Tras el salto de abril, tanto el dólar libre como las variantes bursátiles lateralizaron debajo de los $500 y volvieron a atrasarse respecto de la inflación
Una de las premisas financieras de la Argentina dejó de cumplirse en este 2023, al menos por el momento. Se trata de la típica “dolarización preelectoral”, la búsqueda de cobertura en dólares para mantener los ahorros a resguardo ante los imprevistos cambios de política económica.
La demanda de divisas presiona los precios al alza. Y en una economía con estrictos controles cambiarios, este comportamiento se ve más claro en las cotizaciones alternativas al mercado oficial, donde se opera con cupos, regulaciones y precios distorsionados por los impuestos.
Si bien están dadas las condiciones para que el dólar en todas sus variantes continúe al alza y rompiendo récords -por la elevada inflación, el desplome de las reservas y la fragilidad de las cuentas públicas-, en las últimas semanas se extendió una estabilidad de precios que mantuvo a la divisa por debajo de los 500 pesos, una línea que estuvo a punto de cruzar a fines de abril. En aquel mes el billete saltó 17% y el “blue” tocó un máximo de $497 el 25 de abril.
Quien atesoró dólares en los últimos dos meses y medio no hizo negocio. La inflación se estacionó en el rango del 7% mensual y otras alternativas financieras -como bonos y acciones- rindieron entre 20% y 30% en moneda “dura”. Este miércoles, el dólar libre cede a $492, y las variantes bursátiles del “contado con liquidación” y el MEP son operados a $494 y $485, respectivamente.
¿Cuáles son los motivos de la estabilidad del dólar?
1) Necesidad de pesos. Así como los ahorristas acuden al dólar libre para atesorar, también hay mucha economía “en negro” que necesita de este mercado para hacerse de pesos. Tal es el caso de muchos comercios y pymes que tiene que afrontar gastos -como el pago del medio aguinaldo-, y para ello utilizan dólares “cash” que se venden a mayor precio al “blue” que a través de la Bolsa o el mercado formal.
2) Tasas de interés. El dato de inflación de junio, que las consultoras proyectan en torno a 7%, mejoró la perspectiva para el ahorrista en pesos, pues la tasa de interés para los plazos fijos, que replica la tasa de política monetaria del BCRA, está hoy en la zona de 8% mensual, lo que arrojaría una tasa real positiva para los depósitos minoristas a plazo. Hoy la tasa se mantiene en el 97% nominal anual, que es una tasa efectiva anual del 154% por el interés compuesto. Visto desde otro modo, mantener los pesos en el banco en estos niveles es redituable y eso desalienta la demanda de dólar por los canales alternativos.
3) Protagonismo del dólar MEP. Los inversores minoristas que hoy se quieren dolarizarse cuentan con canales muy aceitados a través de los bancos y los ALyC (Agentes de Liquidación y Compensación). Se trata del bursátil dólar MEP, que se obtiene a través de la compraventa de activos (principalmente el Bonar 2030 o “AL30″), que en una plaza regulada por la intervención del Banco Central marca hoy un tipo de cambio de $485 que le compite al valor del “blue”, con la ventaja de tratarse de operaciones en blanco y a un solo “clic” gracias a la banca digital.
El dólar MEP estuvo intervenido en los últimos meses por el Banco Central, a través de la compra de bonos a cambio de dólares, especialmente en el Bonar 2030 y Global 2030 que se operan en el segmento PPT (Prioridad Precio-Tiempo) de ByMA (Bolsas y Mercados Argentinos). Indirectamente, la estabilidad del MEP influyó en la evolución del “blue”.
4) Conveniencia del “puré”. Con un dólar libre cerca de $500 la brecha con el dólar que se opera en el mercado formal aún luce amplia y, con ella, las especulaciones acerca del margen de ganancias que puede obtenerse al comprar divisas en el banco y revenderlas a los operadores informales. En todos los inicios de mes se activa la compra en bancos del dólar “ahorro” a $449 y su reventa a $487 en el mercado paralelo genera una ganancia inmediata de $7.600 con el cupo mensual de USD 200 autorizado.
La visión de los analistas
El economista Gustavo Ber explicó que “los dólares financieros -y libre- continúan ‘planchados’ dado que el mayor apetito por riesgo de inversores externos y locales también está permitiendo prolongar esta etapa de tranquilidad cambiaria, más allá de la presión sobre las reservas netas dado que se descuenta un acuerdo con el FMI”.
Walter Morales, presidente y estratega de Wise Capital, indicó que ”a priori, esperamos que los Dólares Financieros vuelvan a estar demandados, haciendo que la brecha cambiaria se ubique entre 120% y 130%, no de manera permanente pero sí cómo refugio ante la incertidumbre política que traen las elecciones presidenciales. Algunos colegas hablan de brecha en 150% y es posible porque el overshotting cuando no podés comprar libremente un activo, no tiene un techo definido”.
Los expertos de Portfolio Personal Inversiones hicieron foco en la evolución del tipo de cambio oficial, cuya suba afecta al dólar “solidario” y al dólar “turista”, y que en 2023 sube más rápido que el “blue” (un 46% frente a un 42%). “En caso de que el BCRA continúe moviendo el tipo de cambio oficial a este ritmo en lo que resta de julio, estaríamos frente a una fuerte depreciación real del peso”, indicaron.