Desde 2014 que los bancos centrales optaron por deshacerse de la moneda común como reserva, para anticiparse a las consecuencias que traerían el plan de estímulos del BCE. De hecho, el euro aceleró su devaluación a causa del Quantitative Easing, un plan de compra de bonos por 60.000 millones de euros que empezó el mes pasado. Las tenencias cedieron del 28% al 22% según los últimos datos del Fondo Monetario Internacional
El Quantitave Easing puede ayudar a Europa a alcanzar sus objetivos económicos, pero al mismo tiempo está socavando la viabilidad a largo plazo del euro, por empañar su atractivo como moneda de reserva mundial.
Las consecuencias ya se perciben. Desde el año pasado que los bancos centrales redujeron sus tenencias en euros, una política de previsión de pérdidas vinculada a los estímulos sin precedentes que estaba por aplicar el Banco Central Europeo (BCE).
Así, el euro sólo representa el 22% de las reservas mundiales, frente al 28% que registraba antes de la crisis de deuda de la región, cinco años atrás, mientras que las tenencias en dólares y yenes subieron, tal como indicaron los últimos datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
De los u$s 6,1 billones de las reservas en monedas, la proporción de euros cayó en todos los trimestres de 2014, también según el FMI. Asimismo, el año pasado fue la primera vez que las tenencias en euros cedieron en términos de caja.
«Como una moneda de reserva, el euro se está cayendo a pedazos», dijo Daniel Fermon, estratega de Societe Generale en París. «Mientras se mantenga el Quantitative Easing no va a haber necesidad de invertir. El problema por el momento es que no vemos un piso para la moneda», agregó.
El presidente del BCE, Mario Draghi, celebró la caída en las tenencias de reservas dado que un tipo de cambio más débil hace que el continente sea más competitivo. Sin embargo, empresas como Mizuho Bank advierten que la baja popularidad de la moneda refleja una pérdida de confianza a largo plazo en una economía que se contrajo en dos de los últimos tres años.
«Los bancos centrales pueden estar pensando que el euro se va a hundir económicamente si sigue de esta manera», señaló Daisuke Karakama, economista jefe de mercado con sede en Tokio de Mizuho y un ex funcionario de la Comisión Europea.
La disminución de las reservas de euro sugiere que las compras de bonos por 60.000 millones mensuales, que comenzaron hace un mes, es la mayor amenaza para la divisa desde su debut en 1999.
Además, los problemas de deuda de Grecia no están ayudando. El BCE intensificó la financiación de emergencia a disposición de los bancos griegos para evitar que los problemas de liquidez empeoren la situación del país en medio de prolongadas negociaciones sobre su rescate.
Todo esto está impulsando a Citigroup -operador de divisas más importante del mundo-, a Goldman Sachs y a Morgan Stanley a predecir que es posible que el euro caiga por debajo de la paridad con el dólar. (Ver aparte)
Ayer la moneda común volvió a hundirse: cayó a u$s 1,0569. No obstante, el mínimo de 12 años lo tocó a mediados de marzo, cuando cerró en u$s 1,0458.