En forma generalizada las monedas del mundo se están debilitando frente al dólar. El euro es una de las divisas que pierden valor relativo, además porque la zona euro continúa luchando contra la recesión, impulsando una fuerte emisión monetaria, y enfrenta problemas políticos internos, con Grecia como su mayor exponente. El peso, suma así, otra región contra la que se aprecia, no sólo porque mueve poco su tipo de cambio sino porque acumula una inflación varias veces superior.
Según datos de la Consultora Ledesma, el peso se apreció 8,5% mensual contra el euro en términos reales en enero pasado y 23,7% anual, hasta un tipo de cambio real de $ 1,269.
El valor del peso contra el euro es relevante porque la Unión Europea (UE) es el tercer destino de las exportaciones argentinas, detrás del Mercosur y Asia en su conjunto. «Una depreciación del euro claramente pone a la UE en una situación de mayor dificultad para importar porque las exportaciones se vuelven más caras y se fortalece el comercio intrazona», dijo Marcelo Elizondo, director de Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI).
El mayor valor del peso en relación al euro se debió a que en enero pasado, el peso perdió menos del 1% mensual contra el dólar, mientras el euro, 5,6%. En tanto, la inflación local fue levemente superior a 2% mensual y 34% interanual, por lo que el diferencial de inflación se ubicó en 34,8% anual respecto de la UE, según Ledesma.
Según el Indec, la UE compró el 14,24% de las exportaciones en 2014, u$s 10.247 millones. Argentina vende a los europeos principalmente manufacturas de origen agropecuario (59,1%), como harinas, aceites, pellets de soja, preparados de frutas, de carne, vinos. También productos primarios (23,18%), como fruta. Y un 17% de manufacturas industriales.
«El nivel actual de atraso cambiario ya no sólo presenta un serio desafío para la rentabilidad de las economías regionales, dada la pérdida de competitividad de sus envíos al exterior y la consecuente saturación del mercado interno», advirtió Ledesma. «En muchos casos (vitivinicultura, frutas, etc.) los productores primarios afirman que, dada la relación actual de precios y costos, no es rentable levantar buena parte de las cosechas. También está afectando los niveles de rentabilidad de los grandes bloques exportadores. En particular, dada la paralela caída de los precios externos, ya ha comenzado a estimarse que la producción de soja en campos arrendados dejó de ser rentable en buena parte de la zona dedicada a ese cultivo», explicó.
El proceso de debilidad del euro seguirá, no sólo porque EE.UU. prevé elevar su tasa de interés de referencia, sino porque el Banco Central Europeo inyectará desde septiembre próximo 60 mil millones de euros al mes para luchar contra la recesión hasta volver a una inflación objetivo cercana al 2%.
«Es difícil la sustitución del tipo de exportaciones que vende Argentina a la UE. La alimentación, en una zona sofisticada como la europea, es lo que menos se retrae», tranquilizó Elizondo. «Lo que más problema genera al país es la competencia de los productores agropecuarios de la UE, que han sido ineficientes y ante la suba de los precios internacionales tuvieron un respiro», agregó.
Pero la apreciación frente al euro no facilita la recuperación de los mercados europeos que el país ya perdió (en 2010 eran el 16% del total) con un euro más fuerte. Argentina redujo el comercio de carnes y de vinos, por ejemplo, por problemas internos de oferta.
La apreciación contra el euro no está aislada, a nivel multilateral el peso acumula una apreciación nominal del 12% interanual. Y las exportaciones totales cayeron 12% en 2014.