Analistas consideran que la administración de la transición hacia el próximo Gobierno se manejará con márgenes más estrechos. Aún así, consideran que las tensiones cambiarias o sobre las reservas serán mayores pero no catastróficas. Las expectativas sobre el próximo mandato presidencial dominarán los números en la segunda mitad del año.
La devaluación del real y el fallo negativo en Nueva York no cambian el escenario base de los analistas: el de un Gobierno en retirada que entrega el mando sin sobresaltos con el dólar o las reservas. Sin embargo, esa transición aparece como más difícil de administrar. Reservas más apretadas, costos para el nivel de actividad y algún rebote en tipos de cambio paralelos son algunos de los riesgos esperables.
El viernes pasado el real brasileño se devaluó 2,5% frente al dólar en una sola rueda y cerró en 3,24 unidades por dólar, su menos valor desde el año 2003. La moneda del principal socio comercial de la Argentina acumula una baja de más del 16% y vuelve más costosa la política de ancla cambiaria que conduce el Banco Central.
Por otra parte, el fallo de Griesa del jueves pasado redefinió el alcance de sus órdenes al punto de cerrar en forma casi absoluta la posibilidad de emitir deuda en el exterior. Con el vencimiento del Boden 2015 por u$s 6.700 millones por delante, el golpe que sufrirán las reservas cerca de las elecciones promete acentuar cualquier nerviosismo político que se genere.
«El escenario sigue siendo el mismo tras el fallo de Griesa, aunque quizás más difícil de administrar», dijo Luciano Cohan, economista de Elypsis. «El efecto más importante es que te vuelve muy difícil ?quizás no imposible? financiarte afuera y refinanciar de alguna manera el vencimiento del Boden 15, eso probablemente nos obligue a recortar nuestras proyecciones de reservas para fin de año por debajo de los u$s 25.000 millones que estimábamos hasta ahora», dijo.
Menos reservas achican el margen de acción, pero aún con las malas noticias todavía se considera probable que el Gobierno pueda administrar el tipo de cambio a gusto.
«En cuanto al dólar, no creo que haya grandes cambios. Ya tuvimos muchos shocks en dos meses, el real presiona y el BCRA no cambia el ritmo de devaluación. A medida que nos acerquemos a las elecciones, al mercado lo van a mover las expectativas respecto del próximo Gobierno, no las reservas», concluyó.
Más allá de la aparición de nubarrones inesperados, la tesis de una pax cambiaria sostenida contra viento y marea se mantiene entre los analistas, más que nada por la cercanía de las elecciones.
Martín Polo, economista de Analytica, considera que el Gobierno tiene en sus manos la posibilidad de mantener relativamente alto el nivel de reservas, pero al costo de menor actividad.
«Todos éramos relativamente optimistas respecto a las chances de que, de alguna manera o de la otra, el Gobierno hiciera entrar divisas por la vía financiera, ya que para que entren más por la vía comercial se necesitaría un ajuste muy costoso. El fallo de Griesa va desvaneciendo esas esperanzas», señaló Polo.
«Todavía es pronto, pero considero que voy a mantener mi previsión de reservas en torno a u$s 28.000 millones para fin de año. Eso sí, con menos actividad y un tipo de cambio oficial que se mueve más rápido, como lo está haciendo en marzo», concluyó.
La consultora ACM, por su parte, señaló en su informe semanal considera que el fallo de Griesa afectará en algún nivel a los tipos de cambio paralelos, en particular el contado con liquidación.
«Menores chances de acceder al mercado resultan en un ratio base monetaria sobre reservas más alto para fin de año. Aunque esto tiene un impacto indirecto, ciertamente no ayuda bajo el ambiente cambiario actual. Esperaríamos que esto se refleje en el contado con liquidación», señaló la consultora de Maximiliano Castillo.