El resultado de la ampliación del Bonar 24 no sólo implica el ingreso de dólares genuinos en las reservas del Banco Central, en vez de el swap con China, sino que da mucho más aire para pagar los vencimientos a corto plazo, como el Boden 15 en octubre próximo. Pero el precio al que se vendió el bono, u$s 2 por encima del precio de mercado de ayer, implica una fuerte concesión que indica que el país todavía está preso del riesgo holdout y macroeconómico.
Los u$s 1.415 millones obtenidos, por encima de los u$s 500 millones licitados, muestran el interés de los inversores por activos argentinos y abren la puerta a futuras colocaciones, pero aleja la necesidad de este gobierno de negociar con los fondos buitre afectando a los tenedores de deuda bajo ley extranjera.
La tasa que pagará el gobierno (8,956%) es baja en términos históricos, pero aún puede mejorar. «Lo que hay que ver es la capacidad de financiamiento que puede tener el Tesoro con estos costos de financiamiento. Van mejorando, pero siguen siendo altos comparados con otros países», dijo Daniel Marx, director de Quantum Finanzas. Entiende que el gobierno puede beneficiarse en próximas emisiones de la expectativa de «normalización definitiva de la situación del pago de deuda, de la disminución del riesgo político, de la normalización del funcionamiento de la economía».
Para pagar esa tasa, el gobierno tuvo que vender el título a u$s 103 el papel, u$s 2 por debajo de lo que cerró ayer (u$s 105) y u$s 5 menos que los que cotizaba el 10 de abril pasado (u$s 109,125). «Es positivo que el gobierno haya modificado el mecanismo de emisión en una forma que sea atractivo para el mercado, básicamente poniendo un precio por licitación y dando una concesión al mercado», dijo Sebastián Vargas, analista de Barclays, respecto de la salida fallida de diciembre. «Pero a pesar de la demanda de activos argentinos que existe, tuvo que dar una concesión alta», agregó.
Los emisores suelen otorgar menos de u$s 1 en las colocaciones, lo que demuestra que los inversores cargaron al precio la situación legal en la que está Argentina: que los pagos de los bonos del canje están bloqueados por el juez Thomas Griesa, que podrían ser embargados también los bonos fuera del canje y que los intermediarios podrían sufrir problemas legales.
Se espera que la emisión haga subir los precios de los bonos a corto plazo, el Boden 15 y Bonar 17, porque disminuye el riesgo de que no se paguen los vencimientos. «La probabilidad de default para Argentina es baja en los precios de los bonos. Pero esta colocación favorece el cash», dijo Alejo Costa, jefe de Estrategia de Puente.
En cambio, el precio del Bonar 24 se espera que caiga. «Si los inversores pagaron u$s 103 en promedio, esa gente podría salir a venderlo para hacer una ganancia instantánea. No hay incentivo para que alguien pague mucho más por ellos», agregó Costa.
En el mediano plazo, el Bonar 24 podría recomponerse. «La curva se va a normalizar después de esta emisión. Hubo ventas de bonos abriendo espacio en las carteras (al vender a u$s 106 para comprar a u$s 103). Cuando el exceso de oferta se reabsorba, vamos a ver al mercado más tomador volviendo a la dinámica que veíamos anteriormente», dijo Vargas.
Si pese a la amenaza del fondo NML, que los participantes de la ampliación del Bonar 24 pueden sufrir consecuencias legales, el gobierno encontró un camino para emitir deuda en el extranjero, esta colocación podría repetirse.
Mala noticia para los tenedores de bonos bajo ley externa, que necesitan que el país no tenga acceso al mercado internacional, de lo contrario el gobierno no tendrá incentivos para arreglar con los holdouts.