Refleja el efecto del creciente desequilibrio de las finanzas públicas. La actualización con los compromisos pendientes ya supera el 53,7% del PBI que tenía en la crisis de 2001
El informe de la Secretaría de Finanzas de la Nación resalta que «durante 2014, Argentina ha continuado dando pasos en el proceso de regularización de sus relaciones financieras internacionales, luego de los canjes de 2005 y 2010, y de regularizar las deudas con las empresas que habían obtenido laudos firmes en el CIADI en 2013, en 2014 se logró un acuerdo con la empresa Repsol por la estatización del 51% del paquete accionario de YPF y se alcanzaron acuerdos de refinanciación de la deuda que se encontraba impaga desde 2001 con 16 países que forman parte del Club de París».
Sin embargo, poco dice el análisis oficial de las causas que determinaron que a posteriori de esos convenios la deuda pública experimentó una descontrolada carrera alcista, habida cuenta de que saltó del equivalente a u$s198.900 millones al cierre de junio de 2014 a u$s221.700 millones, esto es, 9,4% en dólares en un semestre, equivalente a u$s22.800 millones, de los cuales se desagregaron en cancelaciones netas por u$s3.100 millones con acreedores internacionales e incremento de u$s25.900 millones en el mercado interno.
Sólo indica el trabajo de la secretaría que conduce Pablo López que «el incremento respecto del cierre de 2013 se explica principalmente por las colocaciones netas de títulos y letras, junto al efecto de las ya mencionadas acciones tendientes a la normalización de pasivos (destacándose el acuerdo alcanzado con la empresa Repsol y con los acreedores que conforman el Club de Paris). El 77% del aumento se explica por deuda intra sector público. Este incremento fue parcialmente compensado con las variaciones en los tipos de cambio».
Sustentabilidad sólo relativa
Y como ya es hábito en el relato oficial, Economía remarca que «el nivel de deuda actual se trata de un nivel sustentable, alcanzado producto del proceso de desendeudamiento y de normalización de pasivos llevado adelante desde 2003. En los últimos 6 años se logró incluso continuar con este proceso en el marco de activas políticas implementadas con el fin de mitigar los efectos de la crisis internacional».
Sin embargo, poco repara en que, pese al exitoso canje de deuda de 2005 y 2010, la deuda pública total era a fines de diciembre de 2014 casi u$s100.000 millones más elevada que en el piso poscanje de u$s126.500 millones en junio de 2005 y u$s60.000 millones más elevada que cuatro años antes. Y menos aún que más de un quinto del creciente endeudamiento nominal tuvo lugar en los últimos seis meses del año recientemente concluido.
Y para los amantes de las relaciones con el PBI la actualización de la serie de la Secretaría de Finanzas dio cuenta de que por tercer año consecutivo el endeudamiento del sector público en su conjunto creció respecto al año anterior, pasando de un mínimo de 33,3% en 2011 a 35,1% en 2012; se acrecentó a 38,8% en 2013 y ahora subió a 43 por ciento.
Incluso, si se tiene en cuenta el creciente déficit de las cuentas públicas, el agotamiento de la capacidad de financiamiento con emisión espuria del Banco Central, más los atrasos acumulados en los pagos a proveedores del estado y la negativa a honrar fallos internacionales adversos, más deuda contingentes con jubilados por sentencias en firme y en trámite, no son pocos los economistas que estiman que la deuda pública ya se aproxima a u$s300.000 millones equivalente a un PBI «inflado», por el atraso cambiario que se estima entre 30% y 50%, del orden de 60% del PBI, esto es muy superior al 53,7% que se registraba al momento del colapso de la convertibilidad en diciembre de 2001.