Después de varios meses de tranquilidad, el «blue» se despertó y dio un salto discreto, retomando un comportamiento típico de los primeros tiempos del cepo cambiario. En cuestión de diez días subió un peso, pasando de $ 12,60 a $ 13,60. Más allá de los megaoperativos en la City porteña (que generan más nerviosismo y especulación en el mercado), lo que podría ayudar a devolver cierta tranquilidad para el tipo de cambio pasa por factores más bien estacionales.
Hay dos eventos a monitorear en los próximos días. En primer lugar, la necesidad de pesos de las empresas que precisan hacer frente al pago de sueldos, medio aguinaldo y el primer tramo de incrementos salariales que se pactaron en estas últimas semanas. Esta necesidad de pesos no sólo podría hacer subir la tasa de interés a medida que se acerca fin de junio (falta menos de una semana), sino que algunos también se verán obligados a salir a desprenderse de posiciones dolarizadas para conseguir los fondos.
Ya en el arranque de julio, la incógnita es qué sucederá con el comportamiento de los asalariados, que se encontrarán con más dinero que el habitual en los bolsillos. El temor de siempre es que una parte se vaya al dólar, presionando sobre la cotización. Sin embargo, con el dólar «ahorro» cambió esta lógica. La mayor demanda de divisas se canaliza a través de las divisas que vende el Central con una adicional del 20% en concepto de adelanto de Ganancias. Luego, muchos de los que participan en esta operación terminan desprendiéndose de esas divisas consiguiendo una importante rentabilidad a través del mercado ilegal. Esto ha permitido un aumento de la oferta en el «blue» que ayudó a mantener controlado el precio.
Este comportamiento provocó un cambio en la «estacionalidad» del comportamiento del dólar informal. Mientras que antes la mayor presión se producía en la primera quincena del mes, es decir, cuando más pesos tenían los asalariados, ya en los últimos meses se vio cómo en la primera parte del mes se produce una clara tensión bajista. Está por verse si en julio se cumple este ciclo.
Un informe divulgado ayer por la consulta Elypsis, que dirige Eduardo Levy Yeyati, consideró que el rebote del «blue» debe ser analizado con cautela: «Si bien la incertidumbre propia de toda campaña podría alimentar por unas semanas este nuevo brote de presión cambiaria, creemos que, como en 2014, conviene posicionarse en sentido contrario, a la espera de una gradual normalización de la brecha».
La consultora puntualizó cómo se dio el incremento de la brecha cambiaria según los distintos valores que se tomen en relación con el dólar oficial: en el caso del «blue», pasó del 40% al 49%, para el contado con liquidación subió del 32% al 37% (se toma como referencia el Boden 2015), mientras que para el dólar «bolsa», o «MEP», saltó del 31% al 37%. El hecho de que en el mercado informal el impacto haya sido mayor que en las otras opciones también podría sugerir cierta exageración en el movimiento.
Desde la consultora Empiria, en tanto, advirtieron por el aumento del déficit fiscal y el exceso de expansión monetaria que genera la necesidad de cubrir el bache. «Las colocaciones de Bonac por parte del Tesoro son insuficientes. El BCRA igual tuvo que cubrirlo en $ 34.000 millones, la mayor parte en la primera quincena de junio. Al mismo tiempo que crece la emisión, el BCRA parece moderar sus esfuerzos para esterilizar con los Lebac los pesos excedentes». Este último punto, sin embargo, parece haber comenzado a cambiar tras la última licitación, en la cual la entidad que preside Alejandro Vanoli absorbió $ 8.900 millones.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=796355