué tan lejos se puede navegar esa apuesta. Una estrategia no tan ambiciosa parte de la idea de que un mes atrás los bonos estaban tan baratos que, aún en el peor de los casos, las potenciales bajas eran tan pequeñas que valía la pena correr el riesgo. Sobre todo si las ganancias eran importantes aún con una mejora moderada del estado de la deuda.
Entre los análisis de mercado, entonces, explican el avance en parte por un contexto externo que lo propició. Pero no es el principal combustible para la suba.
“Dos referencias internacionales para medir la performance del universo emergente como son el EMB ETF y el Emerging Market Index también tuvieron un gran mes. Estos agregaron 2,1% y 1,5% respectivamente. En este sentido, es evidente que la deuda hard dollar local tiene el clima internacional a favor. De igual forma, si bien la deuda soberana argentina tiende a replicar la tendencia del exterior (aunque con mayor intensidad dado su mayor Beta), la marcada reacción de este mes está explicada prácticamente en su totalidad por factores locales”, analizó un reporte de Portfolio Personal Inversiones (PPI).
Pero tampoco son números económicos alentadores los que impulsan las subas.
“Los drivers de la macro siguen sin verse en escena, por lo que el rally en este segmento está reducido al trade electoral. Como señalamos, el mercado ve a Massa como la figura market friendly dentro del oficialismo. Además, su candidatura implica que continuará a cargo del timón del Ministerio de Economía. A su vez, una contribución clave al rally de los activos argentinos es que Sergio Massa habría llegado a un acuerdo con el Fondo lo que implicaría una compra de tiempo hasta las elecciones PASO”, continuó el mismo análisis.
Y en esa línea, empieza a jugar la duda respecto a si lo mejor ya pasó o todavía hay tiempo para sumarse a invertir en deuda argentina. La respuesta nunca es simple y tiene que ver con el riesgo que estén dispuesto a correr quienes compran bonos soberanos.
“Nosotros estamos planteando un escenario optimista para el año que viene donde hay un cambio de Gobierno y el nuevo Gobierno aplica un programa de estabilización que funciona. En ese escenario, unos 1.000 puntos de riesgo país no es inimaginable. Esto, en un período de un año o dos. Claro que esto es en un escenario optimista en el que hay un programa, el programa se ejecuta correctamente y tiene un éxito razonable”, dijo Ezequiel Zambaglione, jefe de research de Balanz.
¿Y qué probabilidad de ocurrencia podría llegar a tener ese escenario optimista?
“Yo creo que le queda recorrido a los bonos, en el escenario optimista, pero que no es un escenario base tan claro. Cuando uno ve los desafíos que tiene el Gobierno para remover los controles de capitales y equilibrar el sector monetario, la probabilidad de éxito del próximo Gobierno puede estar en el 60 por ciento. Si el esquema de estabilización no funcionara o no fuera suficientemente exitoso, podés terminar en precios similares a los de ahora o incluso un 10% abajo”, agregó el especialista.