Si bajan los rendimientos de la deuda de países desarrollados, los inversores podrían buscar otras oportunidades. La deuda local puede convertirse en un activo atractivo para el mercado, pero dependiendo de cómo sigue la situación de reservas y el futuro del cepo
El reciente temblor que afectó a los mercados del mundo dejó como efecto secundario una certeza: se aproxima la primera baja de tasas en Estados Unidos y vendrán otras hasta fin de año. El dato es sumamente relevante para el mundo y en particular para los mercados emergentes, que en alguna medida quedaron eclipsados por los altos rendimientos que ofrecieron en los últimos años los bonos norteamericanos.
Los bonos argentinos podrían beneficiarse de un contexto internacional de menores tasas de interés. Si los países desarrollados van a pagar menos a sus inversores en un contexto de baja de inflación, entonces crece la posibilidad de un aumento de los flujos hacia países considerados más riesgosos.
La Reserva Federal, a cargo de Jerome Powell, empezó a subir la tasa en 2021, como reflejo de la inflación que produjo la emisión monetaria récord producto de la pandemia. Llegó hasta 5,25% anual, nivel que mantiene hace más de un año y que se convirtió en una tasa muy positiva en términos reales, considerando que la inflación interanual en Estados Unidos ya se ubica por debajo del 3% anual.
Ahora empezará a desandar ese camino, por lo que se esperan varios recortes sucesivos de tasa. Esta probabilidad aumentó en los últimos días luego de datos que muestran un aumento del desempleo y menor ritmo de creación de empleo. El riesgo es que la economía norteamericana entre en recesión, sobre todo si las tasas no bajan rápido.
La deuda argentina viene golpeada luego del fuerte rally que tuvo desde que ganó Javier Milei. El riesgo país cayó hasta los 1.200 puntos básicos, reflejando este mayor optimismo del mercado. Sin embargo, luego las cotizaciones fueron retrocediendo y ahora ese indicador subió de manera significativa. Recién ayer, en medio de una jornada positiva para los mercados, volvió a perforar los 1.600 puntos.
Luego de las fuertes caídas globales del lunes, los bonos dolarizados se comportaron más firmes y aparecieron compradores. La percepción del mercado es que hay espacio para que se consolide el recorrido alcista, aunque dependerá de cómo se comporte el apetito por el riesgo de los inversores.
Un informe de Capital Markets Argentina consideró “atractiva la deuda en dólares con una visión de mediano plazo, en un contexto donde el gobierno logre mantener la agenda de reformas, y avance en la normalización y desregulación de la economía”.
En ese sentido, recomendó una de las series del Bopreal (BPY26) como la mejor alternativa para los inversores de perfil conservador, el Bonar 2030 para los que presentan un perfil moderado y el Global 2035 para los más agresivos.
Más allá de las oportunidades que se puedan abrir en un contexto de baja de tasas, la duda del mercado sigue siendo la capacidad de pago que tiene el Gobierno para afrontar los futuros compromisos de la deuda.
El ministro de Economía, Luis Caputo, buscó llevar tranquilidad la semana pasada al afirmar que el Gobierno tiene asegurado los fondos para hacer frente a los vencimientos del 2025, incluyendo también los de principios de 2026. No dio mayores detalles y mencionó la posibilidad de un repo, que permitiría al Gobierno entregar bonos en garantía para recibir fondos frescos de entidades internacionales. Tampoco habló de montos específicos para esta transacción.
La clave sería recuperar el acceso a los mercados internacionales para poder financiar los pagos que hay por delante. Pero por ahora parece lejano, ya que requeriría que el riesgo país baje a menos de 800 puntos, es decir a la mitad que los valores actuales.
El consenso es que será imposible recuperar acceso pleno a los mercados si antes no se produce la apertura del cepo cambiario, algo que recién podría ocurrir hacia fin de año.