• Toman deuda del BCRA a largo plazo porque prevén un recorte; la apuesta oficial sería asegurar un 2015 expansivo
Conocen la especie de la que proviene Alejandro Vanoli y se preparan para anticiparse a sus movimientos. Los bancos están convencidos de que el presidente del Banco Central no ve el momento de aplicar una baja de tasas de interés en el sistema financiero que dé inicio, junto a otras cosas, a un año más "expansivo" en la economía, que permita revertir la actual recesión de cara a las elecciones de octubre.
La apuesta se ve en las licitaciones de deuda que realiza semanalmente el Banco Central. Desde que llegó Vanoli a la entidad, los bancos ya ofertaron $ 36.000 millones por letras a más de un año de duración; y el promedio semanal para este plazo es cuatro veces mayor al que se registraba en los tiempos de su antecesor. Actualmente la mitad de las ofertas para tomar letras se hacen a más de seis meses de plazo; y entre un 15 y un 17% de éstas se realiza a más de un año. Cuando primaba la ortodoxia y quien presidía el Central era Juan Carlos Fábrega, los bancos ofrecían sólo el 20% a más de 180 días y sólo un 5% a más de 365. La cifra más contundente se vio este martes: los bancos destinaron un récord de $ 9.000 millones a deuda mayor a 180 días.
Significa que, ahora, los ejecutivos prevén que en el corto plazo podría producirse una baja de tasas de interés que restará atractivo a esta alternativa de colocar su dinero en letras del Central. Y que frente a eso prefieren volcar su liquidez a plazos más largos, que aprovechen al máximo la última parte de un ciclo que fue más generoso para estos instrumentos.
El plan expansivo de Vanoli estaba preparado para los comienzos de 2015. La primera condición necesaria para concretarlo era haber controlado las expectativas de devaluación. Esto es, precisamente, algo que dentro del Gobierno creen haber logrado: consideran que la corrida que se percibe en estos días en el mercado cambiario es meramente estacional, por la demanda de dólares que realizan los argentinos que viajan al exterior, y no tanto un efecto del atraso cambiario y de la fuerte emisión de pesos.
La segunda condición necesaria era, en cambio, un conjunto de factores exógenos: lo que pueda suceder en la negociación con los holdouts, las decisiones de política monetaria que adopte la Reserva Federal de Estados Unidos, la evolución que muestren los precios de los commodities y el dinamismo de los socios comerciales de la Argentina. El objetivo inicial era que, si todo esto fluía a favor, el esperado recorte de tasas se concretaría de acuerdo con lo previsto.
El cimbronazo global no afecta por el momento demasiado o al menos sin dramatismo- al sistema financiero y al mercado cambiario. Enero y febrero son de por sí dos meses que estacionalmente juegan a favor de la liquidez de las entidades, por el cobro de aguinaldos y la menor demanda de dinero del sector privado. El terreno podría estar preparado para que Vanoli pruebe con un ajuste de al menos 100 puntos básicos en los rendimientos de las letras de las Lebac, una referencia de las tasas de los créditos del sistema financiero (las activas). Actualmente, éstos son del 26,80% anual para las letras más cortas, de 90 días, y del 27,84% para las de 120 días.
El movimiento sería doblemente reactivador porque, desde hace unos meses, estos retornos se convirtieron también en un factor determinante para las tasas de los depósitos (la pasiva), luego de que el organismo resolviera definir las tasas de plazos fijos minoristas como un spread adicional sobre los rendimientos de las Lebac. En resumen, una baja no sólo abarataría y estimularía el crédito sino que, simultáneamente, desalentaría el ahorro bancario y liberaría pesos al sistema. El recorte también le permitirá al Central empezar a atenuar los costos que hoy debe afrontar por el alto stock de deuda que asumió durante el año pasado para absorber efectivo y contener la presión sobre el dólar.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=774275