Hace dos años, de la mano del cepo, nacía el «dólar Colonia»: muchos argentinos cruzaban el charco para extraer dólares de los cajeros automáticos uruguayos. Como el precio del «dólar cajero» era 30% más barato que el blue, se producían filas interminables de porteños que se tomaban el ferry y volvían en el mismo día, ante el malhumor de los habitantes orientales, que debían esperar a que cada argentino saque dinero con todas las tarjetas que llevaba, tanto de él como de sus amigos y familiares.
Por suerte para los uruguayos, hoy este «dólar cajero» pasó al olvido, porque su cotización superó los $ 13, ya que al oficial se le debe sumar el recargo del 35% de AFIP, más la comisión que cobra el ATM por cada extracción (u$s 4 cada u$s 200 que se saque, por lo cual si se extrae el máximo de u$s 800 en países no limítrofes, el fee es de u$s 16), más alrededor de un 3% mensual que cobra el banco emisor por la financiación.
Pero hay otro punto a tener en cuenta: además, la entidad cobra una comisión por el cambio de dólares a pesos, fee que se encarece en el caso de un país que no sea Estados Unidos. En el caso de las naciones europeas, por ejemplo, el banco cobra una doble comisión, al pasar de euros a dólares y de dólares a pesos, por lo que en ese caso la cotización podría llegar a elevarse de $ 13,04 a $ 13,24 aproximadamente. De todas formas, no hay un precio exacto del “dólar cajero”, ya que depende del precio que cada banco tenga para la divisa, y de las comisiones y financiaciones que cobre. Lo cierto es que en el caso de Uruguay o de Brasil, al tener que hacerse el doble cambio (de reales a dólares y de dólares a pesos), la cotización se va para arriba. Y se encarece aún más al no poder amortizarse con grandes sumas, ya que existe el tope de u$s 50 que sólo se pueden extraer por mes.
En rigor, una vez que la AFIP estableció este límite máximo para cajeros en países limítrofes, se puso de moda el «dólar Miami», que ahora también pasó al olvido, al dejar de ser negocio. Muchos argentinos aprovechaban los fines de semana largo y se iban a Miami para tomarse unos días de descanso, tomar sol, hacer del shopping un deporte nacional y, de paso, hacer un «trabajito». Se llevan múltiples tarjetas de crédito para poder sacar u$s 800 de cada una. «La fila de argentinos que se veía en los cajeros de Miami a toda hora era infernal: parecía Colonia cuando todos se iban con el ferry por el día para hacer las extracciones», revela el presidente de una sociedad de bolsa, que a fines del 2013 no paró de ver deambular a compatriotas con sus tarjetas a cuestas.
«En realidad, no te podías llevar u$s 800, porque en cada operación sólo te dejaban extraer u$s 200 y te cobraban un recargo de u$s 4, con lo cual en total te llevabas u$s 784, ya que tenías que restarle los u$s 16 de gastos que te cobraba el ATM. Pero valía la pena sacarse varias tarjetas de crédito sólo para hacer esta bicicleta financiera», recuerda, con cierta nostalgia, el jefe de una multinacional, que se fue a Disney para tomarse unas vacaciones gratis gracias al «dólar Miami».
«Primero, había que pedir en cada banco que te ampliaran el límite crediticio, aunque sea sólo por el lapso del viaje y avisar que te ibas, para asegurarte de poder hacer las extracciones. Además, había que pagar los gastos de mantenimiento de los plásticos que no estuvieran con la cuenta sueldo, pero así y todo la ecuación cerraba por todos lados», advierte otro habitué de esta operatoria, que se las ingeniaba para viajar por placer en meses distintos a los viajes laborales, para poder aprovechar siempre estos adelantos en efectivo.