La crisis política en Brasil, que golpea a la administración de Dilma Roussef y su correlato en la depreciación del real frente al dólar estadounidense, comienza a desatar un doble efecto negativo sobre las manufacturas argentinas y los empresarios nacionales elevaron las alertas sobre la situación industrial.
Sucede que la Argentina devaluó su moneda desde marzo del año pasado en poco más de un 11 por ciento, mientras que Brasil lo hizo más del 26% en idéntico período. Así, la brecha cambiaria entre las dos monedas ronda un 15 por ciento a favor de la divisa carioca, sin contar los efectos de la inflación sobre ambas divisas. De acuerdo a datos oficiales de ambas naciones, los precios en Brasil aumentaron un 6,75%, mientras que en la Argentina superaron el 20%.
El real se devaluó ayer 1,34% frente al dólar, moneda que cerró la sesión negociada a 2,927 reales para la compra y a 2,929 reales para la venta en el tipo de cambio comercial brasileño. De este modo, la moneda brasileña tocó el mínimo de su valor frente a la divisa estadounidense de la última década, sólo por encima del 2 de septiembre de 2004.
El mercado cambiario reflejó la incertidumbre de las horas previas a la divulgación por parte del Fiscal General de los nombres de funcionarios gubernamentales involucrados en un presunto caso de corrupción de la petrolera Petrobras. No obstante, la devaluación no alcanza todavía para aliviar la situación fabril en Brasil, y son los empresarios paulistas, los más poderosos del país vecino, quienes buscan a fuerza de una devaluación del real la apertura de nuevos mercados.
En el plano local, preocupa a los industriales que el mercado brasileño es importador mayoritario de las manufacturas argentinas. El flojo desempeño económico del principal socio comercial de la Argentina en la región provocó que la actividad industrial durante 2014 haya mermado. La actual situación generó desazón en el empresariado local, que además teme por la presión vecina para abrir las fronteras argentinas.
“La industria en Brasil está pasando un mal momento y, como son nuestro principal importador, nos afectará en nuestra recuperación. El efecto más visible fue el automotriz porque la venta de autos hundió la producción local pero si se mantiene en este ritmo, serán muchos más sectores los que sufran el mal desempeño del principal socio comercial nuestro”, analizó el vicepresidente de la UIA y titular de la industria gráfica, Juan Carlos Sacco.
Consultado por BAE Negocios, el integrante de la mesa chica de la principal central fabril argentina admitió que “habrá una presión de los industriales brasileños por abrir nuevos mercados para reactivar la actividad en Brasil” y alertó que nuestro país “es la frontera más barata y más tentadora” para los empresarios vecinos.
La depreciación del real alarmó a los industriales argentinos, no sólo por la amenaza exportadora del gigante brasileño y la falta de recuperación de la actividad económica, sino también por “atraso cambiario” de la moneda local. Sin embargo, no habrá ninguna voz en alto que reclame una nueva devaluación del peso porque en la UIA tienen claro que ese reclamo sería confrontar con la administración de Cristina Kirchner.
En este escenario, los industriales locales deberán buscar nuevo horizontes para paliar la pobre actividad económica brasileña. Pero los costos internos más la falta de competitividad por la fortaleza del peso argentino frente al dólar pone trabas en la conquista de mercados novedosos, según señalaron fuentes de la principal central manufacturera.
La caída de valor del real aún no tiene piso. Según empresarios argentinos con presencia en el mercado brasileño, el Gobierno de Dilma Roussef “aún no se animó a hacer la devaluación correspondiente para ayudar a superar uno de los peores momentos de la industria vecina en los últimos años”.