Al igual que otras empresas argentinas de capital privado, la petrolera con mayoría estatal detalló las condiciones económicas que potencialmente podrían afectar el rendimiento de las inversiones en el mercado bursátil. Inflación, holdouts, controles cambiarios y ruidos políticos locales conforman el abanico de riesgos que, según YPF, hay que tener en cuenta
El relato oficial no es todo terreno; mucho menos para una firma como YPF. La petrolera, cuyo capital es controlado por el Estado argentino, informó ayer a la Bolsa de Nueva York, a través de un informe anual, cómo los riesgos de la economía local y el juicio con los holdouts afectan su negocio, sus activos y su capacidad para pagar sus deudas en el exterior.
«No puede haber garantías de que el resultado de este litigio continuo y con potencial de futuro, o los esfuerzos de los bonistas para obtener el pago de Argentina a través de otros medios, como las teorías del alter ego, no tendrán un efecto material adverso en la economía de Argentina, los activos de YPF y/o la capacidad de YPF para acceder al financiamiento internacional para repagar sus obligaciones», indica, tras recordar que juicio ganado por los holdouts interrumpió la cadena de pagos de la deuda argentina. Y que la empresa no pudo ser identificada como un alter ego del país y, por lo tanto, «no tiene que participar en un discovery» o embargo de sus activos.
El formulario 20-F sobre el ejercicio fiscal 2014 presentado al regulador de EE.UU., Securities and Exchange Comission, detalla los «factores de riesgo» para la compañía, así como información productiva y financiera: «Nuestro negocio depende en gran medida de las condiciones económicas de Argentina», y repasa los riesgos políticos, inflacionarios y del juicio con los holdouts.
«El aumento de las tasas de inflación en Argentina podría aumentar nuestros costos de operación, y podría impactar negativamente nuestros resultados de operación y de la situación financiera. No puede haber ninguna garantía de que las tasas de inflación no serán mayores en el futuro», dice tras contar a los inversores que existe un grupo de analistas caratulado como «opositor al gobierno» que, basado en metodologías cuestionables, cree que la suba general de precios es superior a la que calcula el Indec.
Recuerda que las decisiones que tome el gobierno argentino seguirán impactando en YPF. «Ustedes tendrían que realizar su propia investigación acerca de Argentina y las condiciones dominantes en el país antes de invertir en nosotros», sugiere. Antes ya había advertido: «No podemos asegurarles que las decisiones tomadas por nuestros accionistas controlantes con el propósito de alcanzar los objetivos establecidos en la Ley de Expropiación difieran de sus intereses como accionistas». Y advierte sobre las elecciones presidenciales en octubre de este año: «No podemos asegurar que los programas y políticas actuales que se aplican al sector de petróleo y gas continuarán teniendo lugar en el futuro».
También enumera a aquellos que quieren invertir en la empresa sobre los riesgos de inestabilidad política, social y económica argentinos, comunes a los mercados emergentes: altas tasas de interés, cambios abruptos en el valor de la moneda, altos niveles de inflación, controles cambiarios, controles de precios y salarios, regulaciones para importar equipos y otras necesidades para operar, cambios en la política de gobierno o impositiva y tensiones sociales y políticas.
No descarta nuevos controles cambiarios y de capitales (que restringen las compras y transferencias en moneda extranjera y obliga a liquidar el total de las exportaciones): «Los controles de cambio y de capitales podrían afectar adversamente nuestra situación financiera o los resultados de la operación y nuestra habilidad de cumplir con nuestras obligaciones en moneda extranjera y ejecutar nuestros planes de financiación».
Los pagos de las deudas de la petrolera también están condicionadas porque el acceso a los mercados de capitales y el precio de mercado de sus acciones están influenciados por la percepción de riesgo del país: «No podemos asegurar que la percepción de riesgo de Argentina y demás mercados emergentes no tenga un efecto material adverso en nuestra capacidad de reunir capital y en el valor de mercado de nuestros activos», lo que «podría afectar nuestra situación financiera y/o resultados de las operaciones». Las 415 páginas también advierten que la economía argentina permanece vulnerable a los shocks externos.