La falta de buenas perspectivas de cara a la próxima campaña fue el motivo por el cual la siembra de trigo cayó un 24% respecto de la 2014/2015. El cierre del mercado interno y una apertura externa a cuenta gotas, generó que muchos productores cambien su estrategia comercial y opten por irse a la cebada.
Las estimaciones difundidas ayer por el Ministerio de Agricultura mostraron que se sembraron 4 millones de hectáreas, muy por debajo de las 5,3 millones del año pasado. El mismo todavía no tuvo en cuenta las áreas afectadas por las lluvias, con lo cual se espera una caída aún mayor cuando finalice la cosecha.
Los problemas de comercialización del trigo pasan por la cuotificación para exportar el cual generó distorsiones en los valores. Por esto la exportación paga por debajo del precio real de mercado. Esto beneficia a la molinería que compra barato. Su efecto se ve en las panaderías en donde el kilo de pan se mantiene estable desde octubre del año pasado. La bolsa de harina de 50 kilos tras haber tocado los $400. Hoy se paga a 150 pesos.
Sin embargo, esto perjudicó al primer eslabón de la cadena. Fuentes oficiales reconocieron a este diario que “habrá una importante reducción” dado no sólo por la pérdida de rentabilidad sino también porque el productor se encuentra con la “limitante de no poder hacer otro cultivo”. Por eso algunos como en el 2012/2013, se pasaron a la cebada que no tiene retenciones y pese a que a enero de 2016 esta 7 dólares por debajo del trigo.
El problema no termina ahí. El exceso de agua en los campos del norte de Buenos Aires y centro y sur de Santa Fe, “con anegamiento de lotes emergidos y recién sembrados”, no sólo dará más pérdidas sino que muchos presentaran enfermedades ocasionando baja calidad. Por lo pronto, el cereal del sudoeste bonaerense se mantiene en condiciones buenas.