La caída en el precio internacional de la soja, el aumento de los costos y las retenciones parecen conformar un combo al que se suman los bajos incentivos a vender por el atraso cambiario. A la vez, la creciente brecha que separa el dólar oficial del paralelo influye en forma sustancial a la hora de comercializar la soja. Cifran expectativa en un ajuste cambiario del próximo gobierno
El debate sobre el futuro del tipo de cambio parece haber desembarcado en el sector agrícola. Y son los conocedores de este sector quienes plantean un escenario que se vuelve más complejo a medida que pasa el tiempo y se acerca la fecha de las elecciones presidenciales.
Es que a pesar de que una parte importante de la cosecha de soja se ha vendido, en el sector estiman que una gran parte, casi hasta el 40% de esa cosecha, podría ser retenida por exportadores y productores (especialmente aquellos con espaldas financieras) a la espera de un ajuste en el tipo de cambio. De fondo el escenario mueve a inquietud: en los últimos 12 meses el tipo de cambio depreció el valor del peso en un 12% a razón de 1% mensual y en lo que va del año ese guarismo asciende a 8%. Con una inflación que en los últimos 12 meses supera para los privados el 24% pero que arrastra un escenario de mayor apreciación en términos reales, quienes se dedican a la producción agrícola-ganadera han visto una fuerte merma en su rentabilidad. De aquí se desprende que, a pesar del salto productivo que vivieron las economías regionales en la última década, los últimos años han sido de desaceleración y hasta caída de la actividad económica al contar con insumos más caros en dólares y un precio internacional que ha venido perdiendo nivel.
Los datos del ministerio de Agricultura dan cuenta que, hasta ahora, un 56% de la cosecha se ha vendido a exportadores e industriales. Y si bien una parte de esa comercialización podría quedar “atrapada” en los silos hasta nuevo aviso, es en el restante 44% que algunos analistas cifran sus dudas. «Por supuesto que seguirá comercializándose la cosecha pero una parte muy importante que podría llegar al 40% preferirá esperar a ver si el próximo gobierno encara en sus primeros meses una política de ajuste del tipo de cambio», sostiene un experimentado analista del sector. En la práctica, esto podría traducirse en u$s 8800 millones que podrían no entrar en las reservas hasta que pasen las elecciones producto de un 40% de las 61 millones de toneladas que tuvo la cosecha de soja en la Argentina. El cálculo que apunta a la brecha es el siguiente: bajo las cotizaciones actuales la caída en el precio internacional promedia 25%, el productor que vende su cosecha no sólo debe vérselas con la caída de la cotización de la soja, sino también con las retenciones.
Esto impacta en el precio de la tonelada, ya que si bien el precio internacional roza los u$s 365, cuando se aplican las retenciones esa cotización disminuye a u$s 236. A ello se suma que, bajo la cotización oficial del tipo de cambio, lo $ 9,17 transforman esa tonelada exportada en $ 2169. «Si un productor quisiera volver a dolarizarse al menos en parte, debería pagar 145% más para conseguir los mismos dólares que vendió en el mercado. La brecha lo afecta y le saca incentivos», sostienen en la City. La escalada del blue en los últimos días podría adormecer esas ventas. Es que con una brecha del 60% entre la cotización oficial y la paralela, los incentivos para vender son escasos. «Habrá muchos que venderán porque no tienen resto financiero, pero están quienes apuestan no sólo a una reducción de la brecha, sino también a un ajuste en el tipo de cambio a partir de la asunción del nuevo gobierno».