Después de meses de dormir una larga siesta se despertó el dólar blue. La sumatoria de excusas y razones para justificar el salto de 8% en un mes se multiplican y varían según qué parte de la hinchada los agite. Y, como usualmente sucede, ambos bandos tienen algo de razón.
Pero lo importante, antes que relatar el pasado, es tratar de entender el devenir de la trepada del paralelo a futuro para que el inversor pueda formarse una foto al respecto.
Mientras tanto vale recordar que los grandes operadores ganan dinero comprando en la baja y vendiendo cuando está más caro, y cuanta mayor diferencia haya entre ambos precios mejor. O sea que les resultan convenientes las subas y bajas intradiarias porque allí hacen su mayor ganancia ya sea del billete como de las acciones o bonos. Por tanto poco les importa si los activos financieros suben en forma permanente lo cual si es de interés obviamente para el inversor. Luego, especialmente en mercados tan chicos como el local, hacen falta muy pocas manos para “formar precios”. Por lo cual, hipotéticamente, los valores podrían hacerse subir con rumores y luego desinflarlos con similares argumentos.
En ese sentido muchos recuerdan que en diciembre del año 2003, cuando fue capturado Sadam Hussein, Bloomberg News dijo a la hora 13.01 “suben los bonos del Tesoro de EE.UU., es posible que la captura de Sadam Hussein no frene el terrorismo”. Media hora después de ese título, la misma agencia emitió un despacho en sentido inverso: “caen los Bonos del Tesoro de EE.UU.; la captura de Sadam Hussein aumenta el atractivo de los bonos de riesgo”.
La información con distintas interpretaciones fue utilizada para justificar alzas y bajas con las cuales algunos ganaron y otros perdieron durante esos treinta minutos de fluctuación de precios producida en el mercado.
¿Estas reflexiones sirven para saber cuánto valdrá el billete verde? Claro que no, pero sin embargo pueden resultar útiles para no correr atrás de un activo porque “el efecto manada” lo hace aunque, claro está, nadie sabe cuál es el “precio justo” en este caso.
Pero hay algunas precisiones y pistas que pueden ayudar al ahorrista o inversor a estar en guardia mediante la diversificación de su portafolio. Por ejemplo, entender que con el grado de emisión monetaria del BCRA que llegará a crecer 30% este año hay más plata en la calle. Y muchas personas ante las próximas elecciones y ruido de la política, respondiendo al ADN argentino, prefieren cubrirse comprando billetes verdes antes que gastar sus ahorros/aguinaldo comprando por el plan Ahora 12.
Más aún, se sostiene que entre las Reservas del BCRA en “billetes de verdad” y “billetes contables” hay una importante diferencia que licúa la verdadera calidad de las mismas tanto como que las importaciones están algo frenadas.
Pero también es cierto que desde hace tiempo el panorama de emisión monetaria, inflación, restricciones a las importaciones, etc. era parecido y sin embargo el dólar blue no aumentó su precio. Entonces, habrá quienes se beneficien agitando un poquito las aguas para ganar con las diferencias de precio entre compras y ventas. ¿Tiene el gobierno herramientas para frenar un potencial aumento muy fuerte? La respuesta es que si, a través de aumentar las tasas de interés en pesos que paga por Lebac, Bonac y otros títulos.
En estos momentos el desafío es no quedar pegado y comprar un dólar excesivamente alto pero tampoco perderse una potencial suba. Y, por las dudas, a quienes piensan que el verde una vez que sube nunca retrotrae su precio les conviene recordar que este fue de 12 a casi 16 pesos en septiembre del año 2014 para caer a 12,50 posteriormente. Solo para recordarlo como una variable más, y nadie asegura que ahora ocurra lo mismo.
¿Comprar o vender?
Los ahorristas con capacidad de acceder al dólar ahorro que autoriza la AFIP seguramente lo tomarán como un resguardo a largo plazo.
Al inversor, que tiene un portafolio algo más robusto que administrar, le caben otras consideraciones porque necesita cubrirse de los riesgos, pero también generar rentabilidad. Por tanto necesita diversificar, siempre de acuerdo a como quiera hacerlo, con mayor o menor presencia de moneda doméstica o divisas.
Los inversores que apuestan al dólar lo hacen a través del dólar MEP, el contado con liqui y las acciones de las compañías petroleras que por tener negocios fuera del país y tener ingresos dolarizados están más fuertes. Para el pequeño ahorrista los títulos en dólares y el dólar ahorro sirven igualmente.
Para la parte pesos, los títulos de corto plazo en pesos que rinden más del 25% anual son la mejor opción. También, como siempre, los fondos de inversión que permiten ganar las mencionadas tasas en pesos y salir en 72 horas si se quiere recuperar el dinero o dolarizarse.
El plazo puede parecer excesivo si se genera una corrida contra el peso, pero parece difícil que ocurra y en todo caso si se produce parece difícil que sea exitosa actualmente. Porque el Gobierno tiene herramientas —entre otras aumentar la tasa de interés— para contenerla. Pueden existir subas y bajas espasmódicas del blue y, seguramente, se dará un ajuste del dólar oficial del cual inversores y ahorristas pueden cubrirse apostando a los fondos de inversión y bonos dólar link, que reflejan en su precio toda suba del oficial.
Asimismo, y relacionado a estos temas, hay quienes se preguntan cómo conviene invertir si en el año 2016 se mantiene el actual status conflictivo con los fondos buitre.
Evidentemente semejante situación es un freno al ingreso de préstamos del exterior a una tasa más o menos similar que el país paga actualmente, y a dicha dificultad se suman algunas restricciones como el cepo cambiario, dificultades para girar utilidades al exterior o dolarizarlas, etc.
Y si el mencionado cuadro se mantuviera a mediano plazo probablemente el precio de los bonos tanto soberanos como corporativos se verá más castigado.
Por tanto quienes apuesten a ese escenario les conviene estar lo más líquido posible en dólares a la espera de hechos políticos, no palabras, que ratifiquen el rumbo actual de tratamiento de los temas conflictivos mencionados. En ese momento podrían comprar hoy títulos soberanos nacionales, provinciales, etc. a precios más baratos que los actuales.