Pasados ya algunos días desde las PASO, a los inversores les conviene pensar cuáles serían los posibles escenarios durante los casi dos meses que faltan para las elecciones generales -más otros 35 días si hay segunda vuelta- y cómo defender sus portafolios en consecuencia.
El horizonte de tiempo mencionado es casi una eternidad para nuestro mercado, acostumbrado a pensar de aquí a pocas horas, y que por otra parte refuerza su sesgo ”devaluatorio“ debido al ”superdólar“, la devaluación brasileña y la actualísima pérdida de valor del yuan preanunciada en nuestra columna del 3 de agosto.
Ante este panorama, aquello que hoy desvela a los operadores en forma unánime es cuánto se devaluará el peso en los próximos meses y, por tanto, si el actual valor del blue es caro o barato. La primera respuesta a boca de jarro para esa pregunta es que el precio del dólar blue hoy tiene un fuerte componente de incertidumbre financiera reinante -antes que por cuestiones de la macro- y que parece se acentuará hasta que el nuevo ocupante del sillón de Rivadavia empiece a gobernar efectivamente y se puedan vislumbrar cuáles serán sus medidas económicas más allá de las palabras dichas en campaña electoral.
Sin embargo, algo que sí prometen por lo bajo ambos candidatos -a velocidades diferentes, quizás- es moderar los gastos del Estado tanto actualizar de las tarifas de los servicios públicos y algún buscar algún tipo de arreglo con los holdouts en camino a obtener préstamos en los mercados globales.
Ante estas expectativas que, insistimos, salvo la velocidad, parecen comunes a los dos candidatos, es que subieron las acciones de las empresas vinculadas con energía en la Bolsa de Buenos Aires y también mejoraron algo las cotizaciones de los títulos públicos. Es decir, corrección sin euforia; tendencia que se mantendrá razonablemente hasta después de las elecciones por lo menos. Por tanto, el primer mensaje para el inversor es: si por alguna razón algún título o acción en los próximos días ”pica en punta“ y trepa su valor, sería bueno pensar en llevarse las ganancias, hacerse del efectivo y esperar para volver a entrar.
¿Por qué? Debido a que las rápidas subas y bajas llegaron para quedarse al compás de los rumores de la política y, ya se sabe, que en el medio hay espacio para ganarse una diferencia.
En cuanto al dólar existe consenso en que la corrección se hará, pero una devaluación grosera tiene pocas chances de existir. ¿El precio del blue tiene aire para subir? En la macro local poco cambió en las últimas semanas, pero el escenario internacional ayuda a sumar inquietud. Por tanto, el valor de la divisa americana tiene un alto componente de temor y el valor de esa variable es imposible cuantificarla.
Sin embargo, parecería un precio razonable el de hoy si se quiere conservar la divisa a mediano plazo, pero, de corto, cuidado porque puede comprarse caro.
Y en cuestión de rendimientos, la competencia al aumento de precio de la divisa estadounidense la marca el rendimiento de algunos bonos en pesos, que prometen rentas cercanas al 28% anual.
Y también queda espacio para ver qué pasará con la tasa de interés, sobre todo al recordar la necesidad de fondos que tiene el Gobierno para asignar al pago de los Boden XV en octubre por aparte de la porción que sacará de las reservas del BCRA. Cuál es el techo de dicha tasa o cuántos inversores estarían dispuestos a canjear los Boden por Bonar 24 es una incógnita que el mercado develará.
Mientras tanto, volvemos al principio, la incertidumbre prevalece aunque tal vez ya se sabe que, por lo que dicen los candidatos presidenciales con mayores chances, las diferencias económicas entre ambos parecen de instrumentación antes que de fondo.
Por otra parte, el contexto internacional por venir con la caída de actividad en China, bajas en los precios de los commodities y la guerra de monedas deja, prácticamente, poco margen de maniobra ante la urgente necesidad de hacer crecer la economía y sostener el empleo.