El rechazo a la última propuesta de la ?troika? obtuvo el 61% de los votos. Los líderes de la Eurozona celebrarán mañana una cumbre extraordinaria para evaluar cómo seguir
Tras una semana frenética de corralito, controles de capital y advertencias por doquier de una posible salida de la zona euro, los griegos desafiaron ayer a toda Europa con un mensaje contundente contra más ajustes.
El rechazo a la última propuesta de los acreedores de la deuda griega (FMI, BCE y CE), que contemplaba una nueva tanda de recortes y suba de impuestos, fue mucho más abrumador a lo esperado: el «No» pregonado por el primer ministro griego Alexis Tsipras obtuvo el 61% de los votos con el 95% escrutado, en un referéndum que se tornó clave para los destinos de Grecia y el euro. Ahora Europa deberá definir su respuesta.
El sólido resultado representa una victoria decisiva para el gobierno de izquierda de Syriza que encabeza Tsipras, pero pone a Grecia en un terreno desconocido, en que se arriesga al aislamiento financiero y político en la zona euro y a un colapso de su sistema financiero si los acreedores se niegan a entregar ayuda.
«El referéndum de hoy no tiene vencedores ni vencidos. Es una victoria en sí misma. Demostramos que la democracia no puede ser chantajeada», dijo Tsipras en un mensaje televisado. «El mensaje que me dio hoy el pueblo no es un mandato de ruptura. Mañana reiniciaremos la negociación. Nuestra prioridad es el funcionamiento del sistema bancario», agregó. Con este fuerte respaldo ?reflejado en los miles de griegos que ayer se volcaron a las calles de Atenas a festejar? el gobierno griego intentará ahora lograr que los acreedores acepten su demanda de que cualquier nuevo acuerdo sea menos asfixiante e incluya una reestructuración de la deuda. Para justificarlo apelará incluso a un informe reciente del propio FMI, donde se reconoce que la deuda griega es «insostenible» y que tarde o temprano el país necesitará una quita.
«Con este valiente ?No? que ha pronunciado el pueblo griego, mañana extenderemos nuestra mano a los acreedores. Llamaremos a cada uno de ellos para buscar un compromiso», declaró Yanis Varoufakis, el ministro de Finanzas griego.
Los socios de Grecia en la UE no tardaron en reaccionar. Los primeros en hacerlo fueron la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Francois Hollande, quienes dijeron estar de «acuerdo» en que «hay que respetar» el revés del referéndum griego y se reunirán hoy a evaluarlo. La respuesta común europea podría llegar mañana, cuando todos los líderes europeos celebrarán una cumbre extraordinaria.
El presidente del Parlamento Europe, Marin Shulz, había advertido antes de la votación que incluso aunque ganara el ?No?, los europeos «no dejarán caer» a los griegos y se les cursaría préstamos de emergencia.
Sin embargo, algunos políticos europeos se mostraron menos conciliadores.
«Con el rechazo a las reglas del euro (…) las negociaciones sobre un programa de miles de millones de euros son prácticamente inconcebibles», dijo el ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, un socialdemócrata que es parte de la coalición de gobierno.
Aunque la economía de Grecia representa apenas 2% del PBI y de la población de la Unión Europea, una salida del país (?Grexit?) ya sea por defualt o asfixia económica supondría un enorme golpe para el prestigio del bloque y de una moneda única ?el euro. Eso, sumado a un posible contagio a otros países de la unión monetaria.
Por lo pronto Grecia no perdió tiempo y ya hizo sus primeras movidas. Varufakis se reunió anoche con los principales banqueros del país a fin de cursarle al Banco Central Europe (BCE) que aumente la provisión de liquidez de la banca griega para que las entidades puedan volver a reabrir sus puertas mañana, aunque no está claro que eso pueda cumplirse.
Grecia fue el primer país europeo en registrar una crisis de la deuda durante la crisis financiera mundial de 2008. La deuda era del 107% del PBI en 2007 y pasó a 177% en 2014 (317.000 millones de euros).
Un primer rescate de 110.000 millones de euros fue aprobado en 2010 por la UE, el BCE y el FMI, junto a un plan de austeridad drástico. En 2012 llegó un segundo rescate, combinando 130.000 millones de préstamos suplementarios, una quita masiva de la deuda privada, a cambio de más austeridad.
El pago del último tramo de este rescate de 7.200 millones de euros estaba fijado para el 30 de junio de este año pero Grecia no pagó y convocó al referéndum.
En estos cinco años, los efectos de la austeridad se hicieron sentir: entre 2010 y 2013, la renta media por habitante cayó más de 3.000 euros y el desempleo se cuadruplicó (7,8% en 2008; 27,5% en 2013), cifra que en el caso de los jóvenes menos de 25 años llega a 60%.
Ante esta situación, los griegos dieron ayer el mensaje inequívoco de querer dar un volantazo. Europa ahora tendrá que evaluar los costos y beneficios de permitirlo.