• Las expectativas se dispararon con fuerza en el inicio de este mes.
• En el Rofex, prevén que se acerque a los $ 13.
El manejo de la política cambiaria empieza a generar cierto vértigo entre los inversores del exterior. Las mayores presiones que parece sentir el Banco Central en su mesa de dinero, con fuertes ventas de dólares (u$s 240 millones en dos días), una suba más acelerada del tipo de cambio (al 19% anual) y pocas señales de que la tendencia vaya a revertirse alteraron la percepción que tenían sobre el tamaño de la devaluación que presumen que deberá hacer el próximo Gobierno en sus primeros meses de gestión.
El dólar esperado para los próximos doce meses, en el mercado de futuros de Nueva York, se disparó de $ 13,25 a $ 15,15 desde la semana pasada hasta ayer y se distanció aún más del que está previsto por los operadores a nivel local (el Rofex), que está fuertemente intervenido por el Banco Central (ver infografía). La suba pronosticada por esta plaza de derivados para el tipo de cambio en la Argentina pasó así del 42% anual al 62% anual. El salto profundiza, de este modo, lo que es desde hace tiempo una convicción entre empresarios y banqueros: que el tipo de cambio se acelerará a partir del 10 de diciembre, con el nuevo presidente en funciones, para compensar el atraso cambiario que se acumuló a lo largo de estos años.
En el sistema financiero suelen esmerarse en resaltar las exageraciones o sobreestimaciones que surgen del mercado de futuros de Nueva York respecto del local. Ven sus precios como malos predictores del tipo de cambio porque, con la administración que lleva adelante el Banco Central, finalmente nunca quedan convalidados por la realidad. «Normalmente el diferencial que tienen los NDF de Nueva York con los contratos a futuro del mercado del Rofex está explicado por el riesgo de desdoblamiento local, lo que no es muy claro. Siempre que hay mayor incertidumbre doméstica estos precios se separan, y especialmente a partir de los tres meses; después, con el mercado más acostumbrado a las malas noticias, se vuelven a acomodar», analizó el economista Javier Marcus.
Con el Rofex, los aciertos son mayores: sus precios actúan como buenos predictores del tipo de cambio porque el Central logra mantenerlos bajo control con fuertes intervenciones en el mercado (ventas en los contratos de cada posición), y al mismo tiempo, ayudado por el cepo cambiario y a costa de malvender reservas, tiene poder para determinar una paridad relativamente estable sobre el dólar en el mercado al contado.
El dólar a futuro está completamente intervenido a nivel local y ofrece, de este modo, una atractiva oportunidad para inversores y ahorristas que confían en un fuerte ajuste cambiario en 2016. Para evitar que se disparen las expectativas de devaluación, el Central ofrece contratos de dólares a aquellas empresas que hoy quieren comprar divisas por temor a que se encarezcan cuando deban hacer una importación o pagar una deuda. Como no pueden hacerlo en el mercado cambiario, en donde el único vendedor a $ 9,34 es el Gobierno, el organismo de Vanoli les ofrece suscribir un contrato en pesos a un valor levemente más bajo que el que ellas prevén, que les asegura ser compensadas en caso de que el tipo de cambio se dispare.
Así y todo, el repunte que se vio en estos días en los contratos de dólar a futuro en Nueva York no deja de ser sugestivo y mirado con atención en el sector bancario. Una de las principales autoridades de una entidad extranjera radicada en el país relató ayer su preocupación a este diario: por el menor ingreso de divisas de las exportaciones, la mayor incertidumbre política y la desconfianza en la gestión actual, el Central ya parece forzado a vender al menos u$s 100 millones por día desde hoy hasta las elecciones. No hay razones para pensar que la dinámica vaya a revertirse en septiembre, y lo más probable es que el organismo deba desprenderse de otros u$s 2.000 millones de sus reservas a lo largo del mes. La cifra se sumará a los u$s 1.600 millones que ya perdió por la misma razón durante el mes pasado y sólo podrá ser disimulada con nuevo endeudamiento externo. Si esta dificultad continúa, el Gobierno deberá acelerar aún más la devaluación actual y ajustar fuertemente las tasas de interés. La primera afectada será la actividad.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=807000