La demanda de dólares para traer productos e insumos del exterior subirá en los próximos meses por el proceso de pago de importaciones que aplicó el Gobierno. Eso se conjuga con un anuncio sobre el impuesto PAIS y preocupa el futuro de las reservas
A partir de septiembre, el Gobierno enfrentará un trimestre de incremento circunstancial de demanda de dólares para importar. Se estima que, durante el mes que está por comenzar, los requerimientos de divisas para traer productos e insumos del exterior subirán un 25% respecto del flujo normal. Luego, en octubre se incrementarán un 50%, para luego volver a ubicarse en 25% en noviembre.
Eso se debe a que se van a estar solapando autorizaciones para entrar al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) del esquema de cuatro pagos que regía desde febrero, con el nuevo de dos pagos que comenzó el mes pasado.
De acuerdo con estimaciones del economista Salvador Vitelli, de Romano Group, el mes próximo se van a juntar la última cuota de operaciones que se pactaron en junio, la tercera de julio y la segunda de agosto, con la primera del nuevo esquema de 50% de septiembre. Eso da un 125%.
En el marco de una economía en recesión, que se proyecta en una caída del orden del 4% para este año según estimaciones privadas realizadas sobre la base de datos del Banco Central (BCRA), los pagos al exterior de importaciones en el primer semestre totalizan u$s21.696 millones. De ellos, u$s16.389 millones corresponden a bienes y u$s5.307 millones, a servicios. En teoría, como mínimo, el flujo de pagos en el primer semestre fue de u$s3.616 millones mensuales, de manera que, en septiembre, se agregarían unos u$s900 millones más que van a presionar sobre el tipo de cambio.
Presión sobre el dólar: más importaciones y el fin del impuesto PAIS
Esta mayor demanda puede también solaparse con la decisión de bajar el Impuesto PAIS que confirmó el ministro de Economía, Luis Caputo, este martes a la noche vía redes sociales. La decisión, que se conocía ya desde hace algunos días, puede impactar en un incremento de importaciones de bienes porque va a abaratar el costo en 10 puntos, del 17,5% al 7,5%.
El precio del dólar importador bajaría desde $1.115 a $1.021. No va a afectar al flujo de divisas para pagar servicios, salvo los fletes asociados a las compras de bienes.
Analistas consultados por Ámbito sostienen que el cambio del flujo de pagos no va a alterar el resultado final del balance cambiario de 2024. Andrés Reschini, analista de F2 Soluciones Financieras, señala que, precisamente, lo que puede afectar más es la reducción del impuesto a la compra de dólares. Eso amenaza con incrementar la demanda.
Por otro lado, como los importadores ya peveían desde hace un par de meses que el Gobierno redujera el Impuesto PAIS, han decidido postergar las compras y es por ello que se prevé que en septiembre se sume una demanda atrasada al mercado habitual.
Los economistas consideran que este año el Gobierno va a tener problemas para alcanzar las metas de acumulación de reservas internacionales del BCRA, lo que implica que la chances de un levantamiento de las restricciones de acceso al mercado cambiario se alejen.
Desde el Palacio de Hacienda siempre se dijo que la caída de acumulación de dólares que está sufriendo el Central desde julio estaba prevista, pero que, para el último trimestre, se va a recuperar.
Eso se debe a que la balanza comercial energética podría dejar este año un saldo a favor de u$s5.000 millones, por efecto de la caída de importaciones de gas, gracias al aporte de Vaca Muerta. Pero en sentido inverso está jugando la caída del precio de la soja, que en términos históricos está apenas por encima del precio que tenía el presidente Fernando De la Rúa y significó el estallido del esquema de cuasi dolarización de la convertibilidad. La pérdida por efecto precio sería de unos u$s7.000 millones.