Luego de tres años de gestiones, los fabricantes locales lograron un aval clave de las autoridades de Washington
Mediante una nota de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, la influyente EPA, los fabricantes argentinos de biodiesel se enteraron esta semana que habían logrado superar el fuerte lobby de sus competidores de aquel país. La agencia estatal estadounidense comunicaba que había aprobado un plan de «trazabilidad» para el producto argentino. Esto permitirá que el biocombustible a base de soja ingrese con mayores ventajas en el mercado estadounidense.
El país ya exportaba biodiesel a EE.UU. Según los datos de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), en 2014 se enviaron entre 300 y 400 mil toneladas a ese destino. Pero sin la aprobación del sistema de trazabilidad propuesto por la Argentina, el biocombustible nacional ingresaba luego de pagar altos aranceles.
Lo que sucedió ahora es que la EPA aprobó el «esquema de trazabilidad de biomasa renovable (soja)» presentado por el sector en agosto del 2012. Este paso implica que se logró superar el fuerte lobby desplegado por las fábricas estadounidenses de biodiesel, que obviamente no quieren la competencia del producto argentino y argumentaban que la Argentina no podía garantizar el origen de la materia prima utilizada.
Con el nuevo sistema de certificación se cumplieron «los requisitos legales de sustentabilidad que fijaba la legislación norteamericana», que impone ciertos requisitos para que los productores extranjeros de biodiesel puedan acceder al programa de Normas de Combustible Renovable. Entre esas exigencias hay que demostrar que la soja utilizada no provino de campos que fueron deforestados, provocando un daño ambiental.
La Junta Nacional de Biodiésel (NBB, por su sigla en inglés) es la que nuclea a los fabricantes de aquel país, tanto o más sojero que la Argentina. Advirtió que la decisión de la EPA abrirá las “compuertas” a los fabricantes argentinos con “muy poca supervisión o verificación”. Y recordó que mucho poroto de soja que se muele en la Argentina para fabricar biodiesel proviene en realidad de otros países limítrofes.
Más allá de las quejas, lo cierto es que las empresas argentinas superaron ese escollo y ahora podrán obtener los créditos de combustibles alternativos (RIN) usados por refinerías estadounidenses, importadores y otros para demostrar que están cumpliendo con los requisitos. Esto implica ingresar a EE.UU. con precios más baratos y competitivos.
Pero Luis Zubizarreta, el presidente de Carbio, no descorchó a cuenta. Dijo que se trata de “un reconocimiento al esfuerzo de la industria de biodiesel», pero aclaró que el sector «no tiene expectativas de un importante incremento de sus ventas hacia Estados Unidos, dada la complejidad del sistema de trazabilidad, los bajos precios del petróleo que impiden competir al biodiesel frente al diesel, y la oferta actual de biocombustibles en el mercado norteamericano».
En concreto, Carbio espera que los volúmenes exportados en 2015 sean muy semejantes a los actuales, de unas 300 mil toneladas.