La expectativa de un tipo de cambio planchado para los próximos meses apura ahora a los bancos y a las grandes compañías a tomar dólares del exterior a corto plazo. El objetivo es buscar financiamiento que venza antes de fin de año, cuando se supone que hay mayores probabilidades de que un nuevo Gobierno considere necesario aplicar un ajuste cambiario. La acumulación de reservas, tanto por colocaciones de deuda del Tesoro y de YPF como por la liquidación de exportaciones de soja, da aire a la actual gestión para llegar a diciembre sin devaluar, aun a costa de la desaceleración de la actividad y de que se posterguen algunos desequilibrios en la economía. El mercado entero parece apostar en este momento a esa promesa.
A partir de este mes, muchas entidades empezaron a financiarse en dólares a través de líneas de corto plazo con bancos corresponsales en el exterior. El crédito les permite hacerse de dólares frescos a tasas que pueden ser de hasta el 1,5% anual (un spread de 75 puntos básicos sobre la Libor), sensiblemente más bajas que las que debían pagar el año pasado. El movimiento representa, al mismo tiempo, un ingreso de dólares al país que favorece directamente al Central, porque nutre sus reservas.
Las líneas de corresponsales habían caído en casi de u$s 300 millones desde la llegada de Alejandro Vanoli hasta mitad de marzo por temor a una devaluación. Pero saltaron un 21% en el último bimestre (u$s 210 millones en marzo y abril) y se ubicaron en un stock de u$s 1.432 millones, según el último dato del Central. La suba está explicada en gran parte por líneas comerciales vinculadas al comercio exterior, que toman exportadores a través de los bancos o importadores directamente con corresponsales del exterior. Las empresas se ven con mayor capacidad de repagar estos compromisos en moneda extranjera por la decisión del Gobierno de llegar al final del mandato sin aplicar grandes ajustes en el tipo de cambio que puedan trasladarse a los precios y restar aún más poder de compra a los asalariados.
«Cristina y su equipo económico empezaron 2015 con un objetivo modesto en mente: evitar una devaluación y el consecuente cimbronazo financiero antes de su salida de la Casa Rosada; un desenlace que algunos creíamos factible en vista de la alarmante magnitud de los desequilibrios macro. Hoy, tras haber recuperado el acceso al crédito, las reservas del BCRA han repuntado, y el riesgo de crisis se ha disipado. Seguramente, el año se cerrará con estancamiento económico e inflación elevada y el escenario macro que legará a su sucesor será por demás complejo. Pero el Gobierno habrá evitado la devaluación y lo festejarán como todo un triunfo», comentó el economista Federico Muñoz.
Fuente: http://ambito.com/diario/noticia.asp?id=789089