En el marco del Plan Energético Nacional, impulsado por el Ministerio de Planificación Federal en 2004 durante la presidencia de Néstor Kirchner, se prevé un 2015 de grandes obras, dando continuidad a lo ya alcanzado en 2014, con proyectos que se han iniciado o que lo harán en los próximos meses. Se trata de proyectos que demandarán una inversión de u$s22.000 millones que incorporarán más de 4.000 megavatios de potencia al Sistema Argentino de Interconexión (SADI).
Uno de los grandes proyectos que se está llevando a cabo a partir del Plan Energético Nacional, es la construcción del Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA).
El mismo, está compuesto por tres etapas y nace en el Gasoducto Juana Azurduy, gasoducto de intercambio de gas entre Argentina y Bolivia. Contará con 4.144 kilómetros de gasoductos troncales y de aproximación, 8 plantas compresoras y 165 plantas reguladoras, abasteciendo a 168 localidades del Noreste Argentino a partir de una inversión de 25.000 millones de pesos. A su vez, se construirán 15.000 kilómetros de redes domiciliarias, distribuyendo gas y abasteciendo a aquellas viviendas que se encontraban en una situación precaria y privadas de este servicio.
Luego de la puesta en marcha de la primera etapa del proyecto, el 14 de enero se firmaron los contratos correspondientes a la provisión de cañería y construcción de la etapa II. Los tramos iniciados, correspondientes a la etapa I, tienen lugar en la provincia de Salta (230 km en 24”), en Formosa (303 km en 24”) y en Santa Fe (265 km en 24”). Esta parte comprende el radio de 23 ciudades y demanda un monto de $5.991 millones.
A partir de la provisión de un insumo tan importante y estratégico como el gas, esta obra cambiará por completo la matriz productiva de la zona. Con este proyecto en ejecución, que se adicionará a la obra de interconexión eléctrica en alta tensión del Noreste con el Noroeste argentino que ya se finalizó, se completa el desarrollo de la infraestructura esencial para la industrialización definitiva de esta región.
La construcción del gasoducto en la región del nordeste argentino es un antiguo anhelo de las provincias de Chaco, Corrientes, Formosa, Misiones y la zona norte de la provincia de Santa Fe, región postergada durante la década del 90. Esta decisión política ha sido fundamental para llevar adelante un proceso de reivindicación del NEA. Así, la instalación del gasoducto implicará la movilización de diversos factores económicos y un gran impacto en la economía regional.
Otro de los hitos fundamentales que contempla el Plan Nacional, cuyo inicio fue firmado por la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner en su viaje a China, tiene que ver con la construcción de las represas de Santa Cruz, Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, que aportarán 1.740 megavatios de potencia al Sistema Argentino de Interconexión (SADI) a partir de una inversión de 4.714 millones de dólares. La obra, que se estima tendrá un plazo de concreción de cinco años y medio, generará 7.000 puestos de trabajo.
El acuerdo para el financiamiento de las dos represas fue firmado durante la visita que realizó el presidente chino, Xi Jinping, a la Argentina, en la que mantuvo varios encuentros la mandataria nacional. El 4 de febrero se firmó el acta de inicio y se efectivizó el primer desembolso del crédito proveniente de la República Popular China, en el marco de una Alianza Estratégica Integral, marcando el comienzo definitivo de las obras.
Este año se avanzará con la construcción del Aprovechamiento Multipropósito Chihuido I. La represa hidroeléctrica, que estará emplazada en el tramo medio del Río Neuquén, aportará 637 megavatios de potencia al SADI, abasteciendo el consumo de aproximadamente 600 mil hogares. Además de regular el curso del agua para el control de crecidas, asegurará la provisión de la misma para el consumo humano, el riego e inclusive para su uso industrial. Se estima que este proyecto permitirá el ahorro de 420 mil metros cúbicos anuales de gasoil, equivalentes a 350 millones de dólares.
Para su construcción, que demandará alrededor de 60 meses, se utilizará un 74% de suministros argentinos y un 26% de importados, estimando un presupuesto tope de aproximadamente 15.000 millones de pesos, donde se incluye una obra de 160 kilómetros de línea eléctrica de 500 kilovatios (Extra Alta Tensión). La hidroeléctrica tendrá una longitud de 1.100 metros y una altura máxima de 105 metros, contando con cuatro Turbinas Francis capaces de generar 160 megavatios cada una.
Otra obra que tendrá lugar durante 2015 será la construcción de la Cuarta Central Nuclear Argentina. A partir de distintos acuerdos firmados durante la gira en China, el proyecto se pondrá en marcha mediante una inversión de 5.800 millones de dólares y tendrá una potencia de 700 megavatios, utilizando un 70% de componentes nacionales para su realización. La central utilizará un reactor de tipo Candu de uranio natural y agua pesada, similar al de la Central Nuclear Embalse y se construirá en el Complejo Nuclear Atucha, en Lima, Provincia de Buenos Aires.
Adicionalmente se firmó un acuerdo para evaluar la posible construcción de una Quinta Central Nuclear. Si una vez analizado el proyecto éste satisface las necesidades argentinas, podría aprobarse definitivamente antes de fin de año. La Quinta Central Nuclear en Argentina aportaría 1.000 megavatios al SADI y conllevaría una inversión de 7.000 millones de dólares.
Los acuerdos firmados con China generan un gran beneficio para el país debido al completo financiamiento de importantes obras de infraestructura que tendrán una fuerte intervención de las empresas nacionales. En línea con ello, el presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra), Gerardo Venutolo, afirmó que es “muy importante la participación de la industria nacional” en los acuerdos de grandes inversiones con la República Popular China. Destacó que es relevante que el Gobierno Nacional haya tenido en cuenta el pedido de participación de la Industria Nacional y promueva la complementación productiva como un modo inteligente y posible de relacionarse con una potencia económica. A partir de esta metodología, se logrará un fuerte impulso en diversos sectores industriales gracias a la transferencia de tecnología.
La puesta en marcha de ambas centrales nucleares, junto a las represas Kirchner-Cepernic, que totalizan 3.440 megavatios de potencia, sumaría un 30% a la potencia ya incorporada en los últimos 10 años. De esta manera se logra, no sólo resguardar el abastecimiento seguro de energía eléctrica en todo el territorio argentino, sino también diversificar la matriz energética con una mayor participación de la denominada “Energía Limpia”, la cual no perjudica al medio ambiente y permite, a su vez, mayor protección de los vaivenes de la economía mundial y las fluctuaciones de precios.
Otras metas que se proyectan para los próximos años tienen que ver con la terminación del Primer Reactor de Baja Potencia CAREM, de 25 megavatios, cuya tecnología es 100% argentina, la extensión de la vida útil de la Central Nuclear Embalse de 650 megavatios por un periodo de 30 años más y la recuperación de la Planta de Enriquecimiento de uranio en Pilcaniyeu en Río Negro.