Por primera vez en mucho tiempo, la promesa del largo plazo asoma, frágil, en el escenario doméstico, y lo hace ?camuflada? en la forma de bonos y acciones locales. Estos títulos comienzan a generar tibias expectativas y las apuestas se suben lentamente a ese globo de ensayo que se llama «2016». Sin embargo es en el corto plazo donde se juega mucho. El dato es el regreso de la bicicleta financiera. Como se verá, esto incluye no sólo elementos tradicionales como el atraso cambiario y tasas de interés negativas en términos reales pero positiva si puede traspolarse a dólares, sino también algunos novedosos como el insólito tráfico de información vinculado a los allanamientos a cuevas, suspensiones y multas a casas de cambio y financieras que para algunos players de la City significa menos presión sobre el blue y, por ende, piedra libre para hacer un poco de ciclismo. Aquí también se inscribe la promesa de continuidad del Gobierno en la venta del dólar ahorro, ya que del constante goteo de dólares y de su posterior venta en el mercado paralelo se genera una oferta que ?plancha? ese tipo de cambio y que, atención, podría insumirle al Banco Central más de u$s 5.000 millones en 2015.
Como se dijo, la parte singular, es la de un largoplacismo sui generis, porque en lugar de hacer las cuentas en el aquí y ahora para sacar partido del tiempo que transcurra hasta fin de año, se apuesta más bien a hacer la ?vista gorda? sobre lo que acontece en lo inmediato y se cifran fuertes expectativas en la renovada toma de decisiones que deberá asumir el próximo gobierno. Al menos, la expectativa ?que en clave financiera siempre dice mucho? está puesta en títulos de deuda que buscarán condensar el entusiasmo inversor que genera el recambio político. Y es así, porque una parte importante de aquellos que mapean en forma cotidiana el terreno de las inversiones, sostienen que en lo inmediato poco o nada va a acontecer que cambie la dinámica que se dibuja en la tierra de las restricciones al dólar, la recesión, la inflación y los déficit que insumen los recursos que gira el Banco Central.
Dos datos de las últimas horas ratifican lo complejo de este escenario. Uno de ellos, la astronómica suba de los cupones atados al PBI, que acumulan un incremento del 50% en lo que va del año y que demuestra que la economía sólo está en estado recesivo de manera latente. A la vez, subraya que perdura el germen de la confianza en una recuperación, condicionada a lo que pueda acontecer a futuro y a cómo se llegue a esa instancia. Los bonos soberanos argentinos conservan así su trayectoria alcista porque, en dólares, las tasas que pagan son hasta el doble de las que hoy ofrecen bonos de otros estados soberanos. Claro que el riesgo es mayor, pero hay quienes apuestan a que el Gobierno logrará cerrar el año con un nivel de reservas aceptable y hasta podrá cancelar el vencimiento del Boden 2015 junto con otros vencimientos.
Pedaleo 2.0
El otro dato es el regreso de una práctica que nunca se fue del todo: la bicicleta financiera. Esta ?gimnasia? hoy vuelve a ser estudiada en detalle bajo el paraguas que propone el atraso en el tipo de cambio, tanto oficial como del blue. La inflación corre de atrás al Banco Central que deberá vérselas con un alza de los precios que tendrá 25% anual de piso, aunque con una devaluación esperada que, en principio, es sensiblemente menor.
Basta citar que en los últimos 12 meses el BCRA devaluó el peso solamente 10%, lo que redunda en una apreciación real del tipo de cambio. Es más: si se toman solamente los últimos 6 meses y se los anualiza, entonces la devaluación es de 6,9%.
Una visita al mercado de futuros de dólar de Rofex o MATba muestra que la devaluación esperada en los contratos todavía ronda el 29% anual, si bien hasta junio de este año y anualizada, la tasa es de poco más del 26%. Prácticamente hoy un plazo fijo a 90 días paga esa misma tasa. Cualquiera podría decir entonces que el mercado de futuros del dólar, donde interviene el Banco Central, aún marca una devaluación que casi triplica la que registró el peso argentino en los últimos 12 meses. ¿Le cree el mercado a Alejandro Vanoli? Parece que no mucho, e incluso el propio BCRA estaría señalando algo desde el atril, pero convalidando algo distinto en los contratos a futuro de dólar.
Por otro lado, la estabilidad del dólar blue también da que hablar, porque en los últimos 12 meses prácticamente se anota en los mismos $ 13,10 a los que cerró ayer.
En la City, se siguen los datos de allanamientos y multas a casas de cambio y financieras con la misma ansiedad con la que se ven los goles de Messi en el Barcelona. Es que un dato a tiempo significa información vital para saber a qué atenerse. Por ejemplo, en las callecitas más ?reactivas? del microcentro, hay quienes especulan que, de perdurar la fuerte razzia en la que se ejercita la Comisión de Valores, la Procelac, el Banco Central, la AFIP y la Unidad de Información Financiera (UIF), implicará la férrea imposición de un virtual congelamiento en el dólar paralelo. De esa forma, quienes apuestan a la bicicleta financiera pueden ?salirse? del blue para ponerse en tasa de interés y volver a ese mercado más adelante sin perder su renta en dólares.
Otro dato igual de relevante es lo que acontece con el dólar ahorro, porque de la continuidad o no de las ventas autorizadas por la AFIP es que puede desprenderse la ?garantía? de un avance ralentizado en la cotización del blue. El número que hará ruido en las próximas horas es que, para mantener las ventas del billete oficial por atesoramiento, el Gobierno ha demandado u$s 3.639 millones del Banco Central en el último año y que, si se anualiza el promedio de los últimos seis meses ?cuando el atraso cambiario empezó a hacerse más patente? entonces ese número asciende ya a u$s 5.180 millones, un tercio de las reservas netas que tiene la entidad que conduce Alejandro Vanoli si se le resta los pagos atrasados a los bonistas post-Griesa y los dólares que del swap con China.
Levantado (parcialmente) el cepo a importadores, Vanoli dijo que no está pensando en una devaluación de magnitud. Si es así, entonces el atraso cambiario podría llegar con renovados bríos hasta 2016. Ergo, de aquí hasta fin de año, el dato que valdrá su peso en oro es qué hará el próximo gobierno con el dólar. Hasta que llegue ese momento, habrá que cifrar algo de expectativa en lo no dicho por Vanoli, en aquello que calla. Porque el titular del BCRA debe decir en qué está pensando en este mismo momento para no estar pensando en una devaluación. Parece una cuestión menor, casi un juego de palabras. Pero no lo es.